La magia de la crónica y la crisis del periodismo

Estoy ahora nuevamente en Margarita y en una vista que realicé a Emigdio Malaver, me ofreció en condiciones de préstamo un libro de Earle Herrera con el título: "La Magia de la Crónica". No conocía particularmente de este libro de Earle, pero en otros momentos, había leído otros libros de Earle, en los cuales aborda temas que tienen que ver con el periodismo.

Vi la necesidad de entrarle rápido a la lectura del libro con un fin y en el trayecto de la lectura, se me iba apareciendo otro asunto, que tal vez Earle en el momento de trabajar y desarrollar este de la magia de la crónica, lo sabía pero no lo exploró en este trabajo. El lector por lo general, siempre suma por lo menos medio libro más al que está leyendo

Un poco ubicándome en el punto central de esta obra, Earle pone el acento en lo esencial que es la crónica para el periodismo. Entiendo, que la crónica no es una manera de echarle mano al periodismo. Es como su corazón. Reúne las condiciones o atributos que tienen otras forma de hacer periodismo, pero la crónica le agrega más valor.

Siendo o entendiendo que la crónica es como el corazón de esta importante profesión, cabe por ahí, la posibilidad de ver y explicar la crisis que hoy sacude al periodismo y a la profesión de periodista. Un periodista hoy en Venezuela, no sirve ni es útil, ni para mamar gallo.

No tengo elementos técnicos para apoyar esto que puede ser una conclusión sin argumentos, pero la crónica es un tipo de periodismo que se extingue en Venezuela. Es un periodismo muy raro hoy. No se ve porque exige una series de condiciones que el periodista hoy no ha desarrollado o no tiene interés en desarrollar porque la inmediatez y la posibilidad de hacer del periodismo una profesión muleta de la política (con minúscula) le ha privado de un crecimiento en Venezuela. El periodismo en Venezuela está anémico y barrigón.

Como no soy periodista, no sé si el periodismo en su desarrollo se fue haciéndose heterotópico y vive así, pero si dispone de un corazón, la crónica ha de ser ese motorcito que riega la humanidad de periodismo a diario con sangre nueva. El periodismo necesita, según entiendo, de una gran capacidad para observar y de una gran habilidad para manejar y administrar la subjetividad. Son dos elementos esenciales en un periodista, pero que hoy están ausente o yo percibo que no viven dentro de un periodista. Hoy reina el lugar común del "yo creo o yo digo"

Esa capacidad de observador que en un periodista debe ser muy fina, es un importante recurso para darle cabida a la subjetividad, que es otro elemento o recursos del periodismo, que el capricho tiro a la indigencia. El ventrílocuo de la polarización política redujo al periodista a una especie de filtro, que ni en el tema del estilo, cubre hoy las expectativas.

Earle en este muy buen libro nos dice:

"Sin ser un alquimista del verbo, un mago de la palabra, el hacedor de crónica nos va develando los secretos y encantos de lo cotidiano. Y cada efímero instante de la vida del hombre, logrará captarlo con su especial sensibilidad o percepción y expresarlo con gracia o con humor, con fuerza o poseía, en el breve pero iluminador espacio de la crónica, esa leve llama de una vela, para decirlo con la metáfora de Gastón Bacherlard, que reproduce en la escritura los instantes de la vida, con sus cosas grandes y sencillas".
Ni secretos ni los encantos de lo cotidiano preocupa hoy al periodista, menos la poesía . El periodista y el periodismo quedaron hasta sin ética, porque su reina colgó hace tiempo los guantes y se mueve con la mentira y la manipulación sesgada, que es el lado más perverso de esta cosa (la manipulación) que es lo que el periodismo tiene hoy para mostrar.



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Amaranta Rojas


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