Prioridad de la cualidad ante la cantidad

Conozca la Corrupción probabilística

Una cosa es clarísima, aunque para algunos resulte oscura:

Quien mucho abarca, poco aprieta, dice un viejo apotegma, un viejo consejo popular, según esa sabia manera de expresar las verdades más realistas al alcance sólo del pueblo frente a las subjetivas apreciaciones individuales. Este aserto no invalida la inverosimilitud que representa el suceso de que la opinión subjetiva de alguna persona pudiera coincidir con la del pueblo; sólo se trata de coincidentes valores medios.[1]

 

Dialécticamente, en cada lucha unitaria uno de los 2 contrarios predomina sobre el otro; por eso hay lucha. Lo contrario sería la muerte misma de la unidad correspondiente. El balance o equilibrio es sólo una invención idealista, valga el pleonasmo, o una aspiración de crecimeinto geométricamente asintótico. El icono favorito de la Jurisprudencia y de la Abogacía es y debe ser una balanza con platillos en lucha o desequilibrados porque sólo así gana razón de ser el ejercicio del Derecho, puesto que tal desbalance supone una que otra querella entre algunas partes de la sociedad involucrada.

 

En materia policial o de seguridad ciudadana suele dependerse de la revisable convicción de que debe haber una relación cuantitativa entre la densidad de una población y el número de agentes policiales, supuestamente, a fin de garantizar una mayor eficiencia policial. Eso no es del todo cierto. Valdría más menos policías eficientes en calidad de servicios, responsabilidad vigilada y efectiva que policías crecidos en cantidad, y susceptibles de desviaciones corruptas.

 

La razón de esta presunción descansa en valores estadísticos. A mayor cantidad de policías, de funcionarios públicos en general, mayor probabilidad de que entre esos agigantados universos     existan corruptos en potencia, lábiles que nunca faltarán ni podrán evitar las tentaciones diabólicas de las que la derecha suele echar manos, máxime cuando respiramos todavía en una atmósfera saturada de valores inmorales propios de todo sistema burgués, o aburguesado como es el que todavía y por ahora sigue cohabitando aquí.


[1] Humilde ejemplo: por ahora, la fisiología de mi organismo es tal que las farmomercancías que hasta ahora he consumido ante algunos síndromes presentados, es tal que con la primera dosis ya siento mejoría, y esta se presenta con alta viabilidad.

 

 



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Manuel C. Martínez


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