El Hitlercito de Javier Milei está que no cabe en su piel, desaforado, echando espuma por la boca para que los imbéciles sientan miedo, con ataques catatónicos a raudales contra Cuba, Venezuela y Nicaraguas. Hablando cual portentoso energúmeno contra la CASTA, a la que él mismo acude y se arrastra para poder hacerse con la presidencia de Argentina.

En muy poco se diferencian los que controlan el poder en Perú y Argentina, ambos son de la misma estirpe de las clases que han venido controlando esos países desde la colonización española. Los virreinatos de Lima y Buenos Aires, han logrado trasmitirle a la actual dirigencia política, la que controla esos dos países (A SUS "CASTAS"), todas las taras de aquella burda y miserable aristocracia hispanocriolla. Que en Lima aún se ve dominar a la frívola y mundana CASTA de la Perricholi y del marques de Amat, aquel viejo verde y rigurosamente dieciochesco, cliente de palio y jarana, paradigma de la Lima churrigueresca que gozaba alegremente de la servidumbre indígena, la Lima de los marqueses de Torre-Tagle, serviles de la Revolución que pronto traicionaran (Léase a Jorge Abelardo Ramos). ¡Traidores, siempre traidores! Un poquito más abajo de esa Lima (ultrajada ahora por la Boularte), está Buenos Aires, en la que Inglaterra encuentra, al producirse la Revolución, su más seguro aliado en dos clases sociales: ganaderos y comerciantes.

Sostiene Jorge Abelardo Ramos que el puerto de Buenos Aires con sus peculiaridades, su poder aduanero y rentístico, su indiferencia por las provincias y por América Latina, su condición de productor, exportador e importador convirtió a ese país en el centro motriz de la balcanización de América Latina. Sostiene que de la voluntad porteña nace la "Nacion" uruguaya, la "Nacion" boliviana, la "Nacion" paraguaya. Que Buenos Aires hostigó la convocatoria del Congreso de Panamá y el esfuerzo de San Martin por liberar el Perú, que gestionó un príncipe europeo para coronarlo en el Plata, que combatió a Artigas aliada contra él a los portugueses y que concluyó por exterminar al Paraguay en 1865 con los mismos aliados.

La clase mantuana, la misma CASTA que parió a Milei, es la que traiciona a Bolívar y deshace la Gran Colombia, la "CASTA" de los estancieros de la Banda Oriental que acaban apuñalando al artiguismo, los hombres de pro que barren a Carrera y asesinan a Manuel Rodríguez en Chile, al Artigas que se hunde en la selva paraguaya, un Paraguay que acaba enclaustrada defensivamente bajo el puño de hierro del Dr. Francia (Véase a Jorge Abelardo Ramos). Es así como puros Hitlercitos como Javier Milei es lo que ha venido produciendo Argentina en el último siglo y medio de balcanización de América Latina.

Javier Milei es hijo putativo de Bernardino Rivadavia (tan feo que era apodado el SAPO DEL DILUVIO, quien fue Presidente de ese desastre llamado Argentina), aquel canalla que orgulloso se puso a los pies de Fernando VII. Un cobarde que tenía por dioses a los importadores ingleses, que era enemigo de San Martin y de Bolívar, el personaje que entregó la Banda Oriental a los piratas ingleses y que recibió la victoria de Ayacucho como un acontecimiento perturbador. Ese sí era de la CASTA, de los crápulas toreros y chulos, del mismo tipo de los que hoy rodean y apoyan al Abascal de VOX (y que tanto adora el hijo de puta de de Milei).

Claro, Milei es un perfecto guiñapo, si lo comparamos con Sarmiento, pero en todo caso no deja de ser su hijo, un hijo de… racista, despreciativo de los indios como aquel miserable boliviano de Alcides Arguedas (verdadero meteco).

¡Ay, sureños, engreídos y arrastrados que para la condenación eterna de sus propios pueblos, siempre les sobrarán bestias y traidores para mantenerlos en la más horrible postración! Nazis de corazón: chilenos, argentinos y uruguayos, que siempre han andado buscando un Hitler que los destripe, que los ponga a deambular por el mundo cual parias sin destino, sin tierra a la que amar y por la cual luchar. Países de pavosos y pavorosos ladrones, traidores y cobardes cuyo fin pareciera el de vivir despreciando nuestra América, a la vez que regodearse en sus infinitas miserias con sus verdugos ingleses, alemanes o gringos. Buscan desesperadamente parecerse a ellos, quienes les desprecian.

Que se puede esperar de esos viles argentinos, que después de que Chávez los sacara de abajo, comprándoles (entre 2005 y 2008) bonos por 5.500 millones de dólares para auxiliarlos (ante un horrible déficit fiscal que los ahogaba), para agradecérnoslos, cuando llegaron al poder estos últimos, u presidente y una vicepresidenta de izquierda (Alberto Fernández y Cristina de Kirchner) se unieron con gringos e ingleses (en la peor etapa de los bloqueos y sanciones contra nosotros) para condenarnos internacionalmente y además robarnos un Boeing. ¡Insólitos e imperdonables hijos de puta! Yo sí digo que abomino de todos esos grandes carajos arrastrados, y que no los quiero… Punto…