"Quizás no votemos a los de siempre y busquemos un cambio, pero yo tampoco me haría ilusiones porque a rey muerto rey puesto". Frase que se atribuye a Felipe V.

Como militante de la izquierda cristiana formado en la creencia de la justicia social, y de una economía social de mercado por voluntad propia. En un constante criterio en la batalla de las ideas en defensa de la libertad, en este artículo doy mi opinión sobre el actual conflicto político de mi país.

En este comienzo de enero 2019 asistimos a un nuevo circo en la política de este, nuestro país. Cuando, se debatió en la instalación de la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional la patética moción de usurpador de parte de la oposición venezolana mayoría en ese parlamento, el nuevo ejercicio presidencial 2019/2025 de Nicolás Maduro. Una moción de usurpador que nace muerta pero que, por supuesto, le permite al presidente del parlamento volver a hacer el ruido mediático suficiente para que la población venezolana no se olvide de que, lamentablemente, sigue existiendo, un Ramos Allup rejuvenecido.

Después de todas las guarimbas, bloqueos de calles en el 2017, y el tiempo (años) que han pasado tiroteando a un gobierno en funciones, ahora con la nomina de asesores de una estrategia atípica, y que para deponer ‘regímenes autoritarios’ y que dice atropella a "la gente", en esa nomina de asesores que cobra cientos de miles de dólares por elaborar dossiers sobre como ‘bajear’ a la dictadura y calentar las calles. Con la supuesta ayuda humanitaria se pretende que nos creamos que tienen el respaldo político y social del pueblo venezolano, lo suficiente como para desahuciar un gobierno que ellos consideran ilegítimo.

El 23E y el 2F se desarrollaron en las calles de Venezuela gigantescas marchas opositoras, donde Guaidó se atrevió a declarar, parafraseando a su flamante antecesor Ramos Allup, que "la mayoría del país apoya esta moción". Porque, claro, millones de personas que salieron a marchar en contra de Maduro aprueban la moción de su renuncia, y que son la mayoría de los más de 30 millones de venezolanos que tienen derecho al voto en unas eventuales elecciones. Menos mal que ya sabemos que los números no son la especialidad de los opositores venezolanos por los continuos revolcones electorales en 20 años de revolución.

Según comentarios el gobierno de Maduro ha empezado a enfriarle a Guaidó la ayuda humanitaria en el centro de acopio de la colombiana ciudad fronteriza de Cúcuta. De enfriarse esta operación humanitaria por la contraofensiva de Maduro. Juan Guaidó, estaría demostrando que su potencial inicial está llegando a su final, y no le quedará otra cosa que aceptar el ‘fracaso’ de un espectáculo político de baja estofa, que lo llevó a mantener un alto interés mediático nacional e internacional. La moción de usurpador del presidente Maduro resultaría una iniciativa poco ambiciosa desde la óptica de las estrategias políticas, como se ha presumido. Desde el mismo día de su anuncio. Guaidó creo no era consciente de que no contaría con los apoyos necesarios de sectores militares para que saliese adelante. Aún así, con esa pata hinchá ha continuado adelante, a pesar de saber que no conseguiría derribar al gobierno que acusa de usurpador. Al no exhibir el efectivo apoyo militar de USA. Como acusa en sus diarias cadenas de resistencia o defensivas el presidente Maduro, hasta el momento al repasar el Arte de la Guerra de Sun Tzu, no se ha encontrado en absoluto planes ambiciosos a la hora de cumplir con lo que el dice que es "la voluntad del pueblo venezolano"; y creo mas bien en un próximo "acto de capitulación humanitario". Y eso al parecer es lo que menos le interesa a la oposición, sino el protagonismo que van a tener en este proceso. En definitiva, una nueva cortina de humo de un chiripero de partidos que muere poco a poco por su falta de visión, de proyecto y de seriedad. Venezuela sigue sin tomar en serio al "neo presidente de pacotilla". Y eso en mi humilde entender, les guste o no, a muchos, no va a cambiar con dos performances mal hechos, el gobierno de Nicolás Maduro, por el que votaron los electores venezolanos el 20 de mayo 2018.