Nicolai Hartmann y el chavismo o la necesidad de una radicalización ética de la revolución

En alguno de sus libros Edgar Morín ese cultor de la complejidad, expone la tesis que las ideas no mueren, sólo quedan flotando en el espíritu o cultura humana, hasta que alguien las retoma y repotencia adaptándolas a las nuevas necesidades sociales de otra época. Por supuesto que se refiere exclusivamente a las ideas valiosas, porque las carentes de valor son desechadas al basurero de la historia donde poseen un simple interés anecdótico para mostrarnos hasta donde puede llegar la estupidez humana.

Esta intelectualmente atractiva idea de Morín no le pertenece en su totalidad, ha sido extraída por él del denso archivo histórico del pensamiento, donde pululan innumerables nombres que se pierden en el recuerdo del anonimato. No en vano el bonaerense ciego Jorge Luis Borges nos habla en su misterioso cuento ficcional "Tlon Uqbar Orbis Tertius" de un mundo donde los geógrafos utilizan en su cartografía la escala real de las dimensiones físicas, los sabios elaboran unas insólitas matemáticas y la literatura es escrita colectivamente y en consecuencia anónima. En nuestra búsqueda de la proposición de Morin sobre la pervivencia de las ideas, topamos por una parte con una concepción cíclica del tiempo, donde este fluido misterioso e indomable se mueve de manera pendular en un pasado-presente y un presente-futuro y por otra parte con la categorización que hace Hegel en su obra "Fenomenología del espíritu" y específicamente, en un pasaje muy ameno llamado "El amo y el esclavo", donde estructura los componentes de cualquier idea en tres momentos o movimientos: la idea en sí, fuera de sí y de vuelta en sí. El primer movimiento o de la idea en sí, es cuando la autoconciencia formula la descripción o tesis de su percepción del mundo que le es externo, el segundo momento o la idea fuera de sí, implica la antítesis o reconocimiento por parte del yo, de la existencia del otro, lo cual saca a la razón de un pensamiento solipsista y constituye el germen de una epistemología social correspondiente a la visión del mundo por los otros. El tercer movimiento o vuelta en sí de la idea, representa la síntesis y consiste en el momento en que cada individuo de la polaridad amo-esclavo desea o apetece ser el otro para poder superar la alienación de un no ser o ser incompleto. Como podemos observar, estas múltiples determinaciones y posibilidades teóricas del sistema de Hegel abrirían las compuertas para el desarrollo de las ciencias sociales por lo que la juventud revolucionaria hegeliana optaría sus preferencias por el maestro. Teóricos y hombres de acción como David Strauss, Bruno Bauer, Ludwig Feuerbach, Max Stirner, Karl Marx, Federico Engels, Mijaíl Bakunin entre otros, vieron en esta teoría la posibilidad de cambiar las viejas estructuras del estamento militarista prusiano en la dirección de un vetusto Estado Absolutista y así redimir las clases sociales explotadas.

Es de hacer notar que Hegel en el texto precitado, menciona varias veces la obra "Elementos de teología" del filósofo griego llamado Plotino de Constantinopla nacido el 412 DC y considerado como uno de los últimos neoplatónicos quien recoge la idea platónica de la trasmigración de las almas con su carga de recuerdos traída del perfecto y múltiple mundo de las ideas o topus uranus, a lo cual añade Plotino la unidad de las doctrinas teológicas politeístas o paganas con el joven , insurgente y prestigioso cristianismo como ideología revolucionaria que caló profundamente entre las inmensas masas depauperadas por el modo de producción del esclavismo clásico; simbiosis religiosa que salvó del colapso por varios siglos al llamado Imperio Romano de Oriente, demostrando en la práctica el eficiente utilitarismo político de las ideas, aun de las más peregrinas y sutilmente irreales como es el "problema" del alma.

Otro de los filósofos que recoge la tesis de la inmortalidad o renacimiento de las ideas es el profuso pensador alemán Nicolai Hartmann, él es uno de esos personajes que, a pesar de su gran talento y arduo trabajo de investigación, pasan desapercibidos o mejor dicho no muy bien ponderados por sus contemporáneos, todo lo contrario, a los dos filósofos existencialistas que gozaron de tanta popularidad y a quienes Hartmann refutó con sólidos argumentos lógicos, como fueron Heidegger y Sartre.

Ha pasado más de medio siglo de la muerte de este insigne pensador para que su extensa obra comience a ser discutida en las universidades, su vida austera y callada contribuyó a su propio ocultamiento, dicen quienes le conocieron que se desplazaba diariamente de su casa a la universidad de Gotinga en bicicleta y no utilizaba la máquina de escribir, elaborando su extensa obra en manuscritos lo cual denotaba su fobia por la tecnología y la sencillez de sus costumbres. Su obra abarca un amplio espectro de temas filosóficos que van de la lógica, psicología, epistemología, ética, estética a la ontología, siendo en esta área donde pasó de ser neokantiano a rechazar las aporías de Kant con respecto al tiempo y el espacio como impuestos por la razón en la comprensión a priori de los fenómenos físicos. De hecho, su alejamiento de Kant por influencia de Brentano y Husserl, lo acerca a Aristóteles y por eso algunos subjetivistas lo han denominado con el calificativo o acaso descalificativo de "neorrealista ingenuo", nosotros preferimos llamarlo realista radical u objetivista que fundamenta su metafísica estableciendo una diferenciación entre el ser y el ente donde el primero representa la unidad de lo que existe, mientras el ente se refiere a lo particular con toda su diversidad; ambos conceptos forman una visión total u holística de la estructura del mundo real. Define las cosas, no como condicionadas por la conciencia, sino al contrario, las cosas son como son y la conciencia es un reflejo de ellas, la conciencia simplemente objetiva las cosas, pero no es igual el objeto fuego que su ente, o verdadero fuego, el primero no quema.

Para Hartmann las cosas o entes, poseen varias características dicotómicas:

_ Se perciben o no mediante los sentidos

_ Se aperciben o no, ya que el hecho de percibirlas nos lleva a reflexionar sobre ellas, si no las percibimos o recordamos no son objeto de nuestra reflexión o apercepción.

_ Además, las cosas se recuerdan, se añoran o repudian en la medida en que provocan en nuestro "YO" apetencias.

Es de hacer notar que, con estas tres características del ente, Hartmann vincula su ontología a una psicología del "YO".

Hartmann redescubre al neoplatónico Plotino trabajado por Hegel, e incorpora el concepto del retorno de las ideas también expuesto por Nietzsche en su concepción de un tiempo cíclico o "eterno retorno" que sólo lo romperá el "super hombre" cuando venza su miedo a vivir.

La larga serie retrógrada en la Historia de la Filosofía de individuos que han hablado del regreso de las ideas, es numerosa y estoy seguro que se escapan otros nombres: Morín, Hartman, Nietzsche, Hegel, Plotino y Platón, a este último de la lista, si es que hay un último, tal vez lo inspiró un sabio de la Atlántida.

Como corolario de esta reflexión quiero añadir que volverán a oírse sobre la faz de la tierra las ideas transformadas y revigorizadas del cristianismo, anarquismo, romanticismo, bolivarianismo; regresará Buda, Jesús, Bolívar, el Che y otros pensadores; regresará el Bolívar revolucionario de la guerra de independencia, el de la "Guerra a muerte" que fusilaba a los traidores, corruptos y hambreadores del pueblo, el que atravesó los Andes a caballo y gastó su riqueza personal sin exigir nada a cambio. Lo que no podrá volver es el chavismo del caudillo populista y demagogo, de los viajes lujosos, de la corrupción y la incapacidad que nos ha sumido en el peor de los destinos.

Esta es la razón del declive de la izquierda en América Latina, la derrota del peronismo-kircherismo, del lulaismo, del chavismo-madurismo y de todos esos pequeños e infames ismos que plagan de miseria a nuestra América irredenta.

Si queremos hacer una transformación de nuestra patria grande se hace necesario que el ideario esté sustentado en una moral integra y altruista, capaz de asumir los mayores sacrificios en pos de un sueño de justicia social y libertad.



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José Burelli

Economista. Maestría en Relaciones Internacionales. Subdirector de Cultura UNESR. Profesor de la UNEFA, Universidad Pedagógica de Caracas.

 joseburelli@hotmail.com

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