Cuento o razón

¿Usted sabrá cómo morir bien?

El periodista Juancho Marcano y su fiel perro Pipo, luego de dar un recorrido por el conuco y realizar ciertas tareas inherentes al campo, se sentaron bajo la sombra refrescante de su amiga la mata de mango. Ambos estaban en silencio y observaban a la distancia, en la cual se miraba el desolador paisaje de las plantas por los cuerazos de una extensa y larga sequía, que ha tenido a los pocos agricultores de la Tacarigua de Margarita, sumidos en la tristeza y decepcionados, tanto es así que ciertos han dicho que ya no van a sembrar más nada, para no seguir sufriendo el mismo dolor que sufren las matas por las piedras que le lanza el sol y el estío.

El reportero y el canino seguían sin hablar y observando, cerca de éllos, cómo a las matas de aguacate se les ha ido secando las ramas y no les dio chance a florecer, pues no hubo la lluvia y el tiempo de floración de éllas es febrero, si tienen riego manual o natural, pero ni lo uno ni lo otro. "Es triste y lamentable ver una mata ya de ese tamaño y sobre todo de tan exquisito fruto, morir sin que se pueda hacer nada por élla. que debe sentir un dolor inmenso, el cual nos transmite a través de su rama secas y sus hojas mustias castigadas por la sequía", pensó el periodista con una aguja de dolencia clavada en pleno corazón.

Pipo, que, observaba el panorama y también veía la mirada triste del periodista, buscó un poco sacarlo de aquel pensamiento y comentó: "Juancho, la mata de mango y yo, hemos conversado que la vida de los humanos es una sola angustia, pues cada día hay un problema qué resolver y en ese correcorre se pasa la existencia y cuando ve para atrás, se da cuenta que en un suspiro se fueron más de sesenta años y de ese período ha disfrutado muy poco, por tanto cuando está a punto de morir, muchas veces se arrepiente de no haber aprovechado el tiempo, y vivir y divertirse más".

El periodista se salió de sus pensamientos agobiantes y observó a su perro y le dijo: "Es verdad, Pipo, esa es la vida de los hombres, pues no sabemos administrar este soplo de existencia. Por eso decía Confucio: "Aprende a vivir y sabrás morir bien", es decir todos mueren, pero casi nadie vive".

El perro estuvo de acuerdo, guardó silencio y siguió junto al periodista, observando la estampa triste del conuco.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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