Simetría de la Represión Política

Esto es un hecho: Las sociedades donde y cuando ha mandado un régimen
totalitario y represivo contra sus adversarios políticos han sido sociedades
cuyos habitantes viven en paz, aunque el valenciano escritor Pocaterra haya
dicho que "prefería una "libertad peligrosa a una esclavitud tranquila".

La seguridad ciudadana parece quedar automáticamente garantizada en y sólo
en la medida que los gobiernos apliquen medidas severas contra sus enemigos
y contrarios políticos. Dan demostraciones de su severidad contra quienes no
se ajusten a sus intereses y uno de estos es precisamente el orden público.

Los ejemplos venezolanos hablan por sí solos: El presente gobierno acusa los
más altos índices de inseguridad ciudadana, ante lo cual poco le falta para
confesar que ha quebrado en esa materia, a pesar de toda la onerosa
publicidad maquillada que exhibe a diario en todos los medios a su alcance.


De más atrás observamos cómo durante el largo y cruento régimen del Dictador
Juan Vicente Gómez no llegó a faltar el pan en la mesa diaria de las
familias trabajadoras, y los ciudadanos podían dormir en las calles con
faltriqueras cargadas de morocotas y nunca policía ni transeúnte alguno
osó arrebatarle su bolsa.

Lo mismo podemos afirmar del régimen de Marcos Pérez Jiménez, y también más
recientemente sobre los oprobiosos regímenes de adecos y copeyanos. Cuando
Rómulo Betancourt y Raúl Leoni hubo muchos desaparecidos, ajusticiados y
torturados, pero en paralelo y simétricamente el resto de la sociedad no
politizada ni fanatizada por partido político alguno sino la gente honesta y
trabajadora vivió en paz.

Pero, desde que en nuestro país se instauró el régimen de Carlos Andrés
Pérez, quien había comandado los frentes de torturadores en condición de
Ministro Policía y servil de Betancourt y de Leoni, empezó a bajar el
índice de desparecidos y con ello aparejadamente la justica cedió ante la
delincuencia común.

Fue así cómo y cuándo arrancó en Venezuela la presente era donde desde
hace más de tres décadas las familias no pueden dormir ni transitar por
calles, carreteras ni plazas públicas, salvo que lo hagan con el corazón en
la mano. Secuestros de todo tipo, atracos, asesinatos cotidianos, corrupción
policial y pare de contar. Todo un paquete de inaseguradores de la vida e
intranquilizantes, particularmente durante el la presente Administración
Pública.

Se trata de un gobierno ultrablandengue con sus supuestos enemigos
políticos. Efectivamente, ha amnistiado a quienes le dieron un Golpe de
Estado, ha perdonado a quienes vinieron a matar al Presidente, llevó a
comer helados a unos menores adiestrados en prácticas de sicariato. Sigue
perdonando la vida de saboteadores petroleros y a banqueros inescrupulosos,
a todo tipo de guarimberos, a una iglesia irreverente y vulgar, pero
particularmente no logra enfrentar eficazmente la corrupción burocrática ni
la delincuencia común puesto que simétricamente tampoco resulta severo ni
con sus propios enemigos.

Es lo que podríamos llamar la simetría de la seguridad ciudadana. ¿Acaso la
Represión y mano dura contra el contrario político necesariamente se
apareja con una paz para las familias restantes? De de otra manera la misma
blandenguería política se está traduciendo simétricamente en blandenguería
a favor del hampa común.


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Manuel C. Martínez M.


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