En Foco

El padecimiento de un enfermo crónico en la Venezuela actual

 

"A veces estoy tan cansada con esta situación de los medicamentos, que pienso que morirse es lo menos malo que le puede tocar a uno" (Carmen La Cruz, diabética)

El Centro de Estudios de la Realidad Latinoamericana (CER-Latinoamericana) en esta nueva entrega de "En Foco" escuchamos las opiniones y testimonios de personas que padecen o tienen un familiar con alguna enfermedad crónica. El conversatorio esta vez estuvo integrado por seis personas de edades que oscilan entre 27 y 73 años de edad (una de ellas además con el testimonio de un familiar, paciente renal, recién fallecido) y estuvo dirigida fundamentalmente al tema de la escasez de medicinas.

"Ser un paciente crónico es una condición muy agotadora. Uno se aferra a la vida y se prepara para cumplir las indicaciones médicas, entre la que está el tratamiento con medicamentos. Yo, por ejemplo sufro de diabetes e hipertensión y no puedo cumplir con el tratamiento de manera regular. Me paso el tiempo buscando los medicamentos o mis hijos me los compran a precios impagables para mi maltratado bolsillo". Así inició su conversación Martin Venavente, de 57 años de edad.

Diversos estudios demuestran que la importación de medicinas ha sufrido una drástica reducción en los últimos años. La ausencia de medicinas responde al recorte sufrido en la capacidad de importación desde el año 2013 y que se fue agravando a medida que los precios del petróleo bajaron, aunado al hecho de que el gobierno ha decidido priorizar el pago de una deuda de la cual no se ha determinado ni su legalidad ni legitimidad.

"Yo tengo diabetes, mi esposo sufre de Parkinson y mi hermano falleció hace dos meses; él era paciente renal y lo que hemos soportado con esta escasez de medicamentos es demasiado. Mi esposo más nunca pudo tomar las medicinas completas. El Mirapex no se encuentra desde hace más de dos años. El sinemet o stalevo lo conseguimos esporádicamente o cuando mis hijos pueden obtenerlo a través de amigos que los traen de afuera, pero ahora es más difícil porque ya la gente no viaja. Eso le trajo como consecuencia que se cayera y sufriera una fractura que lo mantiene en cama desde hace un año. Mi hermano era trasplantado renal y rechazó el riñón a causa de la falta de medicamentos, luego estaba dializándose y a veces no podía cumplir con las mismas porque no podía llegar a causa de las guarimbas. Finalmente, se infectó con hepatitis en las máquinas de diálisis y se murió. Era aún un hombre joven, apenas había cumplido 57 años una semana antes de morirse… se cansó de tanta vaina…a veces la gente se cansa…" dice con la voz quebrada Noemí Matamoros de 73 años de edad, su testimonio en el conversatorio, expresan tres casos afectados por la falta de medicamentos en una sola familia.

Medicinas de alto costo desaparecieron del IVSS

La otra cara de la moneda es la ausencia de medicinas de alto costo en el Instituto Venezolano del Seguro Social (IVSS), la irregularidad en los medicamentos o la total ausencia de algunos afecta a enfermos de cáncer, hemofilia, lupus, esclerosis múltiple, Parkinson, hipertensión pulmonar, diabetes, hepatitis, insuficiencia renal, HIV, trasplantados, entre otros.

"Yo sufro de artritis en la columna y no consigo la medicina para el dolor. Ya a veces pienso que voy al Seguro Social como una rara costumbre, pues siempre la respuesta es la misma "No hay". Los primeros meses salía hasta llorando de la rabia y la impotencia, ya ahora es una suerte de resignación la que tengo". Dice Carlos Terán de 65 años de edad.

Los inventarios de medicamentos de alto costo presentan una desaparición del 75% de los tratamientos, según cifras dadas por Codevida, lo que ocasiona que en Venezuela no se le pueda prestar una atención mínima para los padecimientos crónicos.

Bárbara, como se hace llamar Ricardo Díaz de 31 años de edad, quien es transgénero y padece de HIV expone en el grupo focal "Yo tengo un tratamiento con Saquinavir y Ritonavir, ese a cada rato desaparece del IVSS. Yo fui testigo de la muerte de un paciente que estaba hospitalizado conmigo en el hospital Algodonal porque se complicó al no poder cumplir el tratamiento".

Marcos Piñate de 47 años, tiene 6 años sufriendo de diabetes insípida, "El medicamento llega de manera intermitente. Yo tomo Minirin Desmopresina, que es muy costoso. Es decir, que dependo completamente del Estado para poder cumplir el tratamiento, cuando no lo tengo, la vida se me vuelve un papelillo porque es lo que nos evita que nos deshidratemos y descompensemos. A veces pienso que no tengo escapatoria. He pensado en irme del país, pero con mi condición dudo que pueda trabajar para comprar una medicina que es muy costosa en cualquier parte del mundo. Yo soy de los que digo que la ciencia avanza pero el bolsillo de uno no, por eso dependo del Estado para mantener mi tratamiento".

"Yo tuve cáncer y me curé, sin embargo debo cumplir un tratamiento con una ampolla llamada Herceptin para no recaer y he tenido que incumplir los ciclos porque en muchas oportunidades no hay la medicina. Vivo angustiada. Yo tengo fe y mucha fuerza y estoy determinada a no recaer, pero a veces a uno le ataca la angustia. Yo quiero vivir, ahora es que me falta hacer muchas cosas en esta vida", relata Ismelda Bello de 27 años de edad.

Medicina Today

"En las farmacias muchas veces se consiguen los medicamentos y uno inmediatamente siente una alegría de tísico, pero ¿qué pasa? Que los medicamentos se consiguen a precios de dólar paralelo, que es en la realidad el dólar que manda y rige la encomia de este país. Los hijos míos me dicen que a las farmacias deberían ponerle Medicina Today porque el precio cambia como el dólar, todos los días", dice, impresionantemente de buen humor, Carmen La Cruz de 67 años.

"Los diabéticos ya no nos cuidamos. ¿Y cómo? si el glucofage y el humulín están desaparecidos desde el año pasado. Uno se cuida con ramas y un camión de fe". Afirma y agrega que "igual pasa con los antihipertensivos".

Así la realidad de los pacientes con enfermedades crónicas quienes expresan con sus argumentos que las probabilidades de curarse son pocas ya que no tienen posibilidad de cumplir sus tratamientos, por lo menos de manera regular.

En la carrera por conseguir los medicamentos, sobre todo los de alto costo para las enfermedades crónicas, los pacientes han tejido una especie de red de solidaridad. Se donan los medicamentos sobrantes cuando alguien fallece. Por lo general, esos contactos se hacen a través de las redes sociales.

Por supuesto que para quien padece una enfermedad crónica o es trasplantado de algún órgano, es inconcebible que el gobierno venezolano haya rechazado la ayuda internacional en materia de salud.

"Maduro debería pasarse por un hospital"

Maduro debería pasarse por el IVSS y por los hospitales para que se dé cuenta que la falta de medicamentos no es mentira y que además vea nuestra desesperación cuando nos dicen que no hay medicamentos. Creo que esa es la única forma que el presidente se sensibilice con respecto a este tema. Esto es más allá de lo político, este es un tema humano", dice Bárbara.

"La verdad es que desde que me enteré que tengo HIV vivo intentando en no pensar en la muerte, sino en vivir con calidad de vida y para eso necesito mi tratamiento completo. Es insoportable el pensamiento de la muerte que me ataca cuando no los tengo rnis manos". Culmina diciendo Bárbara.



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