Pura Vanidad

La UCV reaccionaria en tiempos de revolución

El chillido de los estudiantes de oposición, al que malamente llaman “el movimiento estudiantil venezolano” algunos medios de comunicación internacional, como es el caso de CNN en español, al parecer viene menguando en fuerza, en contraposición a la subida de los numeritos que favorecen a la opción del Sí, para los comicios del próximo 15 de febrero a favor de la enmienda constitucional que se ha propuesto para la reelección presidencial, de gobernadores y otros servidores públicos.

Pero es no es para menos. Da verdadera pena escuchar a los estudiantes de las universidades que adversa al gobierno y que según “luchan” y no sabemos con certeza ¿por qué luchan?.

Es tan pobre el argumento y tan pueril la consigna, “no es no”, que efectivamente es la frase que decimos a nuestros niños cuando los reprendemos por alguna mala acción. Que poca imaginación.

Rememoro mis años de estudiante y no veo un punto de encuentro con aquellos años cuando la UCV era mi segunda casa. Que orgullo era ser estudiante de ese hermoso recinto, venido a menos, no sólo por el simplista panorama político que allí se respira, sino por la decadencia de pensamiento que expresan algunos de sus alumnos y docentes.

Mi percepción del gran maestro, que siempre fue de admiración y respeto, ha quedado huérfana. Aquella omnisciencia del conocimiento que se albergaba en esa instancia y que emanaba a cada encuentro con profesores y estudiantes, de mi UCV, es ahora tan solo un recuerdo.

Mi UCV, un recinto de historia y sueños se ha convertido en un nicho de seudo líderes estudiantiles y profesores superfluos. Quedarse en el panfleto de “NO a la reelección indefinida” y el punto de la “alternabilidad” es casi una ofensa a los seres pensantes, oigan bien a los seres pensantes.

Allí, en mi UCV al parecer murieron las ideas excelsas, de igualdad, fraternidad y solidaridad, que al menos defendían algunos profesores idealistas y que se traducía en la cátedra, leyendo y estudiando a pensadores de todos los tiempos.

Pero es que allí, las elites docentes nunca bajaron la guardia, hablo de aquellos que fueron cómplices de líderes de partidos políticos decadentes. Por años los hijos de los que más tenían acaparaban el cupo en la UCV y hasta la fecha, creo, los profesores tienen garantizado el cupo para sus hijos. No es que sea malo, pero sí excluyente.

Mientras que los jóvenes estudiantes, los más pobres tenían menos opción de incorporarse a esa casa de estudios, por muy diversas razones, esa es una verdad que se sabe desde hace muchos años. La UCV daba mayor opción de entrar a los que más tenían.

Era la época de los profesores adecos, copeyanos y también los había de izquierda, quienes no pasaban de la retórica y así convivían, a pesar de sus divergencias. Eso sí casi siempre haciendo alarde de su sapiencia e intelectualidad y sobre todo negándose a “la alternancia”, ya que algunos de sus decanos, directores y demás autoridades han podido estar en sus puestos hasta casi la ancianidad.

Entrar en ese círculo de profesores de la UCV u otras prestigiosas universidades, era un reto para los jóvenes aspirantes a profesores. No era fácil tener un chance en el relevo docente, a pesar de “los concursos”. Ni siquiera optar a un cargo Ad Honoren era posible fácilmente.

También era conocida la supuesta venta de cupos e incluso se hablaba de los casos de corrupción administrativa. Y mejor no hablar del deterioro de tan bellos espacios, áreas verdes, infraestructura e inseguridad. Terrible, pero eso parece no tener prioridad.

Y por si fuera poco tampoco los profesores le dan valor a los esfuerzos hechos en todos estos años para saldar los inmensos pasivos laborales que tenía la UCV y habían dejado los anteriores gobiernos, cuando eran permanentes las huelgas por falta de pago u otras razones, que fueron bíblicas en la historia de la IV República. No es tan inmaculada esa abadía universitaria.

Así nuestra querida UCV se quedó aislada y limitada al control de un grupo de docentes influyentes, algunos apoyados, apadrinados, un grupo con “estirpe” y con un alumnado hecho a su medida. Que parecida a la Pdvsa de la meritocracia.

Para entender un poquito tendríamos que hacer memoria y recordar cuan difícil era conseguir un cupo en la UCV u otras universidades, y más aun para estudiar medicina u otras prestigiosas carreras. Incluso existió el comité de los alumnos sin cupo. La población venezolana crecía a paso desmesurado y los recintos universitarios se hicieron exclusivos, excluyentes y alienantes. A la UCV aspiraban estudiantes de todo el país.

Si bien es cierto que gente humilde lograba incorporarse a la UCV, muchos saben que no era la mayoría. Así la historia fue llevando a esa casa de estudios, que fue privilegiada por su diversidad y en especial tendencia a desarrollar el pensamiento critico, de análisis, de izquierda, de avanzada, de vanguardia, pasando a ser una universidad sosa, elitesca y más que nunca vacía, sin pensamientos ni propuestas tangibles.

El Aula Magna dejó su brillantes para la confrontación política, para hacinar grupúsculos antichavistas o regodearse de su propia agenda cultural y social .

Mis reflexiones sobre mi UCV avivaron cuando vi con tristeza como Globoterror intentaba lograr captar alguna escaramuza en el auditórium de la escuela de arquitectura de la UCV, en donde estaba el señor alcalde Antonio Ledezma y otros de sus alcaldes, en un foro, en defensa del No a la emnienda. Ello indica que el engalanado Alcalde Mayor, quizás ahora considera que esa casa de estudios es una tribuna a su causa. Y pensar que en tiempos de la IV república no lo habrían dejado ni entrar, cuando la mayoría del estudiantado de la UCV no se dejaba comprar, porque tenía su propia dirección y menos por políticos tan desprestigiados. Incluso, para cualquier personaje era un reto ir al Aula Magna, hasta los artistas, si estos no estaban ganados a las causas sociales del mundo, ese público estudiantil, el de mi UCV, los abucheaba o los sacaba del auditórium. Eran tiempos memorables aquellos.

Volviendo a Globoterror. En ese foro de Ledezma al parecer incursionó un joven y por alguna razón, quizás gritó alguna proclama en contra y produjo lo que esperaban algunos, que se alebrestara el recinto. La periodista de Globoterror reportaba “era un joven que estaba armado”, aunque preciso que “ no le vio ningún arma” cuando lo detuvieron, que un grupo que corrió tras él, lo alcanzaron y luego fue entregado a las autoridades allí presentes.

Mientras esas provocadoras escenas eran exhibidas en Globoterror y la periodista reportaba lo que se le ocurría, se notaba que el canal buscaba, apetitosamente, que los jóvenes ucevistas se caldearan- para conseguir el lomito de la noticia del día- pero sólo se pudo ver a unos cuantos estudiantes buscando la puerta de salida. Algunos iban, como es lógico, asustados.

Y vino entonces a mi memoria, aquellos días del 11, 12 y 13 de abril de 2002, cuando miles de personas, salieron a las calles, bajaron de los cerros, urbanizaciones, de todas partes y se iban a pie hacia el Palacio de Miraflores. Los elocuentes videos de esas imágenes son parte de la historia.

Esos días del Golpe de Estado del 11 de abril de 2002, a la gente no la detenía nada, no los atemorizaba nadie, iban a paso acelerado, con un valor infinito. Y sin carreritas para atrás, como tiende a hacer la oposición cuando se desgana, el pueblo chavista, por el contrario, no retrocede a la hora de la verdad.

Mientras Globoterror buscaba calentar la UCV, el presidente Hugo Chávez, en imágenes de VTV, conversaba telefónicamente con una señora; “Emma”, al parecer anciana, quien le explicaba su problema puntual, y él tubo la paciencia, como casi siempre en casos de los más necesitados, de conversar con ella más del tiempo que podía, girando instrucciones para auxiliarla con la premura que la dama necesitaba. Y dijo “hay que dar más al que menos tiene”

Por esas circunstancias como las descritas, aunque parezca trivial, mientras la oposición busca la violencia, a costa de lo que sea, con su Globoterror a la mano, Chávez sigue su trabajo y como no se priva de su autenticidad estaba haciendo lo suyo, ayudando a una anciana necesitada.

Por ello las encuestas en este momento le dicen Sí al presidente Hugo Chávez. Porque mientras él, sin montajes, y sale de su corazón, espontáneamente, se ocupa y preocupa de un necesitado, uno de millones, el canal Globoterror monta su comiquita con el “movimiento estudiantil”. !Que raya!.

Con un “Chávez vete ya” y un “no es no”, el mentado “movimiento estudiantil” opositor, obviamente alentado por cabezas calientes radicales de todas las calañas, no va influir en la mayoría de los venezolanos, quienes precisamente por años clamaron el derecho a estudiar, a tener una oportunidad de vivir más dignamente. No es como muchos aseguraban “que a las personas de los ranchos le gustaba vivir así”. Hasta allí llegaba el no querer entender la necesidad y la realidad del otro.

No todo será perfecto en esta revolución, pero el presidente Hugo Chávez, sin duda, ha calado hasta los tuétanos de los más sesudos, para ponerlos a pensar, a repensar la forma de hacer política, de gobernar, debatir, confrontar, de idear un modelo político, de desarrollo, más igualitario y humano.

Y como hasta ahora no hay respuesta del lado opositor, ni siquiera un líder que se mida con Chávez, por tal razón sienten el terror al triunfo del SI en las elecciones por la enmienda constitucional. No tienen contrincante de su talla.

Es por ello que al saberse vencidos de antemano con el Sí a la enmienda, según dicen algunas encuestas, estos últimos y tristes episodios que hemos visto con el desinflado grupo de estudiantes opositores, que animan a la violencia en la calle, sólo ratifica la desesperación de la derecha radical, que se sabe perdida y busca el desorden público porque es la única salida ante la carencia de propuestas concretas y por el poco tiempo que les queda, para revertir la tendencia favorable al SI.

Esa oposición debe saber que la democracia es precisamente dejar que la gente elija a quien quiera y cuando quiera. Cuando al pueblo venezolano no se le cumple, sin duda, un mal gobierno es castigado y hay experiencias, una muy elocuente fue la caída de Carlos Andrés Pérez, a quien nadie respaldó cuando su propio partido lo hizo trizas.

A los estudiantes incendiarios les diría, sin animo de darles consejos, porque la derecha fracasada debe ser experta en esa materia, como es agitarlos para la violencia, encender el Ávila, hacer guarimbas, montar show en Globovisión, a cuenta de lo que sea, a pesar de ello, les diría, que en lugar de marchar por las calles pavimentadas de la gran ciudad, agarren cerros, barrios, caseríos y trabajen con la gente, con los venezolanos que han ignorado por siglos sus mentores y que le muestren, expliquen, vendan su propuesta de país. Que olviden un poco salir en la pantalla y recuerden que Chávez sólo necesitó un minuto para conectarse con el pueblo cuando dijo su famoso “por ahora”.

Quizás así, solo así, viéndolos tomar en serio la política, las necesidades del pueblo y no solo el querer un cargo público, sino demostrando voluntad de servicio, repito, sólo así, viéndolos en voluntariado, trabajando por los niños y las niñas de mi patria, por los ancianos, las madres desamparadas, los desvalidos, los necesitados en nuestras barridas y pueblos, aportando, sumando su florido conocimiento, quizás tendría sentido llamarles “movimiento estudiantil”.

Hasta los grupos más radicales en política, tienen un pensamiento y un proyecto de nación. En Palestina Hamas muere por su pueblo y no son precisamente un puñado de incultos.

Por eso no se entiende esta oposición venezolana, que utiliza el mejor recurso, sus jóvenes, que no saben ni por qué marchan, ni por qué gritan consignas despreciativas, ni por qué pelan los dientes como perros rabiosos cuando ven una cámara de televisión, por supuesto, que no sea su Globoterror.

Sí creo que los estudiantes, opositores o no, tienen derecho a disentir, a protestar, a expresar sus necesidades, pero repito, con un auténtico y coherente movimiento de estudiantes, progresista, educado, culto, con conciencia política, que además debería luchar por sus reivindicaciones (cosa que no hacen porque al parecer poco les importa el deterioro de la UCV), pero que luche además por el bienestar de todo un pueblo, porque la superficialidad de conciencia se les nota.

No queremos héroes pero queremos patriotas, no queremos mártires pero queremos valientes, no queremos traidores porque queremos hermandad.

Porque lo que hemos visto hasta ahora, con ese debilucho “movimiento estudiantil” de oposición, marionetizado por algunos oportunistas, es sólo eso… pura vanidad.

Leonjudi@gmail.com Periodista


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Judith León

Periodista e internacionalista.

 Leonjudith@gmail.com

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