Mariscal Sucre...ni discursos demagógicos ni golpes de pecho

Dedicatoria: a la memoria de Joel Atilio Cazal, camarada de la patria grande.

OTRO 3 DE FEBRERO…Este día nace el Mariscal Sucre. (3-2-1795) (4-6-1830). Fecha para ratificar el compromiso con quien en vida fue uno de los más leales y consecuentes amigos del Libertador Simón Bolívar, quien refiriéndose a su personalidad señaló: “ El General Sucre es el Padre de Ayacucho: es el redentor de los hijos del sol, es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro al imperio de los Incas…La posteridad representará a Sucre con un pié en el Pichincha y el otro en el Potosí, llevando en sus manos la cuna de Manco-Capac y contemplando las cadenas rotas por su espada”. ( Relación de la Vida del General Sucre.Lima,1825). Tan querido y estimado por el Liberador, cuando se entera de su muerte exclamó: ¡Santo Dios. Se ha derramado la sangre de Abel.

La gloria y la grandeza de Sucre han trascendido y cada hijo de esta pequeña parte de la patria grande lo lleva en su corazón como símbolo de esperanza. Por este motivo hay que recordarlo todos los días con el ánimo y el entusiasmo de quienes estamos aportando nuestro granito de arena en la construcción de una patria libre y soberana. Sucre fue un sabio y caballero de batallas necesarias. Se trataba de liberar pueblos oprimidos y por esa causa se le quiere y venera en toda esta América sureña, y de manera especial en Bolivia y Ecuador.

COMPROMISO DE TODOS LOS DÍAS… Un gobierno revolucionario no solamente debe ser consecuente con recordar a sus libertadores. Mucho más. En el caso concreto del estado Sucre hay muchas deudas pendientes con el Mariscal. No puede considerarse un detalle poco importante que a esta altura de la historia no sepamos exactamente el lugar preciso de Cumaná donde nació. Hipótesis van y vienen. Una esquina del Liceo Sucre se asume como un lugar de tanta relevancia histórica. Una placa y el descuido del lugar, rodeado de vendedores de perro caliente y chicha es el calibre para saber de que están hechos los gobernantes de ayer y hoy. Menos mal que sus pasos y el casquilleo de su caballo recorren día y noche el centro de la ciudad para advertir su presencia, que algunos han pretendido ignorar. Que nadie se equivoque con la memoria y el legado del Mariscal Sucre, quien a esta altura de la historia no aceptará discursos demagógicos, ofrendas ni golpes de pecho. El respeto a su memoria y a su grandeza es trabajar con honestidad y tesón por el pueblo que lo vio nacer.

juan_azocar@hotmail.com


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Juan Azócar


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