Una muralla de protección ante el contrabando de extracción

"Para bachaco, chivo, y para chivo empalizá'

Cuando las sociedades de países vecinos agotan sus relaciones diplomáticas, o las normas que de estas van surgiendo para beneficio de esos países son insistentemente burladas por personas inescrupulosas en atención a sus personales intereses no necesariamente convenientes para ninguno de las sociedades involucradas, entonces se acude a la vigilancia policial y/o militar. Estas dos formas de protección han sido aplicadas por Venezuela para corregir el tráfico comercial tanto lícito como ilícito que se realiza por las fronteras Zulia-Colombia, Colombia-Táchira, y Colombia Barinas, Colombia-Apure, Venezuela-Guyana, y Brasil-Amazonas. Los puntos de acceso terrestre más importantes entre Colombia y Venezuela se dan entre las poblaciones de Ureña-Cúcuta, San Antonio del Táchira-Cúcuta y Guarero (Zulia)-Maicao.

Por supuesto que parte de esas fronteras tiene como linderos algunos tramos fluviales donde las líneas imaginarias son la parte media y longitudinal del río fronterizo.

Algunas de esas líneas fronterizas siguen en discusión o no son definitivas porque los países vecinos argumentan derechos todavía no coadmitidos por los querellantes.

Pero, en la actualidad parte de esas largas fronteras son el escenario de una Guerra económica que coyunturalmente responde a intereses políticos.

La política económica del Estado venezolano, dirigida a satisfacer las necesidades básicas alimentarias y afines de las mayorías, las de su población más desasistida durante la pasada república, aplicada mediante subsidios , está siendo ataca por una inflación inducida en la cual el llamado contrabando de extracción con la república de Colombia no sólo anula los efectos positivos de esos descuentos de precios correspondientes a los bienes ilícitamente traficados, sino que no están llegando a esa población a la que originalmente están dirigidos los subsidios que se han convertido en el jugoso negocio de semejante contrabando, ni llegando al resto de los consumidores de mejor poder adquisitivo.

Es esa contraproducción de esa política de subsidios la que no sólo está acarreando una evidente carestía de los bienes de la cesta básica para todos los venezolanos, sino que impide el oportuno y adecuado abastecimiento de tales productos para los mismos hogares de los consumidores a quienes tales subsidios buscan favorecer con precios mínimos pero con el abastecimiento del caso.

Debe ir quedando claro que, si fracasan las recientes medidas de vigilancia y control fronterizo binacional recientemente coadmitidas por los gobiernos de ambos Estados, debería ir pensándose en el levantamiento de una Muralla venezolana para todas nuestras fronteras terrestres en tierra firme. Además. con semejante y larga muralla se iría dando empleo a muchos venezolanos y colombianos durante varios años.



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Manuel C. Martínez


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