Trasladan al General Baduel

—Solo unos perversos pueden tener tanto odio contra una persona. Con ese General han hecho lo que han querido, sin respetar ninguna ley.

—Gua! ¿Usted está creyendo en eso del estado de derecho? Antes lo ponían derecho a plan de machete, no sé que técnica usaran ahora. Pero alguna tienen.

Estos no les gusta meterle miedo en e cuerpo a la gente.

—Compai, a ese hombre le quitan la libertad cuando les da a gana. Si va a salir lo detienen nuevamente, lo mandan a callar y quién sabe que más cosas le habrán hecho a ese cristiano.

—Y se acuerda de cuando se le guindaban de las mochilas porque era el salvador de la patria. No había loa que no le hicieran, no hallaban donde ponerlo.

Y de pronto le voltearon la tortilla, porque hasta mal agradecidos son, comenzando porque el difunto. Uno dice estas cosas y después no las quieren publicar. Porque a lo mejor dicen que uno es un mal hablao, pero es la purita verdá.

—A estos los que le gusta es la gente ande mancita con ellos, callaitos y a todo diga amén. Pero si le hacen un reparo se vuelven unas macaureles, y ahí mismo lo convierten en un coleto.

Le sacan los trapos al sol. El otro día hablamos de esto, se acuerda.

—Claro que me acuerdo, pero es que uno no sale del asombro de dónde se anida tanto odio. Son unos chupasangres, y cuando solo queda el cuero pa´l basurero lo tiran.

Dicen que mientras más gorda es la tajá, es mejor. Como se aprovechan de la gente.

—Unos aprovechaos son. Todo es para sus intereses. Mientras les conviene. Le falta un día para salir libre y ya lo cambiaron de cárcel. Ojalá no le vaya a pasar lo peor. Que ganas deben tener.

—Las tienen y les sobra. No hayan como callar a ese general.

—El que tiene rabo de paja cuando ve candela huye. Por eso es que estos no son santo de mi devoción. Mucha mal con la gente.

Y ponen unas cara de yo no fui.

—Están entrenaitos para decir mentiras, y las dicen con una convicción que hasta el santo papa de Roma se las cree.

Quién sabe que se habrán inventado pa´meterle otros 10 años más por el pecho al general.

—A este si lo van a convertir en eterno, pero la cárcel.

Es que hasta que no le vean el hueso pelao no lo van a dejar quieto. Se la tienen montada y se afincan.

—Le han dado con todo. Y dónde estará el fiscalete, qué no dice nada. No le dijo yo, que ese habla pa´lo que le conviene. Es un guabinoso.

—Guabina y media.

—Se han ensañao con este hombre. A lo mejor fue que no le quiso cargar la mona.

Es que a estos no los bailaron ni cuando chiquitos. Ahora menos, y toda la hacen a la brava. Pero así no se hacen las cosas, porque sale lo roto por lo descosio.

—Se van ganando las malas ganas de la gente. Grano a grano llena la gallina el buche, pero esos se echan los granos a manotadas. La pura maledicencia en todo lo que hacen.

—Mire el que va allá caminando con fiereza, debe ser que va a pagar una promesa a su santo devoto.

—A bueno, ese hombre va ajilaito, pa´ dónde irá ese hombre.

Usted cree ¿qué esa noticia será para despistar a uno mientras hacen otra cosa?

—Puede ser, no sería extraño. Pero usted sabe qué es quitarle a ese general todos los derechos. Y no porque sea general, porque con otros han hecho igual y hasta peor. La vez pasada lo conversamos. A estos no le importa de dónde sea, si habla mal de ellos pa´l pote lo zumban de cabeza.

—Esas son las contradicciones, lo que hacen con las manos lo esfaratan con las patas.

—Yo mejor me voy pa´l centro a ver que se dice por esos lados. Me toca irme a píe, porque pa´l pasaje no tengo.

—Váyase por la sombrita porque ese sol está que parte piedras, y cuidao porque de pronto se le viene un aguacero encima. Y si lo agarra una gripe vaya despidiéndose de este mundo.

Averigüe a ver que dicen del general, que si Ramo Verde que si Plaza Venezuela quién sabe para dónde lo irán a meter. Y no esté hablando muy alto porque nunca falta un cooperante.

Recuerde. Por ahora, apriete.



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Obed Delfín


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