Las caras lindas de mi gente bella son un vacilón, así dice una canción del género de la salsa que desde niño hemos escuchado.
En nuestro país las caras lindas deben ser en todo momento la de los niños venezolanos, ya que los niños y niñas son el futuro esencial para el desarrollo de un país y el Estado debe protegerlos cual fiel caballero medieval protege su honor y a su dama.
Es por ello que el Estado venezolano debe prestar mucha atención y tener como prioridad fundamental el bienestar de nuestros niños y niñas tanto en ámbitos educativos, culturales, sociales, deportivos, alimenticios y en todo lo concerniente a su bienestar y su interés superior.
El interés superior de los niños y niñas, es un principio que debe estar dirigido asegurar el desarrollo integral de ellos así como el disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías.
La familia debe jugar un papel fundamental en el desempeño de la garantía de los derechos de los niños y niñas venezolanos, ya que ellos para el disfrute pleno, armonioso y desarrollo de su personalidad deben crecer en el seno de su familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión, siendo la misma una asociación natural de la sociedad y un espacio fundamental para el desarrollo integral de las personas.
Es por ello que la protección de la familia esta contemplada dentro de nuestra constitución de la república bolivariana de Venezuela, pero más de que este tipificada en nuestra legislación debe cumplirse a cabalidad ya que la familia es considerada la célula fundamental de la sociedad y en estos tiempos de disgregación familiar es reconfortante que se tome muy en cuenta la superioridad de la familia para el desarrollo del individuo. Esta superioridad radica en el cariño y en los valores morales que la familia y solo la familia puede impartir al niño o niña y que son la base indispensable para su formación emocional y la educación escolar posterior.
El Estado venezolano deberá seguir asegurando, implementando e intensificando políticas, programas y asistencia apropiada para que la familia pueda asumir adecuadamente estas responsabilidades y para que el padre y la madre asuman en igualdad de condiciones sus deberes, responsabilidades y derechos y así garantizarle una adecuada crianza a los niños y niñas venezolanos como piedra angular de nuestro país.
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