Manual de guerra para enfrentar el dólar criminal… ¡infalible!

  1. Cuando sientas que te están sacando con ganzúa tu dinero, sencillamente no te des mala vida. Se trata de la vieja práctica que se vuelve a repetir de vez en cuando, como las gripes, y en la que tú no tienes ARMAS ni remedios para defenderte (como diría Simón Rodríguez). En una ocasión, a Simón Rodríguez se le pidió darle orden y organización a una especial situación, y contestó que no podía hacerlo porque carecía de bayonetas. He aquí, en esta respuesta, la clave de este Manual.

  2. Tú, como simple comprador de un trozo de queso, de unos huevos y algunos cambures no podrás cambiar el curso indetenible, voraz y sin alma de ese billete verde que está sustentado sobre mil portaaviones y mil bases militares en este planeta. Ya esa guerra, nosotros la conocemos al detalle, la hemos vivido largamente durante años. Se trata de una reiterada, redundante y simple guerra contra tu bolsillo cuyo fin es que acabes indignándote con el gobierno. La misma guerra, pues, de hace quinientos años, la turbulenta truculencia con sus planes desmemoriadores de siempre, y en la que caemos una y otra vez.

  3. Debes saber que hay un billete verde que cuando se muestra, le ponen los ojos relumbrantes, de huevo frito, a los comerciantes. Es un billete que sacude, que doblega, que nos escarnece. Una realidad superpuesta a la nuestra, inevitablemente y quizás, de momento. Es una lucha diaria de lo nuestro con aquello que nunca lo ha sido ni podrá serlo, cuya presencia es avasalladora, cruenta y mortal.

  4. Cuando salgas de compras, deberás considerar que vuelves al campo de Agramante de la horrible especulación, de la usura, del robo descarado. No te amargues, querido camarada. De nada vale encomendarse a Dios o a los santos, cuando llegues al umbral de los negocios de los fulanos especuladores. Debes estar consciente, de que vas a ser (robado) derrotado, porque aunque tú no lo crea, esta guerra permanentemente avisada jamás perdona a pendejo resabiado.

  5. Prepárate, pues, para no arrecharte, para no pasar un mal momento. Vuelve a tragar arena como ya lo has aprendido a hacer, y apáñatelas regresando a casa con menos de la mitad de lo que aspirabas comprar, y espera con paciencia tu hora que en algún momento habrá de llegar. Esto que estamos viviendo tendrá su muerte definitiva. Resiste y espera. Así de dura y de real es este instante que vivimos.

  6. Si sufres de tensión alta, tómate un bebedizo de hojas de guanábana y de momento no gastes en medicamentos. Llénate de calma, de serenidad, de comprensión hacia los conflictos inevitables de este mundo: léete algunos párrafos de "El Arte de ser feliz" de Schonpenhauer, que lo puedes consiguir gratuitamente en las redes.

  7. Si usted está de mal humor, no vaya a salir de compras, sin un casco y algún peto antimetralla, porque la vaina es bien enojosa cuando se trata de reclamarle a un comerciante del robo que te hará en tus barbas, muerto de la risa. Usted podrá tener toda razón, pero eso no le valdrá de nada; esa clase de derechos humanos no se toman en cuenta en la ONU ni en la Corte Penal Internacional. Aguante el chaparrón, y resista un poco más como le digo…

  8. Cuando usted vaya a un comercio y vea que le quieren aplicar el dólar paralelo (o criminal), como le aconsejamos, llénese de valor y controle sus nervios, sus emociones. Enfréntese gentilmente al especulador, rebatiéndole con profundos argumentos del robo sutil que le están haciendo, y en función de ese derecho que tenemos todos de defender nuestro bolívar, nuestras bendecidas navidades, el amor al prójimo, las sagradas virtudes de la bondad y de la patria, en general. Eso sí, si se ríen de usted, por favor, no lo tome a mal. Si es posible termine riéndose con ellos a coro.

  9. Cuidado si usted pierde el control y llega a esgrimir la cámara de su celular y entonces comience a tomarle fotografías a todos aquellos productos, con sus precios, con los cuales al pobre consumidor se le quiere desangrar. Simultáneamente, si es de su parecer, repórtelo al INDECU (PARA LA DEFENSA Y EDUCACIÓN DEL CONSUMIDOR Y DEL USUARIO), diríjase a la propia Policía, a la Guardia Nacional y a algún miliciano que conozca, por si acaso se produce una reacción inesperada del dueño del comercio y de sus dependientes y termina molido a palos, descalabrado.

  10. (Les recuerdo esta historia que nos ocurrió a mediados del año 2018, en la que mi esposa y yo, sufrimos ataques horribles de una comerciante que estaba especulando en el Puente de la Pedregosa de Mérida. Al salir yo de pendejo, como uno de esos héroes súper dotados, decidido a hacer justicia popular, a tomarle fotos a unos productos, la enfurecida comerciante me arrebató el celular, tomó por los pelos a mi esposa, le arañó la cara y la sacudió con toda su furia de tal modo que casi la mata. Luego se dirigió a todo un guacal de verduras y lo lanzó contra mi humilde humanidad. Nunca se vieron volar por los aires tantos repollos, aguacates, ocumos, papas y apios… Debe agregarse, que toda la multitud congregada para ver el espectáculo de la agresión se puso de parte de aquella infernal bruja).

  11. Agrego que vivimos en un sistema económico en el que el dólar domina y prevalece en todo, y uno tiene que buscarlo para hacer multitudes de pagos. Para muchos trabajos las empresas no se fían del bolívar y exigen el pago en dólares. Los condominios (o CONDEMONIOS) hay que pagarlos en dólares, muchas bombas de gasolina exigen pago en dólares y de hecho la gasolina sigue el patrón del alza del dólar. Y cuando se presente una emergencia y no se tengan los consabidos dólares a la mano, vuelva, querido amigo, al centro de la paciencia inevitable que exige este difícil trance.

  12. No se diga, si usted tiene un carro y requiere repuestos y debe pagarle a un mecánico. Calma. No se diga, si tiene que correr a donde un odontólogo por un tratamiento que ha dejado a la deriva por no tener precisamente plata, y se le complica de manera peligrosa. Calma. No se diga si tiene que acudir a un especialista por algún caso grave que se le presente. Calma. Todo se tasa en dólares, y en la medida en que éste se encarece usted tendrá que comprender que hay un Dios que vela, allá arriba, por todos nosotros.

  13. Uno de veras creía que aquella vieja guerra económica la habíamos dejado atrás; que la habíamos superado, que de ella habíamos aprendido de sus efectos y arremetidas, de aquellas bestiales locuras de los bachaqueros y guarimberos especuladores que dejaron tantos estómagos estragados. Pero nos vamos dando cuenta de que es recurrente: vuelve en la peor época, luego del fulano DIÁLOGO, que muestra sus pelos y sus garras donde más duele. Nos estaba entrando un respirito, y de pronto, coño de su madre. Que en fin, es una estrategia para que los delincuentes comerciantes aumenten el precio de los productos. Fíjese que lo que costaba un dólar hace un año ya hoy va por dos dólares y medio o tres. Nos cogen, pues, por los huevos, por el cuello, y no obstante se nos pide que salgamos al frente de esta repetitiva batalla como Don Quijote, con valor y decidida determinación a contenerla y derrotarla. ¿Con que?, ¿acaso con la calma resignada?, sentenciaría Simón Rodríguez. ¡Qué podrá, Dios, hacer un pobre diablo, como uno, frente a esa hidra de mil cabezas que otra vez vuelve por sus fueros en los comercios con los dientes más afilados y sin que nunca hubiesen recibido la lección que merecían, escarmentado! Dennos un fusil, y arreglaremos esta vaina, ¡pero sin nada, cómo coño nos piden que resistamos! OJO: para esta lucha, me estoy haciendo eco del pensamiento de Simón Rodríguez, ni más ni menos: ¡FUSILES O NADA!, DE OTRO MODO NO NOS PIDAN QUE ENTREMOS EN COMBATE…



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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