El domingo pasado me di una vueltica por el mercado municipal de Girardot, el que está ubicado en la calle Santos Michelena con bulevar Pérez Almarza. Estaba a la búsqueda de azúcar y me dirigí a una bodeguita que siempre tiene (no sé si bachaqueada o importada, pero no es de marca y la venden al detal, bien cara por cierto). Al preguntarle al vendedor si tenía, me contestó lo siguiente: "Esta semana son las elecciones, por lo tanto habrá inspecciones, y por ese motivo no se está trayendo azúcar".
No sé qué pensarán ustedes, pero para mí ya es el colmo del descaro. Los comerciantes inescrupulosos le han buscado la caída a todo acto gubernamental destinado a combatir la guerra económica y los ciudadanos de a pie estamos en la más absoluta indefensión ante estos desmanes. Por otra parte, los sueldos y salarios se pauperizan a ritmo acelerado. El salario mínimo, por ejemplo, actualmente fijado en Bs 177.507,44 según Gaceta Oficial Nº 41.269, con fecha 1 de noviembre de 2017, apenas alcanza para comprar un cartón de huevos que se ubica ya, a precio de guerra económica entre los 150 y 170 mil bolívares.
Es necesario señalar que a medida que se acercan procesos electorales, los factores de derecha que manejan los hilos de la inflación inducida aceleran el incremento de precios en productos esenciales para las venezolanas y los venezolanos. Estos aumentos de productos ocurren día a día, y a veces hora a hora, producto de la guerra económica que sigue haciendo estragos en los bolsillos del pueblo, especialmente de los más humildes.
La situación se ha tornado alarmante. No están atacando por diferentes flancos y por donde más nos duele: alimentación, medicinas, transporte, repuestos de vehículos, entre otros, son las áreas que más sufren arremetidas. El gobierno, el pueblo, la unión cívico-militar, todos juntos, debemos tomar acciones contundentes antes de que a esto se lo lleve quien lo trajo. Por ahora, la orden es resistir y lo estamos haciendo como héroes y heroínas de la patria. Pero la pregunta de todas y todos es ¿hasta cuándo podremos aguantar esta locura?
