Esta columna fue escrita en momentos cuando se conoció la frustrada invasión de un grupo mercenario sobre La Guaira, donde pretendían desatar una ola de crímenes contra la paz y la democracia venezolana. Como suele ocurrir, un puñado de periodistas vinculados al terrorismo golpista ya anunciaba por sus redes sociales una "noche larga", pero la audacia y firmeza de la Unión Cívico Militar Bolivariana, se encargó de resumir el, prometido desvelo, a un rápido aborto donde se neutralizaron "Pantera" y sus hienas, dejando al descubierto una operación fuertemente armada y financiada desde los Estados Unidos y el paramilitarismo que gobierna Colombia. Afortunadamente en Venezuela la anti-política de terror y eliminación cobarde de líderes que ejecuta Uribe con el apoyo de las instituciones colombianas, nunca prosperará porque en este suelo gobierna el Pueblo con la protección y el mando unificado de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, leal al Presidente Nicolás Maduro.
Las alertas estaban encendidas pues cada vez que la mafia de Guaidó hace movimientos masivos de recursos en las cuentas multimillonarias robadas a los venezolanos, deben justificarlo, de alguna manera, ante la CIA. Tal como ha pasado con las ayudas a los migrantes venezolanos que sirvieron de pretexto para que la oposición golpista y el Grupo de Lima se embolsillaran millones de dólares y euros que nunca beneficiaron a los compatriotas que hoy regresan, por miles, en largas caravanas para las cuales no tienen ni un vaso de agua Piñera, ni Vizcarra, ni Moreno, ni Bolsonaro, ni Duque, quienes encaletan montañas de dinero destinadas a la "ayuda humanitaria". Así tan corrupta y mediocre es la derecha paramilitar para administrar los recursos ajenos, como los de sus propios ciudadanos. Algo dolorosamente evidente en Ecuador, Perú, Brasil y Colombia. Esa derecha también se auto-roba en sus conjuras golpistas: la operación de La Guaira en la Guaidó debió invertir unos 200 millones de dólares, apenas alcanzó para contratar una pandilla de felinos sionistas que fueron rápidamente reducidos. Ello no implica que dejen de ser peligrosos, al contrario; la ineptitud de Guaidó y el desfalco de todo el dinero invertido en el paramilitarismo uribista, obliga a Trump a pensar en una aventura más especializada.
Antes y después del atentado de La Guaira, la preocupación principal de los venezolanos; lo que "alarga las noches" de la clase trabajadora son los "precios acordados". Si con la misma eficiencia en la consulta digital se preguntara a la población el alcance dos salarios, los bonos, gratuidad de los servicios y el subsidio de un Clap mensual, para cubrir la canasta básica constitucional, todos responderían que no, pese al "entusiasmo" con el cual algunos Ministros y Constituyentes ven el panorama con el aumento salarial a partir del 1ro de mayo. Las interacciones en las redes sociales y en las calles echan por tierra la opinión apresurada del ministro y el constituyente. El pueblo sabio y paciente piensa que los "precios acordados" no tomaron en cuenta a los padres de familia. A decir de una Madre Elaboradora, sumando su salario, los bonos y su combo, con un millón de bolívares al mes no logra comprar un cartón de huevos y un kilo de queso.
De todas las decisiones económicas que se han ponderado desde lo político, en el tema salarial parece que hemos optado por la más economicista. En momentos cuando el mundo entero llama la atención sobre la urgencia de financiamientos que sustenten a la población frente a empresas y comercios especulativos, estamos obligados a garantizarle a la clase trabajadora el ingreso que la coyuntura exige e impulsar las redes cooperativas de consumo que permitan llevar las proteínas y hortalizas directo a las comunidades sin impuestos ni matracas improvisadas que termina pagando el consumidor final. Es lógico que los empresarios usureros tengan sus dólares, se pagan y se den el vuelto, pero la clase trabajadora cuenta es con su salario y su Estado; la fuerza y logística de un Estado que le garantice a la Comuna Pueblo Llano adquirir carne y queso de Mantecal sin aranceles.
