Los gobernantes de Venezuela y los de Colombia

Venezuela siempre ha querido una unión fraterna con Colombia, y otros más de la América del Sur, muchos de los libertadores venezolanos se empeñaron en conformar una verdadera y perdurable integración con estas repúblicas, pero ésto no fue posible en su época; esperemos que ahora ese mismo deseo de muchos nuevos venezolanos en este siglo XXI se pueda lograr, sin dejar de ser claros y considerar los acontecimientos del pasado; ya que el sol no se puede tapar con un dedo. Sepamos de la forma de ser de algunos individuos, desde los primeros años de la independencia de nuestros pueblos y veamos como Venezuela ha venido confrontando algunos inconvenientes con personas de origen neogranadino; tal conocimiento es pertinente y se debe tener presente con la finalidad de que se enmienden algunas actuaciones perturbadoras.

Comencemos con el trastorno surgido por las goletas Tigre y Libertad, propiedad de unos norteamericanos y tripuladas por ciudadanos de esa misma nacionalidad. El caso fue que ellas venían cargadas con un voluminoso contrabando de armas que iban a ser entregadas a las tropas españolas, en plena lucha por la independencia, y por tal conspiración contra Venezuela las dos embarcaciones fueron apresadas y retenidas por el ejército venezolano. Después sucede que el 27 de Mayo de 1.819 Simón Bolívar tiene que salir para combatir las tropas realistas en Casanare, Colombia, y deja encargado de la Presidencia de Venezuela al colombiano Francisco Antonio Zea, lo que aprovecha éste para devolverle al gobierno de los Estados Unidos las dos goletas que por dos años permanecieron incautadas, y por las que Bolívar tuvo que enfrentarse epistolarmente con el enviado de aquel gobierno, Bautista Irvine, rebatiéndole todos sus argumentos, hasta que rompe la comunicación con aquel señor cuando llega a amenazarle; si no las devolvía. La decisión inconsulta del colombiano de entregar las naves, produjo en el Libertador una lógica explosión de cólera que Bolívar tiene que apaciguar durante el trayecto de su viaje de vuelta; todo, por mantener la unión entre los dos países.

Otro acontecimiento grave ocurre el 25 de Septiembre de 1.828. Estando Simón Bolívar un poco enfermo en la ciudad de Bogotá pide a Manuelita Sáenz le acompañe y atienda de su dolencia, aquella noche después de haber logrado que el Libertador se duerma, Manuelita oye en el patio de la casa el ladrar de los perros y un ir y venir atropellado de personas, ella presintiendo el peligro despierta a Bolívar, lo pone en conocimiento de lo que sucede y hace que se lance a la calle por una ventana de la habitación, al instante se oye los mueras al Libertador y los fuertes golpes en la puerta, Manuelita abre y se enfrenta a las personas armadas que buscan a Bolívar y con mucho aplomo les dice que él está en el salón de conferencias, los conjurados se dirigen allí y al no encontrarlo regresan donde Manuelita amenazándola con matarla si no dice donde se encuentra Bolívar, en vista de su silencio un conjurado se abalanza sobre ella para cumplir la amenaza; y es en ese momento cuando se interpone uno de los jefes de la conspiración e impide se cometa el crimen. El Vicepresidente de Colombia, La Gran Colombia, General Francisco de Paula Santander, colombiano cien por ciento, es el autor intelectual del plan para asesinar a Bolívar; y éste le perdona la vida por mantener la unión.

Otra cosa, la Península de la Guajira después de haber pertenecido a Venezuela en sus dos terceras partes, hoy solo posee una muy delgada franja y Colombia ahora tiene un 90% de ese territorio; por este despojo no ha habido mayor reclamación solo por no enturbiar las buenas relaciones con nuestra hermana república. Hace pocos años la fragata misilística Caldas, colombiana, se introduce en aguas marinas venezolanas, y en vez de ser sacada de allí a la fuerza, en defensa de nuestra soberanía, fue tratada con mucha indulgencia. Por último, nuestro Presidente Chávez cree que por su intermedio pudiera lograrse la paz en Colombia, son más de 50 años de una terrible guerra civil, sin embargo se observa como sus autoridades tirotean verbalmente todo intento de adelantar una franca negociación en ese sentido. En fin, habrá que aguardar, con cautela, que ellos cambien su manera de ser.

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José M. Ameliach N.


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