A propósito de ser ciego

El Aissami dijo la verdad: tengo “gran poder adquisitivo”

Tareck El Aissami dijo la verdad: tengo gran poder adquisitivo. ¡Claro! Para eso desde tiempos del control de cambio, bautizado con el nombre de “cadivismo” por Nicolás Maduro, he sido parte de la creación de empresas de maletín, que me han permitido, junto con “funcionarios” llenarnos los bolsillos de dólares, o sea,  enriquecernos de manera “legal” según nuestras leyes, porque al final la cúpula jurídica ha validado mis métodos de actividades financieras y empresariales.

Tareck El Aissami dijo la verdad: tengo gran poder adquisitivo. ¡Claro! Ante la escasez de alimentos y medicinas que tiene este país, porque el gobierno no puede dejar de pagar los bonos de deuda externa a nuestros socios los capitalistas de Wall Street, nos vamos cada fin de semana al exterior a comprar lo que necesitamos para nuestras despensas. Para eso tenemos nuestras aeronaves de última generación, o sea, así será nuestro alto poder adquisitivo,  que estamos entre las 10 naciones que más compramos jets privados, de esos marca Gulfstream 450, cuyo valor supera los 40 millones de dólares, aunque la Organización de Naciones Unidas (ONU) diga con su “falso positivo”, que somos la nación cuya pobreza es la que más se ha incrementado en los últimos años.

Tareck El Aissami dijo la verdad: tengo gran poder adquisitivo. ¡Claro! Aquí en mis funciones como ministro, presidente de empresas públicas, cúpula de otros “poderes” de un Estado resquebrajado, militar en funciones civiles, o “representante” de Venezuela como embajador o cónsul, he podido realizar todas las negociaciones que he querido sin tener contraloría que supervise mis actos o quiebra de esas “instituciones”. Es más,  el propio contralor ha dado hasta el ejemplo del “nepotismo positivo”, al contratar a toda su prole en espacios claves de su despacho, pues, nosotros tenemos que seguir con acciones que nos reporten importantes ganancias para nuestros bolsillos, sin olvidar que bajo aquella máxima de “sin tetas no hay paraíso”, tenemos que amoldarle los cuerpos a nuestras consortes e incluso suegras, todo por cuenta de ese alto “poder adquisitivo” que “ganamos”  como servidores de la “patria”.

Tareck El Aissami dijo la verdad: tengo gran poder adquisitivo. ¡Claro! Desde las funciones mencionadas, imposible que me desplace en metro, autobús,  o camionetica por puesto. En cada presupuesto del espacio que controlo en el gobierno, siempre habrá una partida para comprar una camioneta último modelo con marca del imperio norteamericano o japonés. Además que sea blindada, porque mi linaje no puede arriesgar que mi sangre “revolucionaria” sea atacada por los malandros y asesinos que a diario malogran a esa gentuza que en mis discursos tengo que llamar por demagogia como “pueblo”.

Tareck El Aissami dijo la verdad: tengo gran poder adquisitivo. ¡Claro! Mis hijos asisten a escuelas y liceos privados. Esa vaina de “escuelas o liceos bolivarianos”, el propio ministro de “educación”, me ha dicho que no sirven para nada, porque además que no tienen materiales, ni comida, esos bichos raros que trabajan allí, es decir, esa plaga de maestros con esos sueldos miserables que tenemos que pagarles se han convertido en otros muertos de hambre. Eso sí, las instituciones privadas para las que van mis hijos son las que están en los sitios más excéntricos de la ciudad y con las instalaciones más faraónicas, es decir, los colegios de la burguesía.

Tareck El Aissami dijo la verdad: tengo gran poder adquisitivo. ¡Claro! Cuando mis familiares o yo, tenemos algún problema de salud, inmediatamente nos vamos para las más suntuosas clínicas privadas. Esa vaina de ambulatorios, hospitales, o centros de diagnóstico integral (CDI), no son para nosotros quienes ganamos en dólares o tenemos siempre nuestros saldos con más de ocho ceros a la derecha.  Los miserables, es decir, la mayoría de esas mujeres  que se vayan a parir a sus muchachos en cunas de cartón, o los hombres que sean atendidos en esas salas de “emergencia” que parecen las cloacas del rio Guaire.

Tareck El Aissami dijo la verdad: tengo gran poder adquisitivo. ¡Claro! Cada vez que existe un “asueto” que me permita descansar ante mi exigente trabajo, me voy a pasar vacaciones en cualquier parte del país o mejor del exterior, (sí es un crucero por el Caribe, mejor) donde me hospedo en hoteles de máximo lujo,  cuyo costo por habitación diario,  supera los cinco o seis meses de salarios mínimos que pagamos en Venezuela, sin contar los gastos por comidas, bebidas y alquiler de vehículos, y por supuesto, mis escoltas.

Tareck El Aissami dijo la verdad: sólo una cúpula de ellos tiene gran poder adquisitivo. ¡Claro! La mayoría del pueblo quienes ganamos escasamente salario mínimo, no sólo debemos afrontar las dificultades propias para comer y encontrar los medicamentos que puedan garantizar nuestra vida, sino que además vemos el cómo este gobierno se ha convertido en la más putrefacta bazofia política de toda nuestra historia. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.

 



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Javier Antonio Vivas Santana

Más de 6 millones de lecturas en Aporrea. Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar. Dr. en Educación (UPEL). Maestría en Educación, mención Enseñanza del Castellano (UDO). Lcdo. en Educación en las menciones de Ciencias Sociales y Lengua (UNA). Profesor de pre y postgrado tiene diversas publicaciones y ponencias internacionales acreditadas y arbitradas por editoriales, universidades e instituciones de España, Rusia, Estados Unidos, Alemania, Francia, y naciones de América Latina.

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