Un nuevo CNE: un avance en la necesaria estabilidad política

Recientemente el Tribunal Supremo de Justicia, a solicitud expresa de un sector de la oposición, designó un nuevo CNE. Cinco rectores principales con sus respectivos suplentes fueron nombrados, así como quienes presiden los organismos subordinados a la nueva Directiva. Este hecho representa un avance importante en la necesaria estabilidad política, que aspira la mayoría del pueblo venezolano y los actores políticos auténticamente democráticos, sean estos partidarios de la oposición o del gobierno.

Es necesario recordar que este hecho de significativa trascendencia es producto de la insistente llamada al diálogo que el Presidente Nicolás Maduro ha formulado. Hace más de un año, un acuerdo con un sector de la oposición, sorprendió a todos. Ese acuerdo constaba de 6 puntos. Dentro de ellos, el retorno de los diputados del Polo Patriótico a la Asamblea Nacional en desacato y la necesidad de nombrar desde su seno un nuevo CNE que “garantizara unas elecciones transparentes”. Según la óptica de ese sector de la oposición, un nuevo CNE devolvería la “credibilidad” al ente electoral ante la opinión internacional”. Pues, bien, como diría un oriental: “ahí tienen su nuevo CNE”.

Al margen de la composición del nuevo ente electoral, ya un vocero del Departamento de Estado de los Estados Unidos, manifestó su desconocimiento de esa directiva. Como si eso importara mucho. Pero vea usted, esa es la tónica que ellos pretenden imponer. Se consideran imbuidos de un derecho “divino”, para determinar qué es bueno y que es malo, que nos conviene y qué no. El tiempo en que eso siga siendo así pareciera cada vez más corto. Su soberbia y mirada “unilateral”no les permite ver que eso está cambiando. Y, aunque les duela, cambiando, para nunca más volver.

En medio de una pandemia, cuyo control es aún impredecible, como lo es, también, el cuadro geopolítico que vendrá, estamos nuevamente ante un nuevo escenario electoral. Necesario es lograr la estabilidad política como un paso previo insoslayable para lograr la estabilidad económica. Aún cuando no es un camino, ni mucho menos un objetivo fácil, estamos obligados a transitarlo. Muchas cosas no serán como antes. Ni a lo interno y, mucho menos a nivel global. Estamos todos, poderosos hoy, y los que no lo son ante una inestabilidad dinámica. Cualquier cosa pudiera suceder.

En nuestro caso hemos estado sometidos a un asedio y bloqueo permanente y eso no va a cesar, en términos mediatos. Hasta ahora hemos tenido éxito en enfrentar las amenazas. El que esto siga siendo así, como debe ser, precisa de las fuerzas patriotas, la más férrea unidad. Ahora más que nunca, las palabras del Comandante Eterno, en aquella despedida que nunca olvidaremos, tienen vigencia táctica y estratégica: UNIDAD, LUCHA, BATALLA Y VICTORIA.

Hemos dicho, y lo seguimos sosteniendo, que nuestra dirección político-militar ha manejado las difíciles circunstancias que hemos atravesado, con mucha ponderación, y ha sido exitosa. En mi opinión, y, estoy seguro que en la de la mayoría de todos los patriotas, se ha ganado nuestra confianza. Todos debemos unirnos alrededor del liderazgo del camarada Presidente Maduro. Independientemente de que podamos tener alguna diferencia con alguna de sus decisiones y ejecutorias, está en primer término la necesidad de un mando único. En tiempos de guerra, como son los que vivimos hoy y hemos vivido en los últimos años, no puede ser de otra manera. Como debe ser, todas las contradicciones, que seguro las hay, están subordinadas a la Contradicción Principal. Y esta contradicción, no nos cansaremos de repetirlo, es la que existe entre el imperialismo norteamericano, representada a nivel interno por la oposición extremista y terrorista, y, por la otra, los auténticos sectores patrióticos del pueblo venezolano, sean o no chavistas. UNIDAD, UNIDAD, UNIDAD, DEBE SER NUESTRA DIVISA, cómo sabiamente lo aconsejaba el Padre Libertador, hace 200 años, cuando enfrentábamos otro imperio, el español.

En toda coyuntura electoral surgen las desavenencias por las candidaturas. No es posible, por las actuales circunstancias que todos conocemos, realizar una consulta democrática de la amplitud que todos deseáramos. Aspiramos que las decisiones que se tomen, nos sorprendan por lo justo y acertadas de ellas. En lo particular, no existe en mí ninguna predisposición. Tampoco creo que lo que aquí pueda expresar pueda influir sobre el método y las decisiones que finalmente se tomen. Por lo tanto, poniendo los pies sobre la tierra, sólo nos queda hacer algunas observaciones de tipo general.

Las circunstancias en que la oposición enfrenta esta contienda electoral no son precisamente las mejores. Toda ella se encuentra absolutamente fragmentada. Todos y cada uno de los partidos que la integran están, en mayor o menor grado divididos. Es posible que los partidos que hoy participan en la mesa de diálogo puedan establecer acuerdos para ir unidos. Eso está por verse. Algunos del llamado G4, con toda seguridad participarán. Pero, el problema más grave que enfrenta la oposición es convencer a sus seguidores de la necesidad de ir a votar. Su política incoherente en lo electoral y últimamente su insistente predica de que por la vía del voto nada lograrán, no será nada fácil revertirlo. Pero, aunque parezca contradictorio, a las fuerzas revolucionarias y a los intereses generales de la patria, conviene que en alguna medida lo logren.

Visto el cuadro de la oposición y la unidad de las fuerzas chavistas, incluidos los camaradas que hacen de la crítica una razón de ser, no es difícil predecir hacia dónde se inclinará la balanza de la Victoria. Pero, precisamente, no es lograr una victoria electoral el aspecto principal de la coyuntura, por importante que ello sea. Se trata de animar al mayor número de venezolanos para que concurran a votar, lo cual no resulta fácil en unas circunstancias donde sus necesidades primarias de alimentación, cada día resulta más difícil satisfacer.

En mi opinión, además de escoger unos candidatos con real arraigo y auténticos luchadores sociales, es de suma importancia el que el tema económico sea abordado con la debida profundidad. Frenar de una vez por todas el deterioro progresivo del salario y estabilizar el poder adquisitivo de los venezolanos, sigue siendo la tarea principal. Atacar de raíz la perniciosa influencia del dólar en el precio de los bienes y servicios e implantar de verdad, verdad, medidas eficaces y eficientes contra la especulación, deben ser los aspectos prioritarios de la campaña electoral.






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Hugo Márquez

Ingeniero Electricista (UNIVERSIDAD DE ORIENTE),Especialización en Gerencia Pública, Diputado a la Asamblea Nacional por el Estado Anzoátegui (20062011)

 huramar1@gmail.com

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