¿Qué carajo pasa con el café?

Nos hemos acostumbrado a escuchar por las redes y en los medios, al ministro Castro Soteldo y a otros personeros del estado, líderes comunales, gerentes de empresas "socialistas" y empresarios, hablando sobre el gran impulso que se le ha venido dando a la producción del café venezolano, uno de los mejores del mundo y que fue uno de nuestros principales productos de exportación antes del petróleo.

Nos cuentan como desde el estado se ha venido apoyando cada vez más a los productores del rubro, con créditos, ayuda tecnológica, semillas, fertilizantes y pare usted de contar.

Nos alegramos ilusamente con las buenas noticias de que ahora si podremos adquirir café de buena calidad a precios por lo menos justos. Cabe preguntar ¿justos para quién?

Póngase usted a buscar un kilito de café por allí, si lo consigue tendrá que pagarlo al precio que el infame bachaquero arbitrariamente decida.

Una bolsa de 200 gramos de café, la mayoría de las veces no sabemos si es café o que, pues en realidad casi ni huele ni sabe a café, no baja de 150 bolívares soberanos, si por buena suerte consigue Ud. Un buen café, ya sea de alguna marca reconocida, o de alguna otra de las tantas que se han ido creando en los últimos años, por supuesto con apoyo y financiamiento del estado, o sea con el dinero de todos los venezolanos, el paquetico de 200 gramos no baja de 220 soberanos, y por medio kilo no piden menos de 500.

Entendamos algo, 1000 Bs. Soberanos por un kilo de café es casi lo mismo y hasta más de lo que se consigue un kilo de café colombiano en cualquier bodega en Gringolandia. Veamos, a precio de dicom, pongámoslo alrededor de 60 bolos para no dejar, y hacer más fácil el cálculo,1000 bolos son aproximadamente 16 dólares gringos. Pregunte por medio kilito de café colombiano en el norte y le costara ente 8 y 9 dólares, por supuesto en un Starbucks, o en algún otro sitio sofisticado una mezcla exótica le costara de unos 20 a 25 dólares, pero estamos hablando de café normal de buena calidad. Por nombrar alguno y sin ánimo de hacerle propaganda, el café Juan Valdés, del que muchos dicen es café venezolano extraído de contrabando y envasado en Colombia, al parecer no solo nos roban y revenden la gasolina…

Es fácil entender la necesidad de diversificar la exportación, y lo correcto de apoyar a nuestros productores agrícolas, pero carajo ¿quién le pone el cascabel al gato?

Es necesario que los ministros encargados de este rubro, tanto el comandante Soteldo como el ministro de exportación u otras autoridades competentes, le metan el ojo a este asunto, y quizás en algún programa de televisión, de esos que nos muestran las "cosas buenas", por la radio o ya sea por las redes, nos expliquen a los ciudadanos de a pie por que el café, para los venezolanos se ha vuelto un artículo de lujo.

Por cierto el kilo de azúcar, bachaqueada, ya solo se consigue por más de 100 soberanos, ¡cuando se consigue! La de 32 bolos, brilla por su ausencia o se acaba a la mitad de la cola…!Mano dura contra los bachaqueros, especuladores, acaparadores y demás delincuentes económicos!



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Gustavo Corma


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