Manuare no se rinde

Vine a Manuare porque leí en el libro Tiempo de Ezequiel Zamora, escrito por Federico Brito Figueroa, que en estas tierras había tenido lugar la primera insurrección campesina de Venezuela el año 1846.

Por cierto, que la casi totalidad de los habitantes de este pueblo enclavado en el valle que lleva su nombre en la Sierra de Carabobo, desconoce los hechos que protagonizaron los de abajo, los campesinos, los esclavos y manumisos de aquellos días iracundos.

Pero ahora frecuento con mayor regularidad estos espacios de lucha y esperanza, debido al potencial revolucionario que existe en muchos de los hombres y mujeres que allí residen; el trabajo organizativo reclama una presencia permanente, y eso es lo que se intenta hacer en estos momentos.

Testigo, como soy, de muchas de las vivencias de estas comunidades del sur carabobeño, es mi obligación hacerlas palabra escrita para contribuir con algo en la liberación del pueblo pobre.

Celebro con la gente de esta tierra que el gobierno revolucionario de Chávez les acabe de aprobar a los pequeños productores manuarenses, a través de FONDAFA, ochenta y cinco créditos agrícolas para cultivar unas 399 hectáreas de maíz, a razón de 855 mil bolívares cada una, algo así como 341 millones de bolívares, o sea, unos 200 mil ?, aproximadamente: "Un poco tarde, consideramos los campesinos, ya que las siembras, año tras año, las iniciamos en Manuare a comienzos del mes de mayo, pero haremos todo lo posible por honrar el compromiso", nos manifiesta en el marco de una reunión de trabajo, a la cual asistimos, Abigail Rangel, uno de los favorecidos. La mayoría no corrió con la misma suerte.

"Era imposible beneficiarlos a todos", les dijo Andrés Eloy Gil, dirigente de los más combativos, quien a pesar de estarse practicando quimioterapias, no abandona la lucha en ningún momento: "fíjense -argumentó- de 265 créditos que solicitamos, nos aprobaron 85, creo que cumplimos en algo.

Ustedes saben que el paro petrolero de diciembre y enero pasados perturbaron los ingresos de las divisas para el país, y esa en la razón por la cual todos no pudieron ser beneficiados, pero en lo adelante habrá otros créditos para sembrar yuca, ají, tomates, pimentones, caraotas y cacao, pero tenemos que tener paciencia", les terminó diciendo.

Lamentablemente, ninguna de las personas que recibió su título nuevo o carta agraria recientemente, consiguió crédito agrícola, "es curioso", comentó Alexis Arroyo, labriego de este valle, quien junto con Úrsulo Sequera, alertó acerca de la calidad de las semillas: "en años pasados nos han estafado con las semillas, nos han dicho que son 'de primera' y en verdad han sido un verdadero fraude; responsabilizamos, desde ya, a la empresa ATIA, para que nos garantice buenas semillas".

A la reunión, se dieron cita, además, otros pobladores del Valle de Manuare para denunciar la tala indiscriminada en El Pueblito y Hacienda Abajo, cerca de Noguera: "Nosotros presumimos que se trata de Carlos Lozano", un ingeniero vinculado al alcalde del Municipio Carlos Arvelo, quien se la pasa allí metido; escúchenos bien, en ese sitio se viene cometiendo un verdadero crimen ecológico, arrasan con cientos de grandes árboles y las autoridades no se percatan de lo que esta gente está haciendo", aseguraron varios de los campesinos presentes en la reunión.

Por su parte, los vecinos del Asentamiento Campesino Caimital, dieron a conocer su principal intranquilidad: "nuestra inquietud tiene que ver con la reforestación de la Montaña de Caimital, se nos ha propuesto desalojarnos de este lugar que habitamos desde hace muchísimos años (allí viven todavía varios comunistas que se refugiaron en la década de los sesenta perseguidos por los 'gobiernos democráticos' de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni) para reforestar... y que la montaña". "Detrás de ese contrato de reforestación están Oscar Meléndez y Antonio Colmenares, dos dirigentes escuálidos de Proyecto Venezuela y que la Directora Regional del Ministerio del Ambiente, quien estuvo por acá hace poco, me refiero a la ingeniera Alba Villaquirán, pareciera desconocer", afirma Simón Rodríguez. "Mire -nos indica- yo sí conozco la historia de Caimital, allí se sembraba y se cosechaba café en grandes cantidades. Recuerdo que allí trabajó Marcelino Piña como 'patiero' (persona que se encarga se regar el café en el piso para secarlo), quien era miembro de la liga campesina que fundamos los comunistas en la época de Ramón Gozzo, un anticomunista enfermizo".

"Creo que nos va a tocar desempolvar los viejos fusiles para defender la Montaña de Caimital; ¡reforestación sí!, pero con nosotros adentro", fue la expresión formulada por uno de los campesinos y coreada por varios de ellos. En Caimital viven más de treinta familias y precisan de créditos, o bien para sembrar café, o bien para cultivar cacao, cuyos labrados son ancestrales en esa sierra.

En pleno desarrollo de la asamblea se hicieron presentes unos 150 estudiantes del liceo de Manuare para denunciar por ante la doctora Rosa Chávez (enviada especial del gobierno bolivariano para conocer los problemas de esa comunidad) el reclamo de unas 5 hectáreas de terreno, de comprobada propiedad de la nación, para construir una escuela técnica agropecuaria (ellos la llaman ETA) en Festifero, vía Manuare-Vallecito; -"pero el Instituto Nacional de Tierras, no ha sido diligente en solventar lo relativo a la propiedad y ahora le apareció hasta un dueño al terreno"-, me informó una de las educadoras que protestaba con una pancarta que señalaba: "Manuare necesita su ETA, el INTI está en mora".

Otra de las denuncias daba cuenta acerca de la represión por parte de la Policía del Estado Carabobo: -"En días pasados los Comandos Rurales de la policía de Salas Feo (gobernador opositor), vinieron a Manuare a practicar varias detenciones arbitrarias contra dirigentes bolivarianos"-, relató Nelson Heredia, luchador social de los derechos humanos, quien agregó que "no respetan a las mujeres, ni a los niños, entran a las casas sin ninguna orden judicial; ellos, los policías de los Comandos Rurales han traído el terror a este apacible pueblo", indicó indignado.

Ya cuando nos disponíamos a partir de Manuare, pues, teníamos otra reunión con los campesinos de Belén, los mismos que ahora tienen una heroica pelea por unas tierras en "El Caruto" contra un Coronel escuálido que no tiene quien le escriba, conocimos que había una representación de Noguera y El Pueblito (pequeños poblados cercanos) que hablaba en nombre de dieciocho infectados por el Mal de Chagas. Según, nos comunicaron, carecen de los recursos necesarios para adquirir los medicamentos cuyos precios sobrepasan los 150 mil bolívares, unos 90 ?, aproximadamente. En esta zona de Carabobo abunda el Trypanosoma cruzi, que es transferido por insectos chupadores del género Triatoma (aquí se conocen como Chipos) transmisores de una enfermedad que ataca al corazón, al bazo y al sistema nervioso en general con resultados mortales. Pero lo más grave del caso, es que la información parece desconocida por la ministro de salud y desarrollo, María Urbaneja, pues, INSALUD (ente descentralizado) se la ha ocultado.

Por lo pronto, entiendo, que es urgente una campaña de fumigación para la erradicación, no solo del chipo (nos dijeron que pasan de cincuenta los chagásicos), sino además, de la malaria, que también es frecuente en estos olvidados parajes de la patria.

Manuare no se rinde, y en medio de los avatares de la cotidianidad se observan progresos organizativos que permiten una participación política y social más activa por parte de sus moradores; aunque persisten conductas individualistas, insistiremos en el trabajo ideológico para debilitar ese octavo, ese décimo del espíritu pequeño burgués presente en cada persona y cuyos valores se aprecian, claramente, en la envidia y en la atomización social existentes en el seno del pueblo manuareño.

POST-DATA: El Valle de Manuare de la Sierra de Carabobo, que sirvió de campamento muchas veces a las tropas del General del Pueblo Soberano, Ezequiel Zamora y al líder de la primera insurrección campesina de Venezuela el "Indio" Francisco José Rangel, es decir, a los liberales venezolanos de la segunda mitad del siglo XIX, mide seis leguas de circunferencia, y se aparta cinco de Güigüe. De sus cerros nacen los ríos Pacaragua, Mucaria, y Gamelotal que desembocan en el río Pao de San Juan Bautista, a una milla de este pueblo; el río Manuare, o Tiznados, cuyas vertientes están en El Palmar, y cuyo curso va por La Ollita, Mocundo, El Espanto, El Almidonal, La Ceiba y la Galera de Casanga, cerca de la cual se le junta el río de La Platilla, que viene zigzagueando desde las alturas de Picacho Blanco. En sus cimas también están los manantiales del río Guárico, que baja hasta su fondo, y corre el valle llamado de Tacasuruma, Municipio Belén, de donde sigue a fertilizar las tierras del norte del Estado Guárico. A estos canales naturales hay que añadir numerosas cañadas, como las llamadas quebradas Bejuco y Las Piedras, que corren de sur a norte, y La Barbasco que va, al contrario, de Norte a Sur, consideradas entre todas por su mayor caudal de aguas. De Manuare a Las Guasduitas hay tres leguas, entrecortadas por riachuelos: a Yuma no menos de cinco, partiendo por el intransitable camino de Caicara y Cerro Azul; a la cuesta de Las Mulas de tres a cuatro.


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Isrrael Sotillo - Rebelión


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