Banco-exasperación inducida

Diversas desagradables y contínuas experiencias padecemos en la banca, desgraciadamente regida por empleados del sector privado y trabajadores del ramo financiero dependientes del Estado. No se necesitan investigaciones para detectar a funcionarios sin vergüenza, disimulócratas saboteadores de la banca pública dando pésima imagen ante cuentahabientes, cuentacorrientistas, o como quiera se clasifique a quienes acuden a una entidad bancaria. Se comportan empleados de manera similar en el sector bancario privado, e intregrantes de la banca pública, conformando un funcionariado muy mal acostumbrado.

En la banca privada encargados de atender disfrutan haciéndole la vida imposible a los clientes. Sin explicaciones lógicas racionan la cantidad de bolívares a entregar, y torpedean operaciones. Si alguien protesta le echan la culpa a Chávez y Maduro, algunos se dedican a comentar y no precisamente en voz baja, sino frente a cajas o escritorios de atención, asegurando que el Banco Central "no les remite dinero suficiente...", aunque se descubra que sí disponen lo que pidan figuras del escualidismo opositor, como ocurrió con el grueso retiro que hizo Lilian, la esposa de Leopoldo López el "niño bomba" de "la salida" frustrada, supuestamente para operar a la abuelita de la otrora alegre viajera señora Tintori, que inexplicablemente no podía cancelar con tarjetas.

Son muchísimos los usuarios, que no disponen de tarjetas de crédito o débito porque en los bancos les informan que "no hay material", sin embargo honestos empleados denuncian la mentira bancaria, pues se trata de órdenes soterradas de la presidencia nacional de las entidades financieras, a objeto de que los usuarios culpabilicen al gobierno y por las largas colas, donde activistas opositores incitan a protestas. Las provocaciones malintencionadas, hechas por enemigos de la paz patria no convencen por la oscura desfachatez, y la violencia verbal y física que practican.

En la historia bancaria de EE UU, por tomar decisiones que afectaban a entidades financieras fueron asesinados por lo menos dos Presidentes. En 1865 Abraham Lincoln, y en 1963 Jhon Fitzgerald Kennedy, tema que ampliaré en otra ocasión, lo que oculta el capitalismo salvaje, el que nos roba, bloqueando nuestras compras de alimentos y medicinas, y hostiga operaciones financieras internacionales venezolanas, en definitiva creando condiciones desesperantes para invadirnos. Más clara que nunca queda en evidencia la desestabilización permanente denunciada al mundo por nuestro Presidente.



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Luis Sánchez Ibarra


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