Bajo fuego

Entre el imperio y un gobierno traidor

En la lucha política por la conducción de nuestra patria, dos actores muy visibles se disputan el protagonismo.

Primero actor:

El imperio norteamericano; que sigue creyendo que el mundo no ha cambiado y trata a los países del sur como de su propiedad; dictándole órdenes y mandamientos, al viejo estilo de la monarquía española del siglo XVII; replicando en los organismos internacionales el Consejo de Indias para América.

Un imperio inmoral que por una parte exige respeto a los derechos humanos, a las libertades democráticas pero por otra, aplica ilegales y crueles leyes extraterritoriales que impiden la compra y entrada de alimentos, medicinas como también materiales o insumos necesarios para el proceso productivo de nuestro país.

Segundo actor:

Un gobierno nacional desconfigurado, que perdió el sentido de la gobernanza, un gobierno de montonera que cree que la nación funciona como un bojote de gente y no como la coordinación coherente de subsistemas y sistemas. Dicho de otra manera; un entramado institucional que facilita el perfecto funcionamiento de la vida pública. Un gobierno que en cada acción como el samurái; se entierra más la espada en su abdomen, destruyendo tanto el estado constituido como el embrión del que tenía que nacer. Dejando así, abierto el espacio para que grupos o clanes con éticas delincuenciales instauran un estados informal y paralelo. Hoy el pranato se ha convertido en estructura de poder oficial.

El primer actor cuenta con una pequeña fracción de la oposición criolla burguesa muy desprestigiada, fama ganada por su aberrante servilismos a los intereses estadounidense, por su sifrinismo, por su desprecio a las masas populares y por su interés nada oculto de apoderarse de la piñata para repartirla entre su élite; no han llegado al poder y ya han hecho festines con los recursos que le envía el gobierno de Donald Trump. Además de esa oposición truhanesca cuenta con el apoyo de oligarquías de países vecinos que se babean, imaginándose el trozo de presa que les dará el imperio de una Venezuela repartida en pedazos.

El segundo actor cuenta principalmente con buena parte de un pueblo manipulado en su buena fe, sustentada en una década de bonanza y en un líder que les brindó ese momento de prosperidad; hoy este gobierno traidor y secuestrador de esperanzas, repite la historia de los gobiernos adecos que por 40 años vivieron del engaño al pueblo, cantando las glorias pasadas de una Acción Democrática que estuvo al servicio de los humildes. Además de esa militancia ingenua, cuentan con una plantilla de operadores políticos mercenarios, que van desde un colectivo de choque pagados con cajas CLAP, hasta sectores que gozaron de dólares preferenciales y siguen gozando de jugosos contratos. Como tercer segmento de apoyo a este segundo actor, podemos decir el de una izquierda "come flor", "Hippie" tanto nacional e internacional, ciega, que repite y repite los mismo errores del pragmatismo y dogmatismo que conllevaron al desastre burocrático del intento socialista en Europa Oriental, una izquierda que como cándida niña, se deja seducir por todo aquel que grita "Yankee go home".

En fin el pueblo venezolano está entre dos bandas que decidieron ajustar cuentas y tal vez el temor de las balas lo tiene tirado al piso como una familia en el rancho ante el tiroteo de los delincuentes; buscando en un rincón la imagen de un santo salvador; esperando la lotería de un día 4 o un 27; y tal vez no aparezca el rogado mesías ni la fecha mágica y hasta mejor será; porque solo así le daremos real valor a la puteada frase de; " Solo el pueblo salva al pueblo".

El mesías somos todos y el día mágico es hoy. Tengo fe en mi patria y su futuro; emergerá un liderazgo, que no es el que actualmente sale en cámara, un liderazgo que está gestándose en micros espacios de nuestras sociedad; está en los campesinos auténticos que no los detiene financiamiento alguno para sembrar la tierra, en las y los trabajadores que no conocen de otra política que no sea su trabajo, en pequeños y medianos empresarios que no los detienen la falta de divisas preferenciales; convencidos que sin emprender, sin arriesgarse, sin trabajar, no serían empresarios, en los cantores y cultores que no están para ser bufones de ningún reyezuelo y en un liderazgo político que en las catacumbas, acompaña en sus diarias luchas a esa Venezuela necesaria. Ahorita nadie los ve, pero ese liderazgo con un claro respeto al bien común, al bien público, respeto al esfuerzo tanto colectivo como individual, en fin; ese liderazgo que profese y practique la ética del trabajo; ese liderazgo está en el vientre de la patria y será el sepulturero de esta anacrónica y podrida clase política, tanto de falsos revolucionarios como de una burguesía feligrés de Donald Trump.

 

pablofucik21@gmail.com


 



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