Del discreto encanto de la burguesía a la burguesía revolucionaria

Luis Buñuel se quedó pendejo al lado del ministro de agricultura que ha creado el argumento para otra película que sin duda recibirá galardones tan altos o más altos que el famoso film El discreto encanto de la burguesía. Esta fantasía del cine se llamará La burguesía revolucionaria y será filmada a todo trapo en el Palacio de Miraflores. La obra maestra narra la historia de un campesino que harto de la vida rural, entre mosquitos, caña clara, pesca de pavón, joropo recio y mujeres en alpargatas bailando escobillado decide marcharse al burgo capitalino, luego de haberse desprendido de su vaca mariposa, unos cuantos gallos de pelea y dejar el germen suyo regado en unas cuantas mujeres que parieron catiritos como él. La ciudad y sus destellos de prosperidad es lo suyo, allí la gente acaudalada pasa por alto cualquier cosa menos la chabacanería, la falta de arrogancia y la demostración del poder de gastar que luego se transforma con facilidad en poder político, el que promueve las transformaciones, porque son los acaudalados los que presionan los cambios en la sociedad. Eso pensaba el autor de la obra maestra y también fue el carácter simbólico del personaje principal de la obra, venido de la nada ahora convertido en Don Lorenzo.

Todo esto sucede mientras los campesinos hastiados, como lo estuvo una vez el ahora Don Lorenzo, avanzaron sobre Caracas y tomaron los corazones de la gente, de la mayor parte, menos de la burguesía que entre la buena vida, los viajes a reinos lejanos y civilizaciones antiguas que hoy marcan la pauta de la economía mundial, se han cultivado en la mejor literatura del mundo, la música, el ballet y el teatro parisino. ¿Qué mejor a tres botellas de vino francés para debatir sobre otro mundo mejor posible, sin alpargatudos, sin pobreza, sin huele pegas? ¿Cuáles mejores ideas que aquellas de los ilustrados que han visto lo mejor del mundo, ciudades sin huecos, con gobierno digital, con policías rubios paseando en bicicletas sin que haya una sola novedad policial en años?

La obra maestra de Soteldo muestra la contradicción histórica entre la burguesía del refine y los campesinos altaneros que tomaron Caracas, pidiendo tierra, incluidas las extensas sabanas improductivas que ahora Don Lorenzo quiere poseer para, con su sapiencia burguesa, hacerlas granero del mundo.

Entre ambos grupos en pugna, la burguesía revolucionaria y el campesinado, se organiza un encuentro para hablar de futuro. La reunión es interrumpida por una prostituta bellísima llamada Constitución, que la burguesía revolucionaria aprovecha para manosearla. La obra que se llevará a la pantalla gigante tiene muchos vericuetos entre la realidad y la fantasía; y al final, los campesinos salen derrotados por la sapiencia de la burguesía revolucionaria; así regresan a la vida rural, entre mosquitos, caña clara, pesca de pavón, joropo recio y mujeres en alpargatas bailando escobillado. Es posible que allí se engendre otro Don Lorenzo.

Cuando le conté sobre este trabajo cinematográfico (La burguesía revolucionaria) a un amigo muy apreciado que tengo en el interior me dijo: A ese ministro se le fermentó la cabeza o como decimos en el llano, se intoxicó de sabiduría. La burguesía tiene como propósito instaurar sus valores en el ocaso de las revoluciones semejando que el Pueblo ha triunfado y la libertad sigue intacta. La revolución la hace el Pueblo llano cuyos valores aun triunfando quedan en mora. Eso lo dice la historia de las revoluciones.



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Miguel Mora Alviárez

Profesor Titular Jubilado de la UNESR, Asesor Agrícola, ex-asesor de la UBV. Durante más de 15 años estuvo encargado de la Cátedra de Geopolítica Alimentaria, en la UNESR.

 mmora170@yahoo.com

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