EL MAYOR TEMOR DEL IMPERIO Y DE LOS BURÓCRATAS LOCALES ES UN PUEBLO MOVILIZADO
Héctor Navarro D. Profesor Universitario.
En los últimos meses hemos sido testigos de enormes movilizaciones por parte de los pueblos en distintas partes del mundo. Procesos de confiscación de soberanía popular y nacional, de anulación de derechos, de imposición de gobiernos mediante golpes de estado, de avances antidemocráticos, de destrucción de los ecosistemas en países que parecían dormidos y vencidos desde el punto de vista popular, de pronto han comenzado a revertirse, han comenzado a dar marcha atrás ante la presión que ejerce la gente protestando organizadamente. Ese es el caso de Chile, Bolivia, Ecuador. En Estados Unidos con las significativas protestas especialmente de origen aparentemente racial (aunque detrás lo que existe es una profunda injusticia, ancestral injusticia de explotación del hombre por el hombre), el comportamiento de los ciudadanos no es diferente a lo que ocurre en Europa y tales protestas, cada vez más masivas, colocan en primera plana de las sociedades, de las comunidades, la discusión sobre lo que ocurre en el mundo y sobre la forma de organizarse y movilizarse en función de detener ese estado destructivo de cosas. En Venezuela ya pasamos por eso: el Caracazo fue una expresión de movilización popular que logró suspender, al menos por un tiempo, los planes de los explotadores de aquí y de fuera para profundizar la repartición del país. El derrocamiento de Pérez Jiménez en 1958, (en lo formal la última dictadura militar en Venezuela) e independientemente de la gran traición que sufrió nuestro pueblo a continuación con el llamado Pacto de Punto Fijo y los gobiernos represivos, hambreadores y antidemocráticos de los adecos y copeyanos que le sucedieron, es una muestra de lo que puede lograr un pueblo organizado y movilizado en función de un objetivo.
Bolívar nos advertía sobre los Estados Unidos "… parece destinado por la Providencia para plagar la América de Miserias a nombre de la libertad" y justamente, lo que estamos viendo en esta nuestra América en cuanto a una sublevación popular no es sólo una protesta en contra de malos gobiernos sino, más allá, contra un sistema imperialista planetario injusto, antidemocrático, arbitrario, explotador, destructor de la naturaleza para el cual los burócratas locales actúan como cómplices en la quiebra de los países y en la maximización de la explotación, del trabajo y de los recursos naturales, como son los ejemplos, en el caso nuestro, del la creación del Arco Minero del Orinoco, la ruina de PDVSA y las otras empresas del Estado más importantes, la ruina de la producción agrícola y pecuaria, etc.
Y en Venezuela, aquella sentencia del Libertador: "El mejor gobierno es aquel que produce la mayor suma de felicidad…" viendo hacia nuestro pasado republicano, no nos puede caber dudas de que el mejor gobierno (algunos afirman que "el menos malo") que hemos tenido en toda nuestra historia después de la Gran Colombia, fue el de Hugo Chávez, especialmente su primer gobierno, independientemente de sus errores que no fueron pocos; del mismo modo, con esa premisa de Bolívar debemos llegar a la conclusión de que el Gobierno de Nicolás Maduro ha sido, de lejos, el peor gobierno de toda nuestra historia republicana ya que es el que ha producido la mayor suma de infelicidad, la mayor suma de miseria, la mayor suma de injusticia y desigualdad social, la mayor suma de arbitrariedad, haciéndose pasar por bolivarianismo, por democracia, por socialismo y por chavismo. Y ante esto los venezolanos no podemos optar por permanecer al margen, por permanecer callados viendo el avance de la entrega de nuestros recursos, viendo la quiebra de nuestras principales empresas y su traspaso a intereses privados nacionales o internacionales y, en definitiva, siendo testigos pasivos de la destrucción del futuro de nuestros hijos y nietos.
Este próximo 6D estamos convocados a elecciones para diputados a la AN. En lo formal el PSUV o más concretamente el gobierno Maduro-Cabello-Padrino está llamando a participar pero la verdad, como se aprecia en declaraciones de importantes dirigentes o representantes de ese gobierno, están interesados en que la participación nuestra como ciudadanos, al ir a votar, sea cuantitativamente suficiente para darle legitimidad al gobierno pero que no sea tanta como para que se manifieste el descontento generalizado por este mal gobierno que todas las encuestas señalan. El 30% de participación que un dirigente del PSUV comentó en un programa de televisión es su objetivo ya que en ese escenario se impone la maquinaria partidista-gobiernista. Si la participación electoral pasa del 60% el gobierno estaría derrotado.
Por otro lado, una abstención generalizada como la que desearía Juan Guaidó y el imperio norteamericano justificaría y abriría las puertas a la violencia, a una intervención incluso militar y posiblemente a una guerra civil. Es decir que no tenemos alternativa.
NO TENEMOS ALTERNATIVA. Debemos asistir a votar pero no ciegamente. Seleccionar los más luchadores, los más comprometidos con las causas populares, los que presenten una experiencia de vida de verdadera honestidad. Esta participación de las grandes mayorías en busca de un objetivo común puede marcar el punto de inicio de la construcción de un movimiento popular organizado que permita retomar el rumbo y enfrentar exitosamente, mediante la movilización popular, como está ocurriendo en otras partes del mundo, los avances antipopulares de los imperios y los burócratas lacayos locales. El 6D no es el punto final, es el comienzo apenas de las luchas que deberemos librar en el futuro cercano.
EL MAYOR TEMOR DE TODO IMPERIO Y DE LOS BURÓCRATAS LOCALES ES UN PUEBLO MOVILIZADO
