Diosdado: ¡Es culpa suya Señor presidente!

Me divertí mucho, demasiado con el simpático show que espontáneamente montaron este miércoles en el programa El Mazo Dando, con Diosdado Cabello y la visita de Nicolás Maduro.

Como siempre, Nicolás, muy asertivo, se le apareció en el programa del diputado Cabello, su programa número 350. Porque era el aniversario natal del Comandante Chávez, a través del cual ambos se conocieron. También gracias a él fueron compañeros de lucha, de gobierno, de inventos de toda naturaleza para la defensa de la revolución, y ahí están, todavía hoy, veintitrés años después, aun demostrándonos que son hijos de Chávez, y por lo tanto hermanos.

Ya escribí en otras oportunidades que no soy fan del programa. Es más, ya ni siquiera logro ver completo la Hojilla, sólo de a ratos para saber por dónde van los tiros.

Bastó sólo un rato del programa, justo aquel donde el Presidente Maduro visitaba a Diosdado, para entender la enorme afinidad y confraternidad que los une, las ganas inmensas del Presidente de estar en pantalla, de manera informal, disfrutando esas noticias que magistralmente el diputado Cabello nos presenta sobre las locuras y desatinos de la oposición.

A mi hijo y a mí nos encanta sobre todo cuando al final del programa muestran a Alberto Franceschi, precedido por un Bugs Bunny quien al teléfono pregunta ¿qué tenemos viejo? Risas y risas.

Pero volviendo a ese fragmento de respeto, camaradería, y buen gusto de ambos, fue muy tranquilizador y hasta ejemplar observar a Diosdado refiriéndose al Presidente con un gran nivel de respeto y consideración. Aunque seguramente en la intimidad son grandes compinches.

Y también a mí, al igual que a Nicolás, me gusta la parte de la cartelera al enterarme de los tweets que han circulado en la semana, y que nos hablan por dónde anda el escualidismo. Y mucho me gustan aquellos de Claudio Fermín (¿por dónde será que anda?) y de Ochoa Antich, siempre muy bien calificados, tratándose de una oposición seria, responsable, correcta, como debe ser.

Pero antes de eso, sumamente emotivo fue el video pasado de nuestro gran ganador olímpico, Julio Mayora, quién logró para Venezuela la Medalla de Plata en halterofilia. Ni más ni menos, dedicada a Hugo Chávez en este aniversario natal. Conmoción total que debería ser la de todo el país.

Así como también muy significativo, desde el celular personal del Presidente mostrando el video que su Canciller Arreaza le envía desde Perú. Gran felicidad para todos los peruanos, y que nos hace exclamar: ¡El Sol de Perú brilla para toda la Patria Grande!

Y Nicolás Maduro, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, se paseaba muy farandulero por el escenario, haciendo dúo con Diosdado en los análisis de los mensajes tuiteados.

Nos recordaba también que el diputado Cabello cumple un año de haber sobrevivido a un grave cuadro de covid-19, y el Presidente le envió una estatuilla milagrosa de José Gregorio Hernández. Y mencionando al escualidismo a millón al que hizo referencia el Presidente, les confieso que yo tampoco creí que ésa era la voz de Diosdado. Una voz totalmente cambiada, apresurada, aguda, al igual que a los escuálidos, nos hizo pensar que era de otra persona y estábamos siendo engañados. Ayer Diosdado aseguró que era la suya en verdad.

Olvidé mencionar a la siempre presente Cilita, vestida, al igual que Nicolás, con una orgullosa chaqueta tricolor, con sello de las Olimpíadas. Mientras que Diosdado, muy bien arregladita su barba ya canosa, portaba una elegante camisa color azul con ribete negro, que mis hijos aseguran son de la marca Columbia.

En fin, se observó una rochela simpática en medio de grandes verdades, inmensos recuerdos, próximas elecciones, una tertulia agradable.

La etiqueta del día "Chávez corazón de pueblo", se reflejó, muy claramente, en este encuentro pausado, amigable, fraterno entre Diosdado y Nicolás Maduro, que como buenos hijos siguen llevando a Chávez en su corazón.

A pesar, y para gran ejemplo, de aquellos que siguen apostando a la desunión, a los malos chismes, a crear cizañas y zozobras en los incrédulos, lastimosamente muchos de ellos que aún, sin ninguna gracia, pero si con bastante veneno, se proclaman chavistas, los verdaderos.

Apreciados lectores, en vista de la buena sensación y de las terapéuticas risas luego de disfrutar este agradable encuentro, con chistes, imitaciones, señalizaciones jocosas como la de Diosdado al acusar al Presidente de ser culpable de que le tumben la etiqueta del día, me atrevo a proponer a Fredy Ñañez, un programa de humor de la revolución que está faltando en nuestras pantallas.

Extrañando a Radio Rochela, y sobre todo al famoso Joselo, hermano de Simón Díaz quien con su eterna música llanera nos hace rescatar nuestra venezolanidad, mientras Joselo con sus gracias y humores lograba hacernos reír de nosotros mismos y de nuestros problemas, colocándolos en otra dimensión menos angustiosa. ¡Mucha falta hace!



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Flavia Riggione

Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.

 flaviariggione@hotmail.com

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