¿Éxito o fracaso del imperio en el ensayo de apagón a Venezuela?

El sabotaje eléctrico que dejó a la mayor parte de nuestro territorio sin electricidad durante varias horas y en algunas regiones hasta durante 4 días seguidos o más, deja lecciones que deben servir para fortalecer la resistencia ante un imperio dispuesto a retomar el control del petróleo y de los recursos de Venezuela.

El enemigo imperial no discrimina al momento de arremeter contra la "tiranía de Nicolás Maduro" y está dispuesto a acabar, al precio que sea, con la "amenaza inusual y extraordinaria" que representa Venezuela para los Estados Unidos, según el Decreto Presidencial que en 2015 firmara Obama. No vimos, en estos días de apagón, electricidad en ningún edificio ni en ninguna zona "escuálida" por muy seguidores de Guaidó y acérrimos opositores y a pesar de que muchos de estos "compatriotas" apoyan la intervención militar de EE UU en Venezuela.

Lo que posiblemente, más que otra cosa, no fue sino un "exitoso ensayo" del imperio viene a demostrarnos cuán vulnerables somos al momento en el que deciden bajar el "suiche". Parece muy temprano para que gastemos energía en cantar victoria y desperdiciemos el tiempo, que puede faltarnos mañana, necesario para prepararnos cabalmente a un enfrentamiento que se anuncia largo. En el mediano plazo ya se comenzará a nombrar menos al diputado "autoproclamado", pero mientras tanto el imperio continúa sus planes que en algún momento podrían permitirle alcanzar el objetivo.

La FANB se mantiene irreductible y aunque no es descartable, para nada, que en algún momento logren alguna pequeña fisura, para los capitalistas todo y todos tienen algún precio y ellos están dispuestos a ofertar muchos dólares, no parece probable que logren, en el mediano plazo, avanzar en la desestabilización de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana como vía para consolidar el golpe sostenido que pusieron en marcha el 23E.

A pesar de la voluntad de acero con la que el pueblo enfrentó la nueva arremetida imperial, no se debe menospreciar las deficiencias en el campo de la "organización popular". El pueblo en este ataque al sistema eléctrico demostró estar más unido que nunca, pero no estamos del todo seguros que el pueblo esté "todo lo organizado posible" para continuar enfrentando y derrotando al enemigo en arremetidas que demanden más que voluntad de resistencia, capacidad de lucha contra el enemigo.

Reconocer nuestras vulnerabilidades nos obliga a prepararnos para superarlas. ¿Cómo funcionamos si nos dejan sin gasolina por un mes, por ejemplo?, ¿Qué hacemos si nos afectan Camatagua o qué hacemos para evitar que nos la afecten?, ¿qué hacemos si nos afectan los sistemas bancarios que funcionan a través de redes interconectadas o cómo evitamos estas afectaciones? Plantearnos preguntas como las anteriores y prepararnos para escenarios previsibles y mejorar tanto nuestras capacidades de resistencia como nuestras posibilidades de triunfo en próximas arremetidas imperiales es imperativo. Combatir un imperio no es juego.

Los antichavistas y seguidores de Guaidó sufrieron un colosal defraude al ver como el gobierno logró revertir el saboteo en cuestión de horas, pero aún queda por aclarar quienes son los responsables internos en el saboteo y las consecuencias que ello debe suponerle. Nadie debe desestimar el hecho de que las instituciones del Estado están plagadas de quintacolumnistas que deben ser neutralizados oportunamente para evitar males mayores en futuras acciones de sabotaje imperial.

La crisis eléctrica que vivimos recientemente debe servir además para poner coto finalmente al derroche de energía eléctrica, que al ser un servicio que no tiene prácticamente ningún costo, aún desperdiciamos indiscriminadamente.

 



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Juan González


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