23 de febrero: ¿Sí o sí?

 

¿Sí o sí? ¿No más? ¿Sin explicarnos nada? Fe ciega y mucha voluntad popular. ¿Qué negocio es éste, y qué están pidiendo a cambio los “ayudantes”? Aceptar esa “humanidad” a como sea, porque “ya lo autorizó” Guaidó, como también estaría dispuesto a autorizar la invasión… La oposición oficialista no ha dicho que esté en contra de la presencia de militares extranjeros en Venezuela. Ni ha levantado su voz de alerta contra la posibilidad de una guerra. Ni siquiera parecen sopesar que ayudar, de esa manera, pueda provocar muertes y devastación, ni nos ha dicho, entonces, qué ayuda sería esa. No han tocado el tema de la soberanía; y si Maduro y su quinteto manipulan el concepto para su desproyecto, y no se les cae la cara y el gesto, no es que no exista.

¿Sí o sí? ¿Entran y se van? ¿Dejarán aquí a los colombianos para que pongan la casa en orden? Ese orden que es la única manera de entender cómo conviven en Colombia delincuencia, narcotráfico, guerrilla, paramilitares, corrupción militar y política, y siete bases militares norteamericanas... No por casualidad, hay montones de dirigentes políticos asesinados cada año, con ordenada regularidad, al menos desde la muerte de Gaitán. Orden, sí o sí. Que hace falta medicinas con urgencia lo sabemos todos; que la situación económica es gravísima y sigue incólume la corrupción, seguramente raspando las arcas; que el desabastecimiento va in crescendo y será inmanejable, y que la hiperinflación se comerá cualquier cono monetario de su madre y de su padre, o cualquier otro que exista: ¡claro! Pero no necesitamos una macroguarimba para terminar de destruirlo todo, con la promesa espuria de retoñar felices y perfectos, como promete el ex embajador norteamericano.

¿Sí o sí? Me recuerda el “ni un paso atrás”, de la Gente de Petróleo, sacando con mala prepotencia las cuentas. No vieron que estaban poniendo el país al frente del abismo. ¿Cuántos lo dieron adelante, y a dónde llegaron o nos llevaron? ¿Mejoró en algo el enfrentamiento? ¿Un país más democrático? Había que estar de un lado o eras el enemigo: sí o sí. Chávez y la oposición lo aprendieron juntos, y luego se vieron uno al otro en el espejo. Radicales, y hoy ni raíces tenemos. En realidad, ni discurso. La afasia conceptual de Maduro es equivalente a los galimatías de la oposición belicista.

¿Sí o sí? Me recuerda el “no volverán” de Chávez, que todavía se repite como eco vacío, convirtiendo el 25% que fue, o menos, en un 85% hoy, o más. Hasta AD renació de la podredumbre, y un corrupto como Diego Arria, a cuenta de braguetazo y de hacienda confiscada, afirma que el futuro de Venezuela no está en manos de los venezolanos. Desvergonzado ladrón robado llamando a la invasión. Y sí el “no volverán” produjo su contrario, ¿quiénes, entonces, volverán? Esperemos que no Arria, por favor, Guaidó… ¡llévate al Maduro y a su cosecha, pero Arria para otro lado…!

¿Sí o sí? Gómez ni lo pensaba, era siempre sí. Para Pérez Jiménez, el sí a la macha era de Pedro Estrada. Sí o sí, insinuaba Betancourt a su ministro CAP, que solícito y servil disparaba primero, y nunca preguntaba. Sí o sí Chávez expropió sin preguntarse si funcionaría o se corrompería de inmediato. Sí o sí fueron los exprés del TSJ. Sí o sí, la autoproclamación. Es moneda corriente entre nosotros. Ahora, sí o sí es el mundo al revés. Guaidó se hace intocable, y cree gobernar sin cartera; Maduro no cae, y termina de hundir el país, sin recursos; el gobierno narcotraficante de Colombia acusa de narcotraficante al gobierno venezolano, mientras las noticias hablan de cientos de toneladas de droga que metió el mexo-colombo-Chapo en los Estados Unidos (¿sin manchar a nadie del lado de allá de la frontera?), en el mejor negocio del capitalismo internacional. Pero todos hablan de legalidad y democracia, todos se llenan la boca con el “sufrido pueblo venezolano”, sin preguntarle nada, es sí o sí. Tantas lenguas sucias ponen el infierno morado.

¿Sí o sí? Nos ayudaría mucho si los Estados Unidos, Suiza, España, todos esos países banqueros, apurados en salir del “tirano” para poner al “títere” (no son míos los términos…), nos devolvieran los miles de millones allí depositados, pero de los que no habla, si bien saqueados a nuestra nación por esta parranda gansteril; esos bolichicos tan gente-bien, y tan bien relacionados; esos ex ministros protegidos como informantes en Miami, donde hoy se hace el acopio humanitario. ¿Por qué no empezamos por repatriar capitales? Y dénselos, abiertamente, a Guaidó para que los distribuya, en vez de scorts y guardayudas. Sí, pero desembólsenlos ya, que necesitamos medicinas con urgencia, y muchas otras cosas, sí, con urgencia... Y ya que todo lo saben: socios y testaferros, blanqueo y tráfico, negocios ilícitos, etc., etc., pues para eso sirven los servicios secretos, dígannos cuánto y cuándo, dónde y cómo, que no quedará uno con cabeza. Es la mejor manera de salir de todos ellos.

¿Sí o sí? es lógica de matón y violador. Nada democrático es sí o sí; nada sensato, sano, compartido. ¿Es que la invasión es también sí o sí? ¿Abrirle la casa a los grandes poderes para que nos desalojen del futuro que nos queda? ¿No bastan siglos de desguace en El Caribe? En toda Latinoamérica. Ese mar vuelve a ser surcado con ánimos piratas por el Comando Sur de Estados Unidos y la marina británica, remake de la mala película de 1902 y 1903 que, por cierto, tenía banquero involucrado. Drake de doble nacionalidad, no sería la primera vez que quemaran Caracas. Hay que creer en el desmembramiento de Libia, y lo decomisado a Irán por ese mismo gobierno que vela por nuestros intereses. Y del patuque de Afganistán, qué dicen. No, no es falso porque sencillamente sea argumento de Maduro.  

¿Y el 23… sí o sí? ¿Es coincidencia la fecha? ¿El 23 no era el día cuando “el presidente interino” está obligado a llamar a elecciones generales? ¿Dejará de ser “constitucional” el “interino”, o hay otra interpretación a la interpretación ya hecha para sorpresa de todos? ¿La “elección” será la de la “invasión humanitaria”?

Sí o sí habla de imposición, de arbitrariedad, de muerte de la política, de verdadera incapacidad para la negociación de ambas partes (nunca se ha convocado a todos los sectores). Sí o sí no es más que el rostro remozado del maniqueísmo que ha hundido al país, y tiene el nombre de dos cúpulas, acercándonos al infierno, sólo les hacía falta el fuego.

No, y basta.

  



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Alejandro Bruzual

Alejandro Bruzual es PhD en Literaturas Latinoamericanas. Cuenta con más de veinte publicaciones, algunas traducidas a otros idiomas, entre ellas varios libros de poemas, biografías y crítica literaria y cultural. Se interesa, en particular, en las relaciones entre literatura y sociedad, vanguardias históricas, y aborda paralelamente problemas musicales, como el nacionalismo y la guitarra continental.


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