Teoría de la historia insurgente

(Notas de una conferencia del Prof. Arnaldo Guédez)

El profesor Arnaldo Guédez, docente ordinario en activo de la Ucla, Decanato de Ciencias Económicas y Empresariales, accedió amablemente este sábado 3 de noviembre de 2018 a disertar sobre teoría de la historia-ciencia.

Lo hizo en el espacio público donde el Grupo Literario Aguaitacaminos desarrolla la tertulia sabatina creada por el librero compañero Francisco Suárez: la Plaza Pedro León Torres de Barquisimeto, llamada también Plaza de la Moneda o de los Libros Usados, frente a la gobernación del estado Lara.

Ahí tomamos algunos apuntes que vamos a compartir porque nos parecen particularmente esclarecedores de la perspectiva llamada historia insurgente y el pensamiento decolonial. Muy en boga como teoría de la acción aplicada en procesos políticos que hoy se desarrollan en Venezuela, Latinoamérica y el Caribe: Cuba, Nicaragua, Bolivia y no hace mucho también fue mayoritario en Ecuador, Argentina y Chile, Uruguay, Brasil y Paraguay (si mal no recordamos) que mantienen una conflictiva relación centro-periferia respecto a Europa o Estados Unidos, aunque como ha dicho el presidente Nicolás Maduro en los días que corren hoy con una correlación de fuerzas poco favorables. Sin embargo, la resistencia continúa porque hace parte de lo que suele llamarse “fuerza de la historia”, si bien oculta, la historia-conocimiento negada por corrientes teórica-metodológica y visión política-ideológica conservadora y justificadora del status quo.

Eso impone la necesidad como señala el historiador inglés Erick Hobsbawm (Alejandría 1917-Inglaterra, 2012) de “reconstruir la fuerza de la razón” (en “Manifiesto para la renovación de la historia”) consideramos muy personalmente fue parte del esfuerzo que ha hecho el Prof. Arnaldo Guédez en el evento dicho y de manera sucinta e inconclusa, porque lo ideal sería que fueran varias sesiones.

Al hablar de la teoría de la historia, comienza diciendo el Prof. Arnaldo que conviene decir que la historia-ciencia e historiografía o la producción escrita acerca de cómo se ha construido el relato del pasado remoto y contemporáneo y la finalidad de este. Es decir, cómo justificar ciertos sistemas sociales y su moral efectiva no ha sido valorada como se debería porque, y contario al lugar común, la historia no es ciencia del pasado humano como del futuro. ¡Novedosa y sorprendente afirmación!

Esta función “prognostica” de la historia, es el neologismo que usó el experto, (predictiva o que prevé el futuro de acuerdo a ciertas condiciones iniciales), la torna una ciencia útil. No mera recreación o lamento nostálgico, típico de los adoradores de los ripios del pasado; la historia menuda y la anécdota florida muy buena para las tertulias, pero poco efectiva para la toma de decisiones en las organizaciones sociales, empresas públicas o privadas a la hora de emprender o diseñar políticas en su accionar.

Esa tarea no es fácil.  Exige un compromiso muy concreto de parte del historiador: compromiso de comprender, explicar e impulsar las dinámicas que mueven la historia actual, acompañar los procesos, con fines de construir el futuro; que es la proyección del pasado y el presente. De donde se tiene que, como dice Marc Bloch, la incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado…

 Se comprenderá ahora, pensamos, la importancia de una revista como “¿Memorias de Venezuela”, elaborada y distribuida por el Centro Nacional de Estudios Históricos” que recrea la historia nuestra desde una perspectiva sociopolítica que no todos en la academia comparten o más bien combaten desde el postgrado de la Universidad Católica Andrés Bello, por ejemplo; además, una atisba algo acerca de la importancia que tienen los archivos de los estados y municipios, tan poco atendidos u otros “archivos muertos” de ciertas instituciones.

Resumamos, pues, sin mayores dilaciones la aludida exposición, la historia no ha sido valorada como ciencia, siendo que (a) es la “ciencia como tal”, paremos mientes en que toda disciplina de conocimiento tiene una historia-acontecimiento sobre la que se elaboran ciertas interpretaciones. Notemos que los hospitales tienen un departamento de historia médicas, es la historia personal e histología y etiología, salud y salubridad pública; la historia es, a un mismo tiempo, la más antigua y la más reciente de las ciencias sociales y humanas, la disputan para sí la literatura, la geología, arqueología, paleontología y la historia natural, llamada también Philosophia Naturalis, de tal suerte que hasta la ciencia tiene su historia y sus historiadores, como sería el caso de Thomas S. Khun  con su famosa obra Las revoluciones científica técnicas (1963); luego se detuvo (b) en la naturaleza del conocimiento histórico, su origen y la validez de éste.

Acotó que los hechos históricos son únicos e irrepetibles, porque los hechos sociales siguiendo a Emilio Durkheim en sus “Reglas del Método Sociológico” son aquellos que impactan la conciencia de individuos y colectividades; pueden ser “reconstruidos” mediante testimonios y evidencias, documentación directa e indirecta, como suelen decir los especialistas, y una vez establecidos no pueden ser cambiados; lo que cambia es la interpretación que se tenga de ellos, una vez que se posean nuevas referencias documentales o testimoniales, por lo que “el laboratorio de la historia” viene a ser la sociedad en su proceso, los hechos pasados, recuerdos; entre así en conexión con (c) la “Crónica”, una modalidad de trabajo intelectual que a veces adquiere ribetes de creación artística,  piezas literarias o ensayísticas como las de Arístides Rojas o Mariano Picón Salas, Gil Fortoul y otros cuya escritura de la historia con base en la tradición oral o documental han influido en Venezuela para establecer (d) una determinada “periodificación”: conquista, provincias, colonia, independencia, oligarquía liberal, conservadora, guerra federal, etc.

Con ello se permite afirmar que la historia política ha prevalecido por sobre la historia económica y social y es el siglo XX cuando la disciplina toma otros rumbos teóricos y aparece la denuncia sobre la manipulación de la historia oficial u oficiosa, porque también hay la historia de la subalternidad, la historia oculta o desde abajo, que plantea un asunto final (c) las fuentes históricas (vestigios, testimonios, labor de arqueología, documentos) que a veces por intereses político-ideológicos se han echado a un lado cunado son aspectos fundamentales para elaborar un conocimiento de la historia-acontecimiento más coherente con los intereses de los grupos socialmente negados, colonizados y considerados hasta sin historia.

Así se tiene de todo lo anterior que los tiempos históricos revelan un ritmo específico o diferente a tenor de la subjetividad y visiones compartidas de las comunidades de nación, ya que el tiempo histórico es una construcción social, un segmento que recoge las relaciones humanas, de tal suerte que la comprensión de los eventos del pasado remoto o contemporáneo está en relación a la ecuación, valga la expresión: tiempo, espacio y sociedad determinada, de acuerdo a los intereses legítimos y prevé el futuro.

Consideramos que este tipo de temas tratados en una breve conferencia, repetimos, resultan muy esclarecedores. Además de sugerir muchas lecturas como, por ejemplo, de Erick Hobsbawm “Entrevista con el siglo XXI”, Alvin Toffler “La tercera ola”, Gabriel García Márquez “El amor y otros demonios”, Peter Scowen “El libro negro de América. El antiamericanismo y la política exterior de EE. UU”, Jacinto Pérez Arcay “Hugo Chávez. El alma de la revolución bolivariana pintada en el papel”, obras todas que a nuestro parecer revelan un en enfoque de la historia acontecimiento más reciente sobre la que hay que profundizar.



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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