Es posible una intervención norteamericana en Venezuela?


En política es importante hacer una caracterización correcta, o al menos, lo más próxima a la realidad que nos circunda. Un diagnóstico lo más preciso posible de los distintos sectores sociales y económicos, sus partidos, tendencias y visiones predominantes, así como de la superestructura estatal y del gobierno son necesarios para adoptar la política más adecuada a las circunstancias.

En la actualidad, para los sectores populares, para los trabajadores y las organizaciones políticas y sociales que apoyan el proceso revolucionario que vive el país, es necesario y urgente elaborar un análisis de la coyuntura que nos permita tener un conocimiento lo más exacto posible de la realidad política y de su eventual evolución. Debemos precisar la situación económica del país, así como la dinámica de las clases sociales, en particular de la burguesía y sus tendencias internas; la situación política en el seno de la Coordinadora Democrática, los sectores que predominan y la política que se privilegia. A su vez, es necesario comprender las relaciones de estos sectores con el imperialismo norteamericano, así como es de imperiosa necesidad entender la dinámica actual del mismo a escala global; sus procesos internos vis a vis la situación de la economía y el proceso electoral; sus relaciones con las demás potencias y los problemas que confronta en otros escenarios –Irak, Medio Oriente, América Latina.

Del análisis de los factores antes mencionados, y otros que seguramente se nos escapan en este momento, podemos aproximarnos a entender las tendencias predominantes en el seno de los sectores golpistas nacionales, así como de parte del imperialismo. Y es así como podemos precisar la política que de común acuerdo estos están privilegiando en la actual coyuntura, y las formas y métodos que se utilizarán para llevarla a la práctica.

Desde el encendido discurso antiimperialista de Chávez el pasado 29 de marzo, algunos sectores políticos del país, así como también intelectuales de la región, como es el caso de Heinz Dieterich, han planteado con insistencia la posibilidad, supuestamente inminente, de una intervención directa de Estados Unidos en el país. No vamos a profundizar aquí en los elementos que justificarían este planteamiento, pero sí consideramos pertinente hacer algunas consideraciones al respecto.

En primer lugar, no debemos prepararnos para una intervención de los Estados Unidos, en rigor, esta comenzó haca bastante tiempo, y se ha expresado en las constantes declaraciones de funcionarios de la administración Bush opinando sobre cuestiones políticas internas. Pero también se puso de manifiesto durante el golpe de abril de 2002 y durante el paro sabotaje petrolero. Esta intromisión permanente en los asuntos internos del país se ha concretado, además, en el apoyo económico a diversas organizaciones y partidos integrantes de la Coordinadora Democrática. Recientemente se hizo público el apoyo financiero a Súmate por parte del National Endowment for Democracy.

En segundo lugar, la intervención del imperialismo en la vida política interna de un país, puede adquirir variadas formas y expresiones. No siempre tiene que ser directa, a veces es encubierta, y para ello se utilizan distintos mecanismos. Tampoco debemos esperar siempre una intervención militar, en realidad, este es el último nivel de la escalada, el más complejo y de difícil concreción. Sólo se produce en una situación extrema y no está determinado por consideraciones estrictamente militares, sino por razones políticas, de oportunidad y de urgencia. Por otra parte, dentro de la intervención militar pueden existir distintos grados de involucramiento, que pueden ir desde la participación directa de asesores militares hasta una mayor o menor presencia de tropas y de recursos en el territorio, por supuesto, pasando por diferentes posibilidades intermedias.

Dadas las consideraciones anteriores, se nos plantea entonces definir la política privilegiada en la actual coyuntura por el imperialismo y sus aliados golpistas de la Coordinadora Democrática.

Ante la pregunta: ¿es posible una intervención norteamericana en Venezuela? Nosotros responderíamos: “Sí, y esta ya está en curso”. Cabría entonces precisar el carácter y la forma que asume hoy esa intervención. Desde nuestro punto de vista, el cual hemos expresado antes en distintos artículos, la política que hoy privilegia el imperialismo norteamericano en Venezuela para liquidar el proceso revolucionario que vivimos se concreta a través de la presencia del Centro Carter y la OEA en el país, específicamente en todas las instancias técnicas y de control de calidad del Consejo Nacional Electoral. Para los golpistas de la Coordinadora Democrática como para el imperialismo, el objetivo es sacar a Chávez del poder como forma de abortar el proceso de cambios por el que atraviesa el país, para ello han utilizado distintas tácticas. Habiendo sido derrotados tanto en el golpe de abril de 2002 como en el paro-sabotaje petrolero, gracias a la poderosa movilización de los trabajadores y el pueblo, a estos no les quedó otra opción que utilizar los mecanismos legales y constitucionales, nos referimos a la posibilidad de convocar un referéndum revocatorio contra el Presidente. Sin embargo, esto no significa que ahora se van a someter a la majestad de la ley, por supuesto que no. Ya esto quedó en evidencia durante los días de la llamada “guarimba”. Cuando sea necesario utilizarán la violencia, y harán trampas y cometerán fraude como lo hicieron en la recolección de firmas para solicitar el referéndum. Es decir, sólo en apariencia estarían aceptando los mecanismos y las fórmulas democráticas. En todo caso, estas estarían supeditas a su objetivo cierto: sacar a Chávez y liquidar el proceso revolucionario. Esta táctica que hoy adopta el imperialismo la hemos denominado “contrarrevolución democrática”. Es decir, el imperialismo continúa su intromisión en los asuntos internos de Venezuela, a través de sus agentes nacionales, aporta recursos económicos y logísticos, y utiliza al Centro Carter y a la OEA dentro del CNE como herramienta contrarrevolucionaria e intervencionista, pero ahora, por no quedarle más remedio, a través de la utilización de mecanismos legales establecidos en la Constitución. Esta caracterización que hacemos nos la confirma un informe reciente de Stratford Intelligence, en el que se señala: “el movimiento opositor en Venezuela ha perdido su fuerza tras haber perdido importantes batallas políticas con el gobierno en los últimos dos años, como el paro petrolero, por ejemplo. Ahora la estrategia es remover al presidente Chávez de su puesto a través de un referéndum revocatorio”. Efectivamente, la injerencia norteamericana continúa pero ahora adquiere características más sofisticadas y sutiles, adaptadas a la realidad política y a las debilidades que hoy tiene la oposición golpista. Esto no significa que alguna otra forma de intervención más directa y violenta no se pueda concretar en el futuro, dependiendo de la evolución de los acontecimientos. Esto último podría incluir un golpe de estado, que no creemos factible a corto plazo. Tampoco excluye que en la aplicación de esta táctica que hoy privilegia la eventual convocatoria a un referéndum, se puedan utilizar formas violentas de presión como en su momento fue la “guarimba”.

Pero, entonces, ¿debemos prepararnos para una inminente intervención militar norteamericana? No, no creemos que esto sea viable a corto o mediano plazo. Pero, en cualquier caso, esta siempre es una carta que el imperialismo tendrá bajo su manga. El momento político nos impone enfrentar la intromisión imperialista impidiendo la concreción de un nuevo fraude que conduzca a un referéndum revocatorio. La lucha amtiimperialista y política que los trabajadores y el pueblo deben entablar se expresa en evitar que los “reparos” se conviertan en una nueva forma de megafraude, así como ligar esta lucha al combate contra la impunidad.

Miguel Angel Hernández Arvelo. Profesor de la Escuela de Sociología de la UCV y miembro de la dirección nacional de Opción de Izquierda Revolucionaria (OIR)
miguelaha2003@yahoo.com


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Miguel Angel Hernández Arvelo

Profesor de Historia en la UCV y miembro del comité impulsor del Partido Revolución y Socialismo. Como marxista, Hernández aboga por el definitivo rompimiento con el capitalismo en Venezuela y por la construcción del socialismo.


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