Tremenda raya: Me saqué una foto con Juanito Alimaña

¡Qué pena tener que confesarles esto! Fue un poco por echar broma, otro poco para tener un recuerdo de la patética historia del reino de Narnia y de su triste reinado, lleno de robos, de indignidad y de mucha delincuencia descarada.

Todo eso ocurrió hoy, al final de la mañana cuando pasando cerca del parque de mi casa, zona muy escuálida en verdad, mi compañera y yo vimos un grupo de personas, y muchas banderas de Venezuela (con ocho estrellas afortunadamente), que nos llamó la atención para averiguar y saciar nuestra curiosidad.

Y el vigilante de la casa frente al parque nos responde: "ahí está el presidente Guaidó, para seguir luchando por el país". Motivo demás para salir corriendo a ver al personaje que nos salvaría de las garras malignas de la dictadura.

Mi amiga Yajaira, barquisimetana, quien es del grupo baké biké, pasando unos días en Caracas, fue la primera que corrió buscando a Juanito Alimaña para sacarse una foto con él. Con la excusa de ser una espía, pues ella es muy chavista. Con todo y eso quedó registrada en las cámaras de CNN que estaban en el lugar.

También la excusa noble era mandar la foto para nuestro grupo de estudio, chavista y anti imperialista, para reírnos un poco de la novedad.

Cansada de esperarla en el carro, decidí también asomarme con cierto temor, pensando que tendría escrito chavista en la frente, pero ya previendo que, si me atacaban de alguna manera, Yajaira sacaría un video para ponerlo en las redes.

Pero no, pasé desapercibida como una escuálida más, y menos mal que no se encontraban mis vecinos de al lado, conocidos, que con toda seguridad no hubiesen dudado en delatarme. Esto por la música a todo volumen que acostumbro a ponerles en cada elección, con canciones de Omar Acedo, los Impalas y esos. Música característica de cada temporada electoral.

La multitud que se acercó a escuchar la supuesta reafirmación de la presidencia de Narnia, era en verdad escuálida, como nos enseñaba Chávez en sus primeros años. Nunca una palabra me pareció más adecuada para describir, en un gran parque, ¿una concentración tal vez de cien personas?

Y entré tímidamente, viendo si reconocía a alguien y ni más ni menos Pamperito (Tomás Guanipa) andaba por ahí, ya retirándose pues el acto había acabado de finalizar, pero Juanito Alimaña se sacaba fotos con alguna persona mayor, con niños incluso, con jóvenes, de los pocos que había por ahí.

Y recordé a mi amigo secreto Diogenes cuando, hace algunos meses, le relaté de un acto semejante, en el mismo parque, regresando yo a la casa, y me reclamó el no haberme parado para lanzarle unos huevos.

Huevos no cargaba hoy tampoco, pero si la firme decisión de decirle alguna frase, una palabra, que no me hiciera sentir incómoda el resto de la vida por habérmelo topado sin pronunciarme.

Pero antes de eso, mi compañera Yajaira, quien me mostró muy sonreída la foto que se sacó con el personaje, me animó a sacarnos juntas otra con él, y así pasó. Atiné a decirle solo que estaba muy canoso, y que eso era por el trajín que cargaba, respondiendo a su broma de que se había pintado el pelo para parecer mayor. Horror, no hallaba donde meterme por tanta estupidez saliendo de mis labios. Luego Yajaira me sacó a empujones, pues yo me decidí a cumplir conmigo, con mi conciencia, con mi propósito de no traicionarme, de no pisotear mis convicciones con esa patética foto acompañada de tan insulsas palabras.

Pero no dejé que lo impidiera, ya llegando al carro para irnos pues ella temía por mi imprudencia, y decidí esperarlo a la salida del parque. Me acerqué sigilosamente a su persona y le dije algo así: "debes cuidarte, ¿no te da temor lo que estás haciendo?" A lo cual respondió, en voz baja, "no, porque sé que estoy haciendo lo correcto". "¿Lo correcto? No creo, porque le estás haciendo mucho daño al país". A lo cual me respondió con un "gracias", como si no hubiese escuchado la queja, dicha con extrema suavidad, sin insultos, sin levantar la voz, huyendo él hacia el carro a muy pocos metros.

Y suspiré aliviada pues se me quitó de inmediato un peso de encima porque vencí a la cobardía, porque me atreví como venezolana a reclamarle el daño que le está haciendo al país.

Y cerca del personaje se encontraba otro joven con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la de 1999, empastada en color marrón con letras doradas. Quise verla porque hasta temí que se tratara de la constitución de 1961, la de la cuarta república, cosa que no me extrañaría nada, recordando a Pedro El Breve, cuando eliminó de un solo tajazo, todos los poderes públicos, el nombre de Bolivariana, y hasta la Constitución. Pues uno deduce siempre "de tal palo tal astilla".

Y además de Tomás Guanipa, estaba por ahí muy cerca y amorosa la Delsa Solórzano, trajeada de blanco, menos bonita de lo que habíamos pensado, de baja estatura.

Y muchos de los masculinos trajeados de blue jeans, chaqueta oscura y corbata, lo cual me llamó la atención por la frecuencia de la vestimenta. Al contarlo a mi hijo, me repite que todos los politiqueros de esta época andan trajeados así, es una especie de uniforme "in" y no sólo de los escuálidos sino también de los chavistas, según él, pues asegura que cuando me acompañó a la FILVEN 2021, observó muchos presentes vestidos de igual manera.

En conclusión: si todos sus amigotes del G4 y más, lo están sacudiendo, empezando por Julio Borges, y al parecer Luisa Ortega, su fiscal general de Narnia, si ya no cuenta ni con la aprobación de su partido Voluntad Popular, ¿cómo se explica que Juanito Alimaña siga en esa representación triste patética y peligrosa, en todo sentido, de una presidencia interina? Porque por ahí les aseguro que no vi algún gringo apoyando el acto, mucho menos a James Story, supuesto embajador de Venezuela, pero en Colombia, quien asegura apoyarlo como presidente, como tampoco vi algún musiú representándolo.

Apreciados lectores, sólo había un grupo pequeño de disociados que insisten, juran y perjuran que Juanito cambiará la historia del país.

Pero, ni muy en el fondo, lo saben. Saben que se trata solo de una pantomima, de que el espectáculo debe continuar, así sea con poco público, intentando seguir saqueando al país, para obtener los beneficios de una anhelada y suspirada visa de los Estados Unidos, donde disfrutarían de todo lo robado a costa de los venezolanos, sin ningún reproche de su conciencia.

Eso no será posible. ¡Venceremos!

 



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Flavia Riggione

Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.

 flaviariggione@hotmail.com

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