El Pobre, que se Joda

Hace poco, me escribieron un correo más o menos planteando que no me toleraban por que yo era muy grosero. Me hice eco de una canción de Alí Primera, que expresaba que “no hay peor grosería que esta sociedad”, respondiendo así a mi estimada admiradora.

Ayer, cuando vi una noticia en Venpres, sobre el acaparamiento en San Cristóbal de, tomen lápiz y papel: 110 mil 750 Kilos de Arroz, 162 mil Kilos de Azúcar, 42 mil 920 Kilos de Harina de Maíz precocida, 12 mil 940 Kilos de Harina de Trigo, 22 mil 750 Kilos de Pastas, 51 mil 384 Kilos de Leche en Polvo, 289 mil 800 Latas de Sardinas y 224 mil 640 Huevos; no pude menos que mentarle la madre a los dueños de esos establecimientos. Estos son los momentos, en que me gustaría ver a uno de estos críticos del léxico, estar pasando hambre en un barrio y que se entere que el mercado más cercano tiene los estantes vacíos y el depósito lleno de comestibles. ¡No me jodan con los pruritos literarios!

La cantidad allí confiscada, abastece a todo el Estado Táchira y diez señoritos que consideran el “libre mercado” un derecho constitucional por encima de las necesidades del pueblo, solo serán sancionados con unos cuantos peos en el tribunal, una multa que no cubrirá todo lo que se han robado especulando y escaparán a la posibilidad de verlos tras las rejas ¿Es esa vaina lo que tenemos por justicia? ¡Ah! Pero no los lleven al tribunal y les impongan un auto de detención, por que saldrán algunos medios y los representantes de Fedecámaras o Consecomercio, vociferando pendejadas sobre el “atentado a la libre empresa”, “dictadura”, “tiranía”, “círculos del terror” y demás hueveterías que le sirvan para crear un clima de desestabilización. Esos diez carajos van a Plaza Altamira y, me corto una, si no son declarados héroes de la República del Este. Es más, hasta una suite en el “Four Seasons” se ganan por ejecutar tan flamante plan de desabastecimiento.

Estos señores tienen en la cabeza a una Venezuela al revés... Mire, mano; si Chávez colocara en diez años este país, entre los más desarrollados del planeta, de seguro habrá algún vergajo diciendo que “todo está bien, pero es comunista”, o algún otro peo que le quieran endilgar. A lo mejor, a Chávez, por esas cosas de la vejez o por que esa vaina es un mojón que diez años no es nada, le crece un poquito más la verruga, ¡Zas!, pues ahí estará el motivo que les llevará a criticarlo. La cuestión es no dejar pasar una. Este desabastecimiento provocado es un crimen. Así de fácil. Pero, júrenlo que más de uno de estos ciudadanos “inteligentes” y “civilizados”, estará aplaudiendo este crimen. No importa si al pueblo no le llega comida; si se acaba la leche para los niños y los ancianos; si barrios enteros se quedan sin alimento. La idea es que Chávez salga a como de lugar, incluso considerando un crimen como una medida expedita para derrocarlo.

A un tipejo que esconde la comida, hay que revocarle cualquier permiso de comercio de por vida. No hacemos nada con multarlos y ponerlos diez meses a pagar un abogado, para que terminen burlando a la justicia o mojándole la mano a un juez. A los terroristas no se les da cuartel y todo criminal debe asumir su responsabilidad ante el pueblo. El soberano debe presionar a quienes dirigen la justicia y velar por que esto no quede impune. La presión popular es hoy, el instrumento más preciado para alcanzar los cambios que requiere este proceso. Ya no se trata solamente de un cambio cultural, si no estructural a todo nivel en nuestras instituciones. La oposición ha provocado un deslinde descarado en los límites de la legalidad y no es raro encontrar en los comerciantes afectos al golpismo, fascistas irremediables, un concepto muy particular de la defensa de sus intereses. Esa vaina no puede continuar. Esta burla al pueblo no puede seguir. Tenemos el poder organizativo de las bases populares, la capacidad de movimiento sincronizado en las masas y el alerta permanente ante situaciones que atenten contra la integridad y soberanía de un pueblo. No puede seguir imperando la impunidad y, menos aún, en sujetos que tienen el deber de servir al pueblo.

Por último, y razonando sobre el tema de las groserías, yo le pediría a mis queridos detractores, que me digan si este acaparamiento de alimentos no es una mentada de madre a las clases populares. Y ¡ojo! No es solo una mentada de madre; es un coñazo a su estómago. La clase alta tiene la despensa full y no teme, por sus conexiones bien precisas, a que un cabrón se le ocurra ocultarle la comida a los pobres. Tengan la seguridad, que ya habrán llenado la despensa de sus amigotes. El pobre, que se joda.

msilvaga@yahoo.com








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Mario Silva García

Comunicador social. Ex-miembro y caricaturista de Aporrea.org. Revolucionó el periodismo de opinión y denuncia contra la derecha con la publicación de su columna "La Hojilla" en Aporrea a partir de 2004, para luego llevarla a mayores audiencias y con nuevo empuje, a través de VTV con "La Hojilla en TV".

 mariosilvagarcia1959@gmail.com      @LaHojillaenTV

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