¡¡Eeeso nooo seee haaace!!

Este año, 2.008, se constituyó en Venezuela lo que predice será un gran partido político, esta organización fue bautizada con el nombre de Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, y su nacimiento se basó en los fundamentos de no utilizar los métodos antidemocráticos que vinieron usando los partidos políticos tradicionales; los cuales en la actualidad están en un período preagónico. El primer paso dado por los promotores del PSUV fue el de pre inscribir a sus militantes y un poco después consultar a toda aquella gente para elegir su directiva, de manera que en aquel momento el partido se considera formado con un extraordinario número de miembros y una dirección política que deberá dirigirlo; todo aquello fue algo inédito. La costumbre para la creación de una organización política era la de hacer una reunión con unos 20 rebuscados asistentes, aprobar un acta constitutiva y entre ellos mismos nombrar su directiva; luego aquellos directivos recorrían el país solicitando adeptos para la formación de su partido político.


Hasta aquí el PSUV parecía ser diferente a la forma usual de manejarse los partidos políticos venezolanos, pero entonces al aparecer la oportunidad se postular precandidatos para participar en las elecciones para gobernadores y alcaldes, de los 15 directivos principales del PSUV se postulan 8 y se da un evento electivo interno para la escogencia de los candidatos del partido a participar en la justa electoral regional y local. Claro que en esta segunda selección interna, efectuada unas cuantas semanas después de que estas 8 personas fueron elegidas para formar parte de la dirección del partido por la misma militancia que ahora votaría de nuevo, no podía haber sorpresa en cuanto a su escogencia; estas 8 personas estaban seguros de que serían los candidatos del partido para la competencia electoral que se venía encima. Aquí se puede observar como operó un obvio ventajismo y por tal razón esa escogencia fue una aberración, pues aquellos 8 militantes directivos utilizaron como trampolín la condición de pertenecer a la dirección nacional del partido PSUV.


Este sistema de competición interno, desleal y abusivo, no es el más apropiado y por lo tanto estatutariamente debería existir el que durante un determinado tiempo la persona designada para ejercer un cargo se le impida optar a otro cargo, pues si una organización política lo que quiere es conformar un cuadro de dirigentes capaces, que entre ellos exista la debida coherencia y que sean todos unos abnegados trabajadores en la búsqueda del mayor beneficio para el partido, allí tiene que imperar un amplio aporte democrático, no permitiéndose se establezca un “cogollo” que imponga sus caprichos; pues aquello puede significar que el futuro sea bastante oscuro para la novel organización política. Por consiguiente, cuando una persona ofrece su nombre para ser escogido como integrante de una organización, al ser electo no debe aprovechar esa embestidura para utilizarla como trampolín y entonces aspirar casi inmediatamente a otro cargo, por cuanto el votante primario se sentirá engañado al haberlo escogido para que desarrollara determinada actividad, por tal circunstancia no es digno que el electo deseche su elección primaria para entonces aspirar otra posición; aun cuando el otro destino le parezca mucho más apetecible por sus prebendas de tipo económico.


En fin, las 8 personas que fueron electas para la conducción del PSUV y que de inmediato despreciaron sus designaciones para competir deslealmente junto con otros compatriotas del partido con la intención de lograr la candidatura para los cargos a gobernadores y alcaldes, no actuaron honestamente; fue una grosera manipulación y un odioso ventajismo. Sin embargo vean lo que pasó, de los 8 personajes directivos del PSUV, candidatos a gobernadores y alcaldes, solo 1 pudo alcanzar la meta; los demás sufrieron derrotas vergonzantes para ellos y consecuencialmente para el partido que representaron. Sin lugar a dudas que el pueblo está dando lecciones de democracia a cada momento, el pueblo hoy tiene plena conciencia cuando se abusa y se utilizan procedimientos no cónsonos con las enseñanzas democráticas aprendidas en estos últimos años. ¡¡Ahora el pueblo si sabe lo que hace!!


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José M. Ameliach N.


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