¡Viagraharina! y de maíz

Mis viejos han entrado en una crisis profunda. Están más que polarizados que Guiadó y Leopoldo. Observo una gran oportunidad con vender gorgojos y gusanitos que sube lo que baja.

Ya mi vieja interpuso la denuncia por acoso ante la oficina de la mujer y el departamento de la 3era edad en la Alcaldía de Gómez en Margarita. Le pedí encarecidamente que no lo hiciera hasta que yo llegara para evaluar la situación, pero no aguanto y un día se fue muy de madrugada y a pie, desde Altagracia hasta Santa Ana del Norte.

Los hechos son los hechos.

Evidencia 1

En mi penúltima visita a Margarita, noté y con asombro, un cierto peo en la habitación donde aún duerme mi mama. Ya me parecía muy raro. Mi papa y no sé la razón de ese cambio, había abandonado desde hace ya un rato largo, su nido. Decidió unilateralmente y sin diálogo previo, abandonar el lugar que como pareja le tocaba en la cama. Decidió hace ya un cierto tiempo, dormir en una hamaca que mi vieja mandó a elaborar en el pueblo de El Cercado. Vi aquello, como una evidencia irrefutable de ese asunto de la teoría de la gravedad: Todo lo que se levanta cae y por su propio peso.

Cuando yo me vine a la isla, antes de este nueva viaje no previsto, noté el cambio. Mi papa: volvió, volvió, volvió y en varias noches, oía como un ataja perro en la habitación.

Tuve que regresarme a mis labores del fundo y ese día que salí muy de mañanita para tomar el ferry de las 7:45 am, vi con estos ojos, que la hamaca donde regularmente dormía mi viejo estaba vacía y esa noche noté el ataja perro. Vi la hamaca vacía, pero apenas atiné a preguntarme: ¿Ya la ley de la gravedad se acabó y todo es relativo?

Evidencia 2

A la semana de estar en mis fundo, después de una buenas vacaciones en Margarita y de echarme unos palitos de ron con Emigdio Malaver, mejor conocido como Millo, recibo una llamada de mi vieja en la cual me pedía: Vente ya. No aguanto a este viejo verde. Esta expresión no era de mi vieja y me dije: algo serio debe estar pasando. Mi vieja, nunca ha tenido estos arranques.

Esto fue un jueves y me acordé, que la nueva conferry tiene salida para Margarita los viernes, sábado y domingo. Junté queso, huevos de gallinas, carne de cochino salpresa y tome rumbo a Puerto La Cruz.

Ya en margarita (ahora estoy en Margarita) me siento con mi vieja y le pido que con detalles y sin tapujos, me diga lo que pasa: ¡ay mijita! Ese hombre está como un demonio en las madrugadas.

¿Cuál hombre mamá? pues tu papa mijita. Toda las madrugadas se pasa para el cuarto y anda con un agite. Está como la noche que decidió sacarme. ¿Sacarte mamá? ¿Qué es eso? Si mija, tu sabes que aquí en Margarita, antes los hombres se sacaban a las mujeres cuando los padres no gustaban de los novios. Esa noche lo recuerdo como si fuera hoy, estaba encendido y apuradito bajando trapos. Así esta ahora.

En ese momento me acordé, que hace ya varios años llevé a mis padres a Puerto Ayacucho de vacaciones y él compró allá varios frascos de picante con bachaco culuó, que después me enteré, tenían propiedades afrodisíacas.

Inmediatamente le pregunté ¿Mama y el picante? Ella me respondió con otra pregunta: ¿Que picante mijita? Ese que él compró cuando fuimos Puerto Ayacucho. Esos frascos de picante se lo comió hasta con pan. Si, caigo mijita, en ese tiempo, también se puso muy acelerado con aquello.

Pregunté: ¿ mamá sabes si se toma unas pastillitas azul o alguna pastilla que no muestre fácilmente? No mijita, se toma sólo sus pastillas para la atención y la circulación.

Evidencia 2: conversa con el viejo.

Viejo, mi mama se queja que usted quiere darle un golpe de Estado en las madrugadas. Me dice que usted anda armado y dispuesto a todo. Ella me dijo que estuvo a puntico de irse a Caracas para poner la queja ante Michelle Bachelet, porque usted como cahvista le está aplicando una de protagonismo y le está violando su derecho a dormir. Ah sí, me respondió mi viejo y seguidamente se fue con una pregunta ¿Y mi derecho a tener una vida en pareja completa?

No hija -me dice mi viejo- esa son cosas de tu mama que no entiende que todo es relativo y se le puede dar un palo cochinero a la ley de la gravedad: Todo lo que baja, también puede subir.

Pregunté: ¿Qué como en el día papá? ¿Comes picante de Bachaco culuó? No hija, yo me como la arepita que tu mamá me hacía en la mañana y en la tarde y la sopita de pescado en el almuerzo. Ahora como está amotinada no me hace ni arepita ni sopita y tengo que morir con tres arepitas al día que yo mismo hago. ¿Puro arepitas?, pregunté. Si mija, pura arepita.

Caí en cuenta. Sabía que esto podía ser un negocio y le pedí a mi papa que me trajera una de los paqueticos de harina de una marca muy conocida que yo le había traído. Colé dos paquetes de harina y observé, no sorprendida, que en cada colada me quedaron gorgojos y unos gusanitos en el colador. ¡Eureka! ¡Harinaviagra!

Colé todos los paquetes de harina que quedaban y era 100% el mismo resultado. Los mismos gorgojos y los mismos gusanitos y me dije: Con gorgojos, gusanitos y todo, se nota que esa empresa es Venezuela y su publicidad es muestra del cariño y el amor que nos tiene. Me acordé de esa publicidad que tuvo y decía más o menos así: En Venezuela hay muchas cosas en común: somos de pasión, esfuerzo, constancia, mucho corazón y además hemos crecido comiendo arepas echas con nuestro producto, queremos reconocer y agradecer a todos los venezolanos y venezolanas, ese sentimiento de pertenencia que tienen hacia nuestra marca, el cual ha sido totalmente espontáneo.

¡Listo! Ya me veo con mi viejo bate en mano o fusil en mano y en una publicidad, anunciando que las arepas con gorgojos y gusanitos de esa marca, es una contundente demostración de la condición dialéctica de la gravedad: Todo lo que baja, tiene su contrario. Esta harinaviagra con gorgojos y gusanitos, es la solución para los viejitos. Es también una evidente demostración de la relatividad. Todo es relativo. Así como lo que en un momento sube y después con el tiempo baja y se queda abajo, sin querer subir, también puede subir después de haber bajado en condiciones criticas.

Ahora pagamos casi 2 dolares por un paquetico de harina con gorgojos y gusanitos, pero también con propiedades afrodisíacas. Tres o cuatro dólares sería un precio muy bueno (¡barato!) si viene con esos gorgojos y gusanitos, pero pone contra la pared la ley de la gravedad y coloca en la cresta de la ola a la relatividad.

Comer harina de maíz con gorgojos y gusanitos será un lujo en Venezuela y una muestra de lo que puede hacer una empresa en una dictadura, que al parecer esta a favor del pueblo y en contra de los empresarios.



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Amaranta Rojas


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