Voces libres como el viento se alzan…

Yo no quería escribir, comenzando el 2019, en torno a mi opinión sobre otras opiniones, con críticas al gobierno que preside Nicolás Maduro. Anhelaba descansar un buen rato. Pero como periodista librepensador, y como revolucionario irreductible, tengo que hacerlo obligatoriamente. Las circunstancias me catapultan a decir lo que otros callan, por mi salud mental, y tal vez por la salud mental de otros venezolanos y venezolanas. ¿Cuántas voces se alzan contra la corriente, de este proceso que suma 20 años ofreciéndole la máxima felicidad posible al pueblo venezolano? ¿Qué gusano ha picado a hombres como Isaías Rodríguez, Julio Escalona, Britto García y Néstor Francia, entre otros? ¿Por qué dicen lo que dicen? Y ¿por qué otros, que piensan igual, o casi igual, no echan para fuera sus pensamientos, o los dejan pegados en las redes sociales, o en algún portal digital, como Aporrea, por decir algo? Yo sé porque. Usted, lector, también lo sabe.

De los camaradas nombrados, en el anterior párrafo, pueden decir lo que quieran, los radicales del chavismo, pero no podrán decir que son tránsfugas o vividores del erario nacional. No podrán cuestionar sus posiciones revolucionarias de impecable trayectoria. No podrán, por más que se desvelen, ensuciar la hoja que brilla en los perfiles de estos venezolanos que, desde diferentes trincheras, están dispuestos, como el que más, a defender la Patria si el imperio llegará a poner sus garras sobre el suelo sagrado donde nació Simón Bolívar y Hugo Chávez.

¿Hay temor de hablar sobre los errores que se han cometido y se siguen cometiendo? Claro que los hay. Muchos quisieran elevar al viento sus críticas bien intencionadas, pero no lo hacen porque temen al "látigo" de los radicales, que están, como caimán en boca de caño, esperando una voz discordante, para caerle encima a "tarascazos" limpio y calificarlos de quintacolumnista. Pregunto: ¿Por qué se le teme a la crítica? ¿Por qué quieren que los de abajo pensemos igual a los de arriba? ¿Por qué se le huye al debate de las ideas, tema pregonado, a los cuatro vientos, por los "líderes" del proceso para engatusar a los incautos? Debate sobre las ideas, no hay.

A penas estamos a pocos días de que Nicolás Maduro se "monte" en el "potro" del segundo mandato. Eso parecería que está bien, para muchos. Para otro tanto, tal vez menos que muchos, está mal. Pero lo cierto es que no hay nada que hacer. El 10 de enero el llamado hijo político de Chávez será juramentado o por la ANC o por el Tribunal Supremo de Justicia, truene, llueve o relampaguee, Duélale a quien le duela. Muchas venezolanas, y venezolanos, esperan, entre ellos yo, que las cosas marchen, desde un principio diferente. Que sea, en verdad un nuevo gobierno, con ideas frescas, innovadoras y plenas de aciertos.

En ese sentido, se espera que Nicolás Maduro gobierne de veras. Que se sienta que hay un gobierno, respetuoso de la Constitución, pero duro contra los explotadores del pueblo. Que deje a tras esos clichés que ya lucen cansones y pesados, como el presidente obrero, el chófer, el sindicalista, etcétera. Usted, señor Nicolás Maduro, es simple y llanamente, tan solo el presidente de la República Bolivariana de Venezuela; que deje atrás esos remoquetes que en nada lo engrandecen, y sobre todo que cambie ese discurso rayado sobre la guerra económica y el imperio. En cambio queremos un jefe de Estado renovado y con los pies puestos sobre la tierra, que ejercerá el poder, tal como debe ser. Que se deje de estar amenazando, y pase a meter en cintura a todo aquel especulador, a los traidores y traidoras, y punto. ACCIÒN, ACCIÒN Y MÀS ACCIÒN…

Mis tres deseos, para su nuevo período presidencial, son: PRIMERO: que lo acompañado una ANC distinta en su modo operandi. Una Asamblea que se deje de manguarear y trabaje para el pueblo, apuntalando al gobierno con leyes contundentes, sobre todo aquellas que le ponga un parado a los especuladores en materia de precios, es decir frenar la locura de los empresarios y comerciantes en su afán de hacer chillar a los consumidores, hasta más no poder. SEGUNDO: que Nicolás Maduro cumpla con lo que dice sobre la erradicación de esta incontenible corrupción que campea por todos lados y a todos los niveles; que le dé duro al burocratismo, autoritarismo, ineficiencia, entre otras cosas; que demuestre que es el jefe, el que manda con todos los hierros; que demuestre al pueblo que gobierna de verdad, verdad, y que no permita que sus ministros, presidentes de empresas, empresarios y comerciantes, se burlen de él, tal y como lo han hecho en el 2018. Ojalá los Gobernadores, Alcaldes y Concejales le hagan caso, y se pongan arreglar los semáforos, las calles y las avenidas, así como a recoger la basura, y, en fin, a hacer, en sus respectivas entidades, lo que hay que hacer para echar este país hacia adelante mediante el trabajo diario. Que todos, incluyendo a los ministros, se bajen de sus cómodas poltronas y se vayan a la calle y se contagien con el sudor del hombre y la mujer de a pie. TERCERO, y último deseo: que le rebaje el copete a la súper inflación que nos agobia y nos ahoga.

Presidente Nicolás Maduro, cuídese de sus amigotes, y de los amigos de éstos. Se ve como natural querer poner en cargos importantes a gente amiga. Es plausible, pues, es mejor colocar a un amigo en un ministerio, por decir algo, que a un enemigo. Eso es elemental. Pero surgen los problemas, pues, es evidente que no se conocen a los amigos como suele creerse. Está claro que los amigos en un gabinete son los que más aplauden sus chistes, y los que se declaran cumplidores de sus instrucciones y órdenes. Sin embargo, en la práctica son esos personajes quienes le echan la partida para atrás, sin que usted se percate. Son ellos quienes de la noche a la mañana comienzan a sentir debilidad por el dinero fácil. Y cuando a usted le llegue el rumor ya es tarde. Están forrados en dineros, así como sus amigos y familiares. Y esa guachafita y festín de Baltazar recae sobre su persona, y lo debilitan como mandatario. Mantenga, pues, lo ojos pelados, ya que el poder enceguece…

El comienzo de un nuevo mandato por seis años, es propicia la ocasión para que usted, señor presidente Nicolás Maduro rebobine la cinta que grabó su gestión, y vea, con objetividad, los aciertos y los errores que tuvo en su periodo saliente. De tal forma que no vuelva a repetir los errores que, según sus opositores fueron muchos. Ya, para terminar, es bueno recordarle que no le conviene, por ningún respecto, engolosinarse con el poder, ya que éste, ejercido por mucho tiempo, endiosa y crea nidos insospechables de corrupción y de malas mañas, que juntas le hacen un grave daño al sistema democrático, y de paso le dejo esta frase que leí: "Según el curso natural de los hechos, con el tiempo el poder se debilita y cae".

LA ÑAPA:

Yo, en lo personal, señor presidente Maduro, le deseo el mayor de los éxitos en su gestión que inicia el 10 de enero. Y, de paso, le informó que, como revolucionario de pura cepa, estoy listo, a pesar de mi edad, para defender la Patria si esta estuviera en peligro, en algún momento. Pero le advierto que seguiré siendo crítico de su segundo gobierno en la medida en que cometa errores que, de alguna manera, afecten la buena marcha de un gobierno progresista que se debe a su pueblo, y debe velar por su bienestar. Le recomiendo que cambie su discurso peleón y piense antes de hablar para evitar distorsiones, y, sobre todo, decir cosas que luego no va a cumplir, como pasó en el 2018. Ejemplo: "perniles pá to el mundo". Y ya sabemos lo que pasó… ¡FELIZ AÑO… DIOS SALVE A ESTE PAÌS!

Puerto Ordaz, 2 de enero de 2019.

 

 



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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