¿Podrá Venezuela superar el rentismo petrolero?

Venezuela desde el día 15 de abril de 1914 cuando la compañía Caribbean de capital norteamericano, hizo el hallazgo del pozo Zumaque (llamado en la actualidad MG-1), se podría catalogar como el inicio de su transformación de un país agrícola y pecuario, en uno productor de petróleo.

Sin embargo, ya desde 1878 existía en dicho país una empresa que refinaba y exportaba hidrocarburos llamada Compañía Minera Petrolia del Táchira, fundada por empresarios y agricultores nacionales, casi de manera paralela con la super corporación Standar Oil (1870) del magnate John D Rockefeller. Se puede inferir entonces, que Venezuela históricamente ha estado en la vanguardia de la industria petrolera mundial.

Más de un siglo de explotación petrolera transformó con sus pro y sus contras, para siempre, la sociedad venezolana, por cuanto su historia política y social, va tomada de la mano del avance o retroceso de su principal recurso de exportación, marcador de su economía. Millones de venezolanos dejaron sus conucos, abandonaron sus pueblos de provincia, renunciaron a ser peones y capataces de hacienda; para transformarse en los primeros proletarios de la joven Nación, no quedándoles otra opción a una vida de pobreza y necesidad en el campo sin escuelas, sin hospitales, sin las mínimas condiciones sanitarias de subsistencia; los cinturones de pobreza creados alrededor de los campos petroleros de la Shell, Creole Petroleum Corporation, entre otros.

En fin, se abandonó el campo abandonado (valga el pleonasmo), trayendo consigo el efecto de la mono producción, la mono exportación y la producción de materia prima; flagelo que todos los gobiernos del siglo XX sin excepción, quisieron defenestrar con resultados poco alentadores y poniendo en tela de juicio los pronósticos de eruditos y opinadores, sucumbiendo uno a uno, cada gobernante a la tentación de despilfarrar el ingreso petrolero en importaciones de los más sofisticados manjares, hasta los más elementales de los alimentos, incurriendo en la "Enfermedad Holandesa".

Ahora bien este proceso de degeneración económica, no fue en lo absoluto algo espontáneo o natural, totalmente lo contrario, fue premeditado y calculado por los grandes capitales mundiales, colocándole a Venezuela un papel periférico de la economía de EEUU, Reino Unido y Holanda. Occidente y sus compañías petroleras se aseguraron año a año, colocar no solamente en Venezuela, sino en la América Latina y el Caribe, al más genuflexo, alineado y servil de todos los líderes políticos de la rancia oligarquía criolla, en el puesto de Presidente o Jefe de Estado que iba hacerse de la vista gorda del saqueo de recursos naturales de la Región, a costa del sufrimiento de todo un Pueblo.

Todos y cada uno de los golpes de estado, habidos en Venezuela desde aquella Revolución Libertadora del burgués Manuel Antonio Matos en 1901 hasta los atentados terroristas (mal llamados Guarimbas) del año 2017, sin excepción, han tenido una pestilencia a petróleo y las manos imperiales manejando los hilos de aquellas marionetas disfrazadas de estadistas y militares. Todos los intentos fallidos por querer salir del rentismo petrolero desde Cipriano Castro hasta Hugo Rafael Chávez Frías, sin excepción, hieden a petróleo.

Los poderes fácticos hemisféricos, harán hasta la guerra si es necesario para que la principal reserva de petróleo del Mundo, no deje su papel de segundón y consumidor de cuanto produzca la economía obsoleta y atávica Occidental y no se convierta en un País independiente, autosustentable y soberano; ¿podrá lograrlo Nicolás Maduro?

No ha habido persona más subestimada en la actualidad, que el Presidente obrero venezolano, no hace falta repetir los improperios y señalamientos que incurren sus detractores y críticos mal sanos, porque sería rebajar el nivel del análisis; no obstante ha ideado una estrategia disruptiva, para salir de todo un siglo de rentismo petrolero, no es una plan económico más, no es una solución a las tantas vorágines inflacionarias que se han vivido en el pasado para dejar todo como está, es un todo o nada, es en mi humilde opinión un salto cuántico económico solamente comparable al que hizo Deng Xiaoping en la República Popular China en 1978.

Me atrevo a comparar ambas situaciones, por cuanto la ayuda China al Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica es inédita en América Latina, plagada por las recetas fracasadas del Fondo Monetario Internacional (FMI). Este emprendimiento, fuera imposible de aplicar en el mundo unipolar hegemónico, dominado por los Estados Unidos de América, por ende en un siglo de historia hay variables nuevas fundamentales, que no las cambiará las rabietas y los ataques de twitter de un oligofrénico orate en el Despacho Oval.

Aunado a lo anterior, se ha hecho una profunda inversión social en 20 años de Revolución en zonas de Venezuela que estaban históricamente depauperadas como es el medio rural, así como ha habido un fenómeno migratorio hacia el extranjero (producto natural de una crisis económica estructural, la cual ha vivido hasta potencias mundiales como Alemania y China), se está viviendo un proceso de retorno al campo, que alguna vez abandonaron los abuelos y padres de la juventud emprendedora venezolana, la cual contando hoy en día con escuelas, instalaciones sanitarias, asfaltado de calles, títulos de propiedad de la tierra donde pisan, medios de comunicación alternativos y el apoyo de un Estado Democrático, Social de Derecho y de Justicia.

En conclusión, la República Bolivariana de Venezuela está aplicando una reforma económica única, sin un solo dólar prestado por parte de las Instituciones Globales y a espaldas de Occidente, avalado por una Nación respetuosa de la autodeterminación de los pueblos y la no injerencia en los asuntos ajenos, como es la República Popular China, por ello de funcionar hará un efecto dominó en la Región y ¿por qué no en el Mundo y su historia?, se explican por sí los ataques histéricos del status quo otrora imperante, de allí las amenazas de guapetón de barrio, matón mafioso, cobarde sin argumentos… por tanto quedará de los venezolanos no repetir los errores del Gran Viraje, de los enésimos planes de la nación, o más recientemente las dilapidaciones de pródigo de la última bonanza petrolera, que queramos de una vez por todas, hacer un País de verdad y no una colonia de nadie, tenemos todo y no hay mejor momento para hacerlo.



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Jesús Millán


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