Una dama dolarizada

"La avaricia es corruptora de la fidelidad,

de la honradez y de todas las demás virtudes."

SALUSTIO

La hermosa muchacha, iba y venía al lado de la larga cola de vehículos estacionados en una de las vías de la avenida muy por la mañana, esperando el turno para surtir la gasolina; sabía que todas las miradas coincidían hacía su bien proporcionado cuerpo, el cual movía, como si se encontraba en una pasarela modelando. Al llegar a su auto, la esperaba un verdadero petimetre; un muchacho con tatuajes por todas partes, y el pantalón roto de fabrica; lo saludo muy eufórica, como para que todo el que estaba cerca la oyera: ¿Cuándo se acabaran estas colas? Rápidamente el joven le respondió sin ningún titubeó: ¡Cuando la cobren en dólares, y dejen de regalarla! Todos los que estaban cerca por un instante dejaron de ver a la moza, para percibir entre ellos la reacción de sus rostros con preocupación; al momento se oyó entre los curiosos una especie de alarma ¡Eso, es, lo que nos falta!

Uno de los jodedores, dejó escapar una sonrisa, señalando con la mirada, y gesticulando con la boca, hacia la jovencita. La tenía de espalda, bajo un vestido a rayas muy ceñido, como para embriagar al que la veía, al no dejar nada a la imaginación. Uno de los acompañantes al entender la propuesta en sentido figurado del compañero, exclamó ¡eso es verdad; yo estoy de acuerdo! Los que no captaron la disimulada expresión del joven, agarraron el tema del dólar de estribillo, y rápido encendieron la discusión sobre los pros y contra en el quehacer cotidiano del venezolano.

El que aparentaba más edad, era el que más cachazos daba: opinaba sobre el tema sin pegar una, pero fue el único, que sacó unos billetes muy cuidaditos, tan así, que parecían para exhibirlos en cada discusión. En cuestiones de segundos, uno de los amanecidos en la tertulia de la cola le lanzó una mirada algo contrariado para terminar señalándolo: "Mi compadre aquí, hasta hace poco las veces que me veía, repetía ¡cuando el dólar este caminando en Venezuela todo se acomoda! y ahora se ven dólares por todas partes, y cada día estamos más jodidos". Todos se vieron, pero nadie daba una explicación. Uno de los más jóvenes, aprovechó el momento para intervenir: ¡No todos! ¡La jeba, está pasada de bien! Señalándola con gestos imprudentes, el cual capto la joven. Al sentirse aludida parecía esponjarse, como una gallina después de haber sentido los cortejos del gallo en sus desplantes de macho; para finalmente exclamar con cierta coquetería ¡Gracias por el piropo, pero lo mío son los dólares! para marcharse con el mismo rítmico movimiento de las caderas, embelesando a más de uno, entre risas, deseos, y los ojos que casi se les salían para seguir alborotando el subconsciente.



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Narciso Torrealba


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