Fuimos a dialogar en México con el diablo bañados de agua bendita

Palabras ciertas de nuestro Presidente Constitucional Nicolás Maduro, refiriéndose a este otro diálogo en México auspiciado por Noruega.

Pero ¿con quién hemos ido a dialogar? Hablo en nombre de los chavistas, naturalmente. Pues concuerdo completamente con Nicolás, fuimos a dialogar con el mero diablo, rodeado de llamas, grandes cuernos y enorme tridente.

A pesar de que es domingo y día religioso, me voy al espacio cibernético a buscar los conceptos del diablo. Ni más ni menos en la BBC de Londres, ubico la siguiente información que trataré aquí de resumirles, siempre consciente de que nos estamos enfocando en aquellos demonios que fueron a dialogar a México.

Se escribe que en la Biblia judía el diablo es otro agente de Dios haciendo su labor. Personaje que luego, al arribar los cristianos, llegó a ser la representación de la maldad suprema.

En el Libro de las Revelaciones, se profetiza que Satanás, también así llamado, será enviado al infierno, pero no le asignan un estatus especial, sino sufrirá las mismas torturas de los pecadores.

En los primeros siglos del cristianismo, se creía que los dioses paganos eran demonios responsables de las guerras, las enfermedades y los desastres naturales.

Mientras que, en la edad Media, época de inmenso sufrimiento que se empeoró con el brote de la peste bubónica (¿les suena familiar?), la Iglesia no podía proteger a los creyentes de la enfermedad y las representaciones de Satanás se centraron en los horrores del infierno, reflejando el estado de ánimo del momento, recordándoles a los fieles que se abstuvieran de pecar.

Muy interesante para lo que nos concierne en este tema: Cuando la Iglesia se dividió durante la Reforma, tanto los católicos como los protestantes se acusaron mutuamente de estar bajo la influencia del diablo.

En el siglo XVIII, Satanás era un rebelde noble que libraba una batalla contra la tiránica autoridad de Dios, pues, gracias a John Milton y su obra "El Paraíso Perdido, el diablo se veía como atractivo y solidario encarnarnando los sentimientos de rebeldía del republicanismo del siglo XVII. En este punto, siendo John Milton un filósofo, le pediremos a Pérez Pirela que nos ofrezca un viernes filosófico en su programa Desde Donde Sea, para entender ésta teoría, algo inquietante.

Sigue la BBC escribiendo que, para el siglo XX, ya el diablo era definitivamente lo que llaman un animal político, un diablo urbano y sofisticado que entró en escena, no sólo identificado con los enemigos políticos y religiosos sino encontró su lugar en el mundo comercial, convirtiéndose en sinónimo de indulgencia pecaminosa, apareciendo en propagandas para vender desde chocolates, champaña o autos de lujo. Una verdadera representación del consumismo.

Apreciados lectores, dejo en sus manos ¿cuál de estas definiciones de "diablo" se ajusta más a sus criterios para definir a nuestros políticos opositores? Ellos del G4 que se encuentran allá siendo reconocidos, aupados, alabados como únicos contrincantes de nuestra Revolución. Porque está claro que no es contra Nicolás Maduro, es contra cualquiera chavista que desee la Segunda Independencia, nuestra soberanía y libertad.

Mi opinión sobre esta representación diabólica: es una mezcla de las varias concepciones arriba señaladas. Estos que representan el trágico y letal G4 (y sus verdaderos patrones) son una representación de la maldad suprema, responsables de las guerras y de las enfermedades, del hambre y las dificultades que está sufriendo el pueblo de Venezuela. Me atrevería a decir que son los jinetes del Apocalipsis de los cuales habla San Juan: el hambre, la guerra, la muerte, la conquista con engaño, mas no la Victoria.

Estos, que representan a la "oposición", son capaces de mandar a quemar jóvenes inocentes sólo por parecer chavistas, desbocando y trasfiriendo todo su odio a los imbéciles que los siguen. Son capaces de incendiar bibliotecas, lugares próximos a guarderías infantiles, son capaces de invitar a los jóvenes salir a la calle de nuestras ciudades para ejercer el terrorismo, muera quien se muera, al colocar incluso guayas para matar inocentes.

Por si esto fuese poco, son capaces de robarle al país que los vio nacer, al país que les dio educación, una por cierto que no les ha servido para nada pues esos granos de sabiduría cayeron en terreno infértil, en terreno pedroso, creciendo sólo maleza y monte, inservible para el bien, para alimentar al ser humano, en cuerpo y espíritu.

Estos diablos que nos representan, fueron capaces dada su naturaleza, de pedir sanciones y bloqueos contra todos los venezolanos, engañando a más no poder a sus seguidores, haciéndoles cree que son buenos, ángeles inocentes.

¡Pero es que, hasta sus mismos compañeros, opositores al reeeeegimen, los asquean!

Todas esas características que poseen estos diablos, se multiplican y exacerban, en una especie de sinergismo, cuando el imperio los utiliza como tontos útiles, para tratar de vencernos. ¡No lo lograrán!

Y ¿qué decir del agua bendita con la que se fueron bañados nuestros representantes hasta México, para enfrentar tanta locura?

Un Obispo del siglo IV formuló el agua bendita de la siguiente manera: "Bendecimos estas criaturas en el nombre de Jesucristo, tu único Hijo, invocamos sobre esta agua el nombre de Aquel que sufrió, que fue crucificado, que resucitó de entre los muertos y que está sentado a la derecha del Padre. Concede a estas criaturas el poder de sanar; que todas las fiebres, todos los malos espíritus y, te pedimos que todas las dolencias huyan de quien tome esta bebida o sea ungido con ella…"

¡Yo también quiero estar ungida de Agua Bendita! ¿Y ustedes?



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Flavia Riggione

Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.

 flaviariggione@hotmail.com

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