Estamos a tiempo pero debemos movernos rápido

Cuidado con la depresión colectiva

Lunes, 13 de enero de 2020.-  Una de las características asociadas a la depresión es la inercia, el quietismo, la disminución y paralización de las actividades que normalmente realizamos, una especie de abandono progresivo que va devorando silenciosamente a quien lo padece.

En situaciones como la que estamos viviendo a los inicios de este año de gracia de 2020, se observa que estamos como adentrándonos en una dinámica lenta y pesada, en una desaceleración de las actividades, donde la falta de credibilidad en los resultados del esfuerzo se traduce en una progresiva lentitud o un abandono del mismo.

La desmotivación puede devorarnos.

La negación de una situación como la que se asoma no contribuye a superarla, por el contrario se hace necesario definirla, estudiarla para atacarla y combatirla.

Es un problema de salud pública.

La epidemia de la queja constante, adosada a la mala situación reinante está produciendo un letargo en una parte significativa de la población, que parece estar afectando a la salud colectiva.

La queja se torna contagiosa.

La gente anda rabiosa, agresiva o se deprime y hablan solos o no quieran hablar con nadie, se pelean por cosas sin importancia y se discute por casi todo, en los trabajos, en la calle, en el Metro de Caracas se puede apreciar esta especie de olla de presión a punto de ebullición.

Un pueblo naturalmente entusiasta parece estar cayendo en una especie de pesimismo, de depresión colectiva, de marasmo, de visión apocalíptica de nuestra realidad que no nos permite visualizar soluciones a los problemas que nos afectan y este fenómeno debe ser intervenido a la brevedad posible.

Los profesionales en salud colectiva, en este caso de la salud mental de nuestra gente, reportan el aumento alarmante de la aparición de cuadros depresivos en la población, conjugado con una evidente escasez de antidepresivos en el mercado.

La inestabilidad económica por la que están pasando la mayoría de los habitantes del país se está reflejando en cambios conductuales que deben ser tomados en cuenta por los especialistas en esta materia.

Ya no se trata solo de un asunto económico-financiero, de mercado, de precios, hay una inestabilidad síquica colectiva en ciernes, que se está instalando y hay que hablar de este grave problema que nos aqueja, hacer propuestas, atacarlo, actuar, buscar soluciones y ayudar a quien mas lo necesita.

 

Estamos a tiempo pero debemos movernos rápido.



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Luis Enrique Sánchez P.


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