¡Adiós, obsoletas lecciones!

La vieja concepción mercantil y precapitalista ha trascendido hasta los tiempos modernos. Es una verdadera rémora anticientífica bien archivada en las bibliotecas del apologismo burgués que sirven de soporte a la Economía vulgar, bien llamada así por Carlos Marx cuando cayó en la cuenta que de que, después de los clásicos, la Economía manejada por sus discípulos no aportaban un ápice al verdadero conocimiento científico del origen de la riqueza.

El súmmum de estancamiento y desviación aberrante de esa seudociencia lo representan y mantienen en vigencia los enceguecidos y tarifados discípulos marginalistas o mengerianos, con sedes muy aplomadas y duraderas en las bibliotecas de las universidades más acreditadas, según ellos mismos, y así vendidas por ellos y hasta por sus egresados poco despiertos  de los países coimperialistas.

Siguen en ese orden de oscurantismo racional los administradores, los contadores y técnicos de Economía, suerte de Ingenieros y todólogos manualistas dedicados al estudio y magnificación de los valores de uso, a los que terminan por confundir con los valores de cambio, en su tozudo intento por connegar la explotación del obrero asalariado por parte del comprador de mano de obra.

Así, según la Contabilidad burguesa, el costo del salario es asentado al lado del coste de los medios materiales de trabajo, de las materias primas y junto a otros conceptos de costo a cuyos totales les atribuyen un carácter igualmente productivo, unos costos o insumos diferenciables sólo cuantitativamente y sólo rentables por compraventa.

Eso ocurre tal cual, como si se tratara solamente de comprar mano de obra a un precio dado para revenderla por otro superior, es decir, como si se tratara de comprarla durante un tiempo diario-suerte de alquiler del obrero para que haga tal o cual cosa, tal o cual valor de uso-tal como hace el fabricante cuando compra otros insumos complementarios como máquinas, materiales y materias primas diversas.

La concepción comercial impone, pues, la reventa con sobreprecio de costo de todos esos componentes del costo total correspondiente al volumen de la producción, luego de que se haya transformado la materia prima en otro tipo de valores de uso, listos para esa reventa. Así las cosas, el capitalista invierte un dinerito en la compra de máquinas y otros medios de producción afines y termina vendiéndolos a un precio mayor. Entonces, compraría la fuerza de trabajo por la cuantía del salario y a este revendería por otra cuantía de dinero superior al monto salarial. Sería lo mismo que el capitalista[1] hace y el contador asienta en los libros: Compra la materia prima por x precios y asienta por un precio de venta causado montante a (X0 + algo por concepto de ganancia estimada). Compra mano de obra que paga con salarios al precio X1 y lo revendería al precio (X1 más algo estimado como ganancia).Y así con los demás insumos productivos.

 Pero eso no es así porque entonces, sería peor para el comerciante y el apologista que defienden esa contabilidad. Entonces está claro que se trataría de un rico y de sus representantes quienes no sólo explotan o se lucran con la mano de obra, sino también con el patrimonio de esos otros empresarios que le proporcionan los demás insumos de su empresa. Sería un fabricante poliexplotador.

 No, no es así: este capitalista sólo explota a sus respectivos asalariados, capitalista que cuando se industrializa y tiene más poder económico comienza a trasegar plusvalía de los demás colegas, pro este trasiego no es producto de reventa, sino de competencia de mercado a fin de formarse los llamados “precios de producción” y más concretamente, “precios mercantiles” [2]. En consecuencia lógica: el salario o la fuerza de trabajo se "venden” pero no se revenden[3].


[1] Aquí, entiéndase por capitalista al testaferro, administrador y contables involucrados en la empresa del caso, en su condición de encargados de activar todas las operaciones de la empresa. El rico se limita a anticipar el dinero del financiamiento. Es así, y no logramos asimilarlo bien por cuanto en tiempo muy atrás, no se había alcanzado la despersonalización de las funciones capitalistas de parte del adinerado comerciante metido a fabricante.

[2] Véase Manuel C. Martínez M. PRAXIS de EL CAPITAL

[3] Decimos venden y revenden porque cuando pagamos con dinero o en especie podemos decir que estamos vendiendo esa porción de dinero, o trocándolo, por otro bien que tiene igual precio de venta.

 



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Manuel C. Martínez


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