Entre madrugadores y trasnochados

Últimamente se está haciendo difícil dormir. No sólo por las preocupaciones diarias de cómo hacer rendir el exiguo ingreso familiar mediante los "emprendimientos" y demás tigres, con los que los venezolanos hemos consolidado nuestra vocación de "toderos", aunque se sea doctor con doce libros publicados y varias decenas de artículos científicos publicados. El sueño se ha tornado más problemático, aparte de por todo eso, porque hay madrugadores jodiéndonos la paciencia.

A los "madrugadores" no les llamo así por levantarse a las 3 am., como en aquella época de 2016 y años subsiguietnes, cuando hacíamos aquellas colas larguísimas para poder comprar algo en los mercados, sino porque dan sorpresas. Por eso se le decía "madrugonazos" a los golpes de Estado y demás acciones funestas que sorprendían a los incautos. Por ejemplo, la toma del Capitolio de Washington por una horda fascista de Rol Play gringo, es un ejemplo de "madrugonazo". Igual, la convocatoria de Maduro a una "Asamblea Nacional Constituyente" con unas normas inventadas, inspiradas en las cortes franquistas o las asambleas de Mussolini, cuando la oposición ya no sabía qué hacer con esas manifestaciones y combates callejeros diarios, si ponerse serios y organizar una insurrección o seguir en esa hasta conmover el corazón de los duros generales de la FANB. Aquello fue un verdadero "madrugonazo" que suspendió casi toda la Constitución. Y todo eso con las demagógicas ofertas: bajarían los precios, se acabaría la "guerra económica", conseguiríamos "la paz" frente a unos energúmenos que queman gente. La paz que consiguieron fue la del aplastamiento de la movilización opositora en la calle, pero la guerra siguió ¿o no hubo después las sanciones? ¿O no hubo un Guaidó autoproclamado? En cuanto a los "quemagente", ya se determinaron su identidad y ubicación y eso se quedó ahí, porque lo importante era atribuir a toda una opción política los excesos de un puñado de asesinos.

Otro ejemplo de "madrugonazo": la Ley Anti bloqueo. Ya algunos muchachos bienintencionados guevaristas que eran cuadros medios del PSUV, algunos dirigentes del PCV y viejos líderes de las organizaciones de izquierda, habían advertido cierto deje "neoliberal" (ya explico la razón de las comillas) en esas opiniones acerca de la relevancia de una mítica "burguesía revolucionaria", así como las loas a la libre empresa y las inversiones extranjeras que desbordaban de la boca covídica de Lacava o del mismísimo Maduro, hasta culminar en la privatización de muchas de las empresas estatizadas por Chávez. Lo que no se imaginaban, y pareciera que los agarró por sorpresa, fue la Ley Antibloqueo tan comentada, en la cual quedaba clara la intención de la cúpula gobernante de darle la bienvenida a las inversiones extranjeras en PDVSA, las empresas básicas, la extracción de los minerales y demás negocios. Y todo eso, en secreto, incluso invocando disposiciones legales que convierten en información confidencial esos cambios de "estructura administrativa" de esas "fuerzas productivas".

Igual, fue un madrugonazo para toda la clase trabajadora (más allá de los obreros de fábrica), la eliminación de los salarios por la vía de su insignificancia y su sustitución por los famosos bonos con diferentes motivos circunstanciales, efemérides o aniversarios; así como la desaparición del derecho a la contratación colectiva, otro logro de la clase obrera que ha pasado a mejor vida en la madrugada terrible del gobierno. Estos madrugonazos son derrotas efectivas de la clase trabajadora, reafirmadas por esas detenciones y desapariciones de dirigentes sindicales combativos. Ah, bueno: también son de madrugada las detenciones.

Tal vez fue de incautos, en ese panorama, sorprenderse con el madrugonazo de calificar de "transnochada" a la izquierda que señalaba esas políticas como "neoliberales". Ya varios columnistas han hecho la genealogía de lo que pretende ser un insulto o una expresión despectiva: viene de los adecos. Confieso que no entiendo muy bien esa relación entre un trasnocho (por un bonche, debe ser) y alguna tara o retraso. Supongo que se refieren con esa descalificación al sueño o al ratón que impide entender la pertinencia de ese giro evidentemente de derecha del gobierno. Será.

En todo caso, hay varias maneras de entender la situación de los autores de tales "madrugonazos". Se puede argüir (como lo hacen a otros incautos o feligreses) que la "guerra económica", las sanciones financieras y el "bloqueo" norteamericano, han llevado a una destrucción tal de la economía del país, y al gobierno no le ha quedado otro remedio que tomar por ese camino de privatización, estímulo a las inversiones extranjeras, aniquilación de la remuneración salarial y búsqueda desesperada de apoyo de las potencias emergentes, a saber: China, Rusia, Irán. Es decir, que se trata de una mera táctica que será rectificada una vez restablecida la "normalidad". Se necesita estar bien enratonado y con sueño para aceptar tal explicación. No sólo por la discusión entre sordos acerca de la relevancia relativa de la "guerra económica" contra los desatinos de política económica y la corrupción del gobierno en la explicación de nuestra pavorosa crisis compleja. Sino porque es obvio que no habrá inversionista que arriesgue su capital si las condiciones no son lo más estables y permanentes posible. Los madrugadores no dan puntada sin dedal. Eso hay que reconocérselo. Ya esos negocios con PDVSA, el oro, el hierro, el aluminio, el carbón, la electricidad, etc., los activos del país, ya están, lo que se dice, conversados. O sea, es falso que se tenga planificado en un futuro indeterminado un "golpe de timón" que corrija el actual curso del ajuste ortodoxo.

Lo que se observa con este madrugonazo económico es el pragmatismo de la cúpula dirigente. Un pragmatismo criollo (no anglosajón, por favor) envuelto en demagogia. Ya esto lo sabemos. La filosofía dominante es la del "como vaya viniendo, vamos viendo". Nada que ver con la filosofía de William James o Richard Rorty. Ha habido improvisación irresponsable, pero en lo económico y social (o sea, las materias del buen gobierno), no en lo político táctico, la que consiste en mantenerse como sea en el poder. En eso los madrugadores son unos aviones abusando del poder institucional, haciendo trampas y trampitas, adelantándose a las acciones, anunciadas con bombos y platillos, de un adversario mediocre que, con sus errores, ha contribuido al atornillamiento de la cúpula burocrático-militar.

Es cierto que, por su parte, el trasnochado, está medio dormido y con un ratón horrible. Todavía sueña con una revolución que pudo haber sido y no fue. Se molesta con los madrugonazos, pero no hace nada efectivo para hacerle frente. Es bueno haciendo declaraciones de prensa. Le encanta "sentar posición" como los ultrosos de los ochenta. Nunca se adelanta porque se niega a creer lo que está ante sus ojos. Todavía discute si Rusia y China son socialistas. Debate con rotundidad acerca de qué es ser de izquierda, como si eso le importara al gobierno.

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Jesús Puerta


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