Evolución de la corrupción

 Los paros organizados por la oposición a partir del año 2001 representaron un sacrificio económico para la clase comercial que se sumó a los mismos, producto de la presión a la que se vieron sometidos, como parte de la participación en una acción por la eventual caída del gobierno.

El cénit del sacrificio de los comerciantes lo representó el Paro Patronal del año 2002, el cual se extendió hasta el año 2003 y de allí continuó produciéndose intermitentemente hasta el año 2014 a través de la generación inducida de escasez y desabastecimiento. Mientras el descalabro de la clase comercial se producía, en alguna parte del mundo se devanaban los sesos pensando en una estrategia que mitigara la pérdida económica de la burguesía Guipúzcoana venezolana y que, al contrario, les permitiera obtener grandes ganancias a expensas del sacrificio de otros.

En los años siguientes se montó un laboratorio en Venezuela para hacer de experimentos de tipo ensayo-error para ir evaluando los resultados. En el Zulia se lanzó un globo de ensayo a través de la figura de los bachaqueros, aprovechando la cercania con la Goajira colombiana que proveia una mano de obra que, al no poseer escrupulo alguno, facilitaba el desarrollo de la estrategia comercial sin mayores riesgos. Aunque el plan había sido exitoso en lo local, existían serías dudas acerca de su efectividad a gran escala, ya que para ello necesitarían de grandes masas proclives al ejercicio de una acción ausente de valores y principios.

La bonanza petrolera y con ella la gran apertura a las divisas que se abría para cualquier clase de venezolano, fue el salón de clases que necesitaban los pacientes diseñadores para enseñar didácticamente al criollo de a pie a obtener beneficios con un mínimo esfuerzo, pero también con un mínimo de escrúpulos. De esta manera les enseñarían a grandes masas sobre sus derechos a reclamar divisas, acerca de estrategias de cambio, los dotaron paulatinamente​ de tarjetas de crédito, los llevaron a pasear al extranjero, los alojaron en buenos hoteles, los enseñaron a "raspar", a partir de cuya última lección tendríamos a los "marginales" graduados de truhanes.

La caída del Estado sin embargo pudo evitarse con la caída abrupta del ingreso petrolero y con el cierre del chorrito que aún quedaba goteando. Así las cosas, quedamos con una población ávida de ingresos fáciles y de una catadura moral que dejaba mucho que pensar, por lo que sería capaz de intentar a través de otros métodos, la incursión en el campo comercial sin necesidad de hacer inversión alguna. La puesta en práctica de la estrategia intentada en el Zulia, entonces, se extendió por todo el territorio nacional a partir del año 2014 ahora con una mano de obra nacional dispuesta a lo que sea con tal de generar los altos ingresos que el agotamiento de las divisas les había negado.

El resto es historia: la clase comercial​ Guipúzcoana obtiene muchisima más riqueza porque coloca todo lo que negocia, porque no podemos decir que lo produzca, a los intermediarios, cuando no directamente al bachaquero, prescindiendo incluso de la necesidad de tener un negocio abierto, lo que le permite ahorrarse una cantidad de dinero grande en personal y los consecuentes pagos de tributos. Finalmente, una asociación de opuestos (burguesía Guipúzcoana y marginales bachaqueros) es la que tiene al venezolano al borde de la locura. Acabar con alguna de estas puntas podría reflejarse en el mejoramiento de la calidad de vida de los venezolanos.



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Héctor Acosta Martínez

Profesor Universitario jubilado. Graduado en Historia. Especialista en Programación Neuro-Lingüística.

 elecoeco@gmail.com

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