Aceras, brocales y cunetas


Alguna vez he oído que la soberbia es un pecado contra el espíritu santo. No lo sé. Pero sí sé lo que es la soberbia en cuanto se presenta. Me refiero a la soberbia como pecado capital. Ya sabemos cuales son los otros: la gula, la envidia, la pereza, la avaricia, la lujuria y la ira. La soberbia hace el séptimo.
Y comienzo hablando de estas cosas para referirme a la página Aceras y Brocales que se publica semanalmente en Últimas Noticias. Si aquí, en buen criollo, decimos que la soberbia es el defecto de “quienes se las echan de gran vaina” o de “los  que se creen la tapa del frasco”, la verdad es que esta página es soberbia, pero no por sus logros sino por sus defectos.
Sus autores hablan desde una nube a la que no sabemos como se subieron. Su voz emana sapiencia desde las alturas. Conocen lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo. Ellos son perfectos. Los demás, es decir, los “funcionarios” que tratamos de entregar la vida en lo que hacemos, en su mayoría somos flojos o ineptos, cuando no corruptos.
Con una irresponsabilidad inaudita, se gozan en generalizar, agredir, descalificar y dar lecciones, ejerciendo una supuesta crítica, que desde mi punto de vista es más banal que necesaria y más pirata que sustancial. ¿Y qué es lo que dicen? Bueno, la verdad es que no dicen nada nuevo, nada que no haya sido dicho muchas veces por diferentes personas en bastantes escenarios. Pero ellos exhiben algunas ideas que por ahí corren, por lo demás justas y sencillas casi todas, como si fueran suyas.
Lo que uno no se explica es porque esas ideas no las pusieron en práctica cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo. Que la tuvieron.
Como las ideas correctas no son monopolio de nadie, sino que generalmente son construcciones colectivas, nosotros, modestamente, tratamos de hacer nuestro trabajo dándole una dirección estratégica. Que no se logra por decreto. ¡Ah, si transformar la realidad fuera tan fácil, como escribir una columna semanal!
A mí la página de Aceras y Brocales comenzó perdonándome la vida. Decían: ¡Por fin un arquitecto al frente del Ministerio de la Vivienda! Pero ya empiezan a asomar las uñas (porque la soberbia es un bicho con garras).
Ahora escriben en la tónica siguiente: “Si los ministros de Vivienda sistematizaran una estrategia con las ideas dispersas del Presidente, la situación sería otra”. “Chávez va a años luz de sus colaboradores”.
Bueno, ¿qué puedo decirles? ¿Qué es lo que buscan intentando establecer diferencias entre el Presidente y aquellos en quienes él confía? Déjenme decirles que esa es una vieja fórmula utilizada muchas veces por el oposicionismo para atacar a Chávez. Lo he oído con frecuencia. Chávez tiene buenas ideas e intenciones pero no sabe gobernar. Ni siquiera sabe elegir a sus colaboradores.
En todo caso, gracias por lo que me toca.





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Farruco Sesto

Arquitecto, poeta y ensayista. Ex-Ministro de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas. Ex-Ministro de Cultura.

 @confarruco

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