El madurismo dicta cátedra de oprobio, muestra sus miserias. Nos tiene acostumbrados a sus mentiras, a su desfachatez, las razias en los barrios, las sentencias de muerte extrajudiciales. Ya sabemos de su odio a la inteligencia, la persecución al conocimiento, la cacería del talento; ya sabemos que allí dentro nadie puede erguirse por sobre la mediocridad. De su conducta vil existen muchas evidencias. No obstante, nada define mejor al madurismo que su comportamiento con los presos políticos.
El madurismo se caracteriza por ser una farsa, su ideología reaccionaria está enmascarada por una retórica chavistoide, falsa socialista. Muestra una postura antiimperialista, y por debajo de la mesa hace pactos con los imperios mundiales; una postura anticapitalista, y simultáneamente un estímulo a la empresa capitalista, a su espiritualidad. La masa tiene dificultad para dilucidar la verdad del madurismo, para diferenciarlo del Chavismo. Una buena demostración de su carácter de derecha, antihumano, lo encontramos con el tratamiento a los presos. Veamos.
En estos días, y producto de un pacto secreto entre pillos, los maduristas regresaron a la Asamblea, con su presencia la refrendan, es un certificado de defunción para la constituyente. Bien pendejos los que a ella fueron con buenas intenciones, los que la prestigiaron con su presencia, una vez más la canalla se burla de los inocentes. Es una definición clara del giro desesperado del gobierno hacia sus querencias socialdemócratas, a los predios de la cuarta república. El pacto secreto establece otras cláusulas: un nuevo cne, la liberación de presos políticos, todos estos asuntos están teñidos del giro hacia la derecha. Ahora bien, es en el trato a los presos políticos donde se define mejor, más visible es, el carácter del gobierno.
Liberan según una lista consensuada entre gobierno y la oposición de derecha, es decir, sueltan a los presos de la derecha. Los presos que huelan a Chavismo, ya sea por su pasado, o por la posibilidad de que en el futuro lleven agua a ese molino, seguirán presos, enterrados en vida. El General Baduel, el General Rodríguez Torres, los oficiales del Batallón Ayala y más de cien oficiales militares, los presos del fiscal, los gerentes de PDVSA, esos seguirán presos. Los exiliados seguirán exiliados, volverán sólo los de la derecha permitida.
No es necesario mayor estudio para ubicar políticamente al gobierno madurista, aquí se aplica muy bien la sentencia bíblica: "por su frutos lo conoceréis", o el dicho popular "el pájaro se conoce por la defecada". No se pueden ocultar las simpatías frente a los presos. Pero si alguien todavía tiene dudas, paséese por el odio contra ministros chavistas, contra Ramírez, por ejemplo, y la permisividad con guaidó, que hace lo que le da la gana y no lo tocan ni con el pétalo de una rosa.
Se demuestra una vez más que los capitalistas, los derechistas, tienen muy buen olfato para detectar sus verdaderos enemigos, y ellos saben, guaidó y maduro, que su verdadero enemigo es el Chavismo auténtico, el socialista. Desde el asesinato de Chávez hasta el sol de hoy hemos vivido una inmensa operación para truncar la posibilidad socialista, extirparla de raíz, que no retoñe en mil años. Y lo han ido logrando. La ventaja de todo esto es que los campos cada vez están más nítidos: aquí lo que hay es un enfrentamiento entre los chavistas contra la derecha y el madurismo, un enfrentamiento del Socialismo con el capitalismo y los imperios.
