Primarias para primates. Usted debió verlo para creerlo!

  1. En un punto del centro de la ciudad de Mérida, a las 10:30 de la mañana, se estaban concentrando alrededor unas ciento cincuenta personas para votar. La cosa iba muy lentamente, y en eso se presentó un borrachito, bastante desarrapado, que comenzó a gritar: "¡Vivan las sanciones, carajo!". Nadie aplaudía, pero la gente se sentía muy incómoda de modo que hubo de pedírsele a los organizadores de la vigilancia que por favor retiraran al impertinente. Lo raro era que aquel borrachito no estaba siendo irónico, él sentía que debía actuar en la línea de lo que durante mucho tiempo estuvieron sosteniendo los grupos más radicales contra la "dictadura", muchos de los cuales estaban allí para votar. Lo correcto, lo esperado, lo honesto, debió ser que a coro respondieran: "-¡VIVAN!".

  2. El borrachito gritaba: "Pues si me sacan, no voto". Añadía: "¿Tengo o no derecho a votar?", completaba: "Soy ciudadano venezolano con bastante experiencia en el terreno de la política. Fui militante del partido del pueblo, Acción Democrática cuando lo comandaba el compañero Alfaro Ucero, y quiero darle mi voto a Prosperi… ¿Puedo o no?". Lograron sacar al borrachito y Prosperi perdió un voto, lo cual fue lamentable.

  3. Llamaba sobre todo la atención, en puntos de votación de gente pobre en Mérida, el que llegará a votar gente adinerada, se formaba una enorme concentración de carros de lujo, costosos, porque, bueno, hubo de nuclearse muchos centros de votación en uno. Los adinerados llegaban muy pepitos, las damas con sombreros de anchas alas, adquiridos en el exterior. Muchos con lentes oscuros, con trajes deportivos finos, zapatos exquisitos, sin guardar respeto por los pobres (confundidos), que tendrían que hacer varias horas de cola porque la preferencia se centró en los que andaban apurados "…porque tengo cosas importantes qué hacer". Por lo general la vestimenta era blanca, el tono entre los de la high era delicado, de dos besitos en las mejillas o en las manos e inclinaciones de rodillas, al estilo del trato entre las altezas.

  4. La idea (ellos lo llaman ESTRATEGIA), como ya todo el mundo sabe, era retrasar todo lo posible la votación para mostrar el bulto, para la foto, para el asunto de las redes y decir que todos los centros estaban a reventar.

  5. En Mérida la propaganda que se colocó en algunos puntos de votación eran enormes carteles que decían. "LLEGÓ LA LIBERTAD". Parecía que estuviéramos en Argentina en algún centro de "La Libertad Avanza" de Javier Milei. Algo nada casual, porque ese mismo domingo también había elecciones en Argentina.

  6. Todos los poderoso medios de comunicación del mundo hicieron la donación de (una propaganda) un link para que los votantes a las PRIMARIAS en Venezuela conocieran su centro de votación. Esto hubiese representado un costo multimillonario en dólares para cualquier agrupación partidista en el mundo. Para la MariCori resultó gratis. Se movilizó la banca, los sionistas, el Departamento de Estado.

  7. Otro punto a considerar que llamó bastante la atención, fue la enorme decencia, el enorme respeto, con que el gobierno o las autoridades civiles y militares se esmeraron para tratar a todos estos votantes opositores. Nadie desde los partidos revolucionarios los enfrentó, nadie les dijo nada. Ellos fueron los que se pelearon entre sí. Por ejemplo, en Mérida, una ciudad en la que se dan diariamente cortes de electricidad por siete y más horas, no se produjo ninguna interrupción del fluido eléctrico ni el sábado 21, como tampoco el domingo 22. Algo realmente impresionante, porque se sentía que de producirse tales cortes, podrían ser interpretados por la comunidad y el orden internacional como "evidentes saboteos del régimen, de la tiranía…", con el peligro de que pudieran desatarse horrorosas protestas y hasta posibles estallidos guarimberos. Además de enviar en vivo, estremecedores mensajes a la OEA, a al ONU, al parlamento europeo. Tan impresionante fue esta medida respetuosa, de elevadísima consideración para con estos adversarios, que se percibió en el colectivo en general como un gran aliciente para terminar las jornadas de una semana. A alguien se le salió decir por allí: "Ojalá hubiera primarias, todos los fines de semana". RIP.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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