Corte de luz

 

Un nuevo "corte de luz", sobre todo de madrugada, se ha venido convirtiendo en una experiencia escalofriante para gran parte de la población venezolana. Un objetivo y una verdadera meta política de quienes sólo ven en el 'tormento' del venezolano la manera cómo alcanzar el posible y esperado punto de inflexión del gobierno (de Maduro). La gota que colme el vaso y que origine el quiebre definitivo de su gobernabilidad. El momento oportuno para comenzar "hacer política por otros medios". El horror de una pesadilla que algunos están seguros poder escapar cuando la total aniquilación del oponente sea la única manera como se considere posible enfrentarse en unas insalvables y amenazadoras diferencias políticas.

La estrategia que actualmente se cierne sobre Venezuela, y en particular en contra de su pueblo, tiene como verdadero propósito el bombardeo sistemático de su psiquis. Promoviendo y procurando más que 'realidades de malestar', 'sensaciones de angustia' que logren anidar y atizar arraigados y encolerizados estados de zozobra e inseguridad. Diseminar la perturbadora visión (y narrativa) que actualmente Venezuela se haya sumergida en un 'caos infernal', en una Crisis Humanitaria que por no poder ser contrarrestada ni solucionada por el Estado (dado su incapacidad) obliga y justifica un ambiente de 'selva', en el que el "sálvese quien pueda" bien determine el NO reconocimiento ni admición del 'respeto de las leyes', ni mucho menos la consideración del daño que se le pueda estar haciendo a los demás al momento de buscar la obligada "salvación" personal.

Si bien nuestra actual realidad connota periodos sumamente difíciles, extremos y de crisis, el tratamiento que hacen de ella no busca ni pretende realizar un ecuánime diagnóstico (que a la postre contribuya a la bien anhelada solución) si no por el contrario escandalosamente trabajan no sólo para empeorarla sino para provocar otras aún peores. Magníficándolas, después, al extremo de "dinamitar" con ellas el colapso definitivo de nuestra convivencia y, por tanto, de nuestra mancomunidad como venezolanos.

"Echándole leña al fuego" la ofuscación y el aislamiento (incluso) son pasos 'sagrados' para generar un ambiente de confrontación permanente (no solo en la población en general sino, y sobre todo, en aquellos sectores que se declaren aún a favor del gobierno), a los que pretenden desde una supuesta postura "critica" inocularles el 'miedo' necesario para que al menor estímulo desconocido reaccionen de manera 'refleja'. Derivando en respuestas tan 'defensivas' que rayen en lo visceral irreflexivo, distorsionando un "sentido común" que comenzaría a ser gobernado desde los 'instintos' y el 'individualismo más extremo y corrosivo', impactando de manera negativa sobre el 'imaginario' de la población venezolana, llevándola al desconocimiento de aquellos prelados de 'camaradería' y 'solidaridad' que hasta hace poco resultaban dignos y todo un honor emular.

Compulsivos y delirantes complejos de persecución, disociación explosiva e incluso psicótica vienen siendo "realidades" con la que se pretende "alimentar" la perturbada persepción de que 'todo está perdido' y que 'nadie sirve'. Impaciencia, irritabilidad extrema y, sobre todo, marcados complejos de inferioridad que promuevan el "lugar común" "YO SOLO SIRVO, YO SOLO IMPORTO". Una descalificación y desconocimiento perpetuo del "otro" y su trabajo. Una enfermiza manera de GENERALIZAR TODO a partir de una personal y sesgada visión e interés. Donde lo que nos rodea cada día nos lo convierten en "razonamientos" conspirativos y maniqueos. Una predisposición a resolver todo a partir de la fuerza y sobre todo hacia los análisis "disparen primero averiguen después".

Con justificada razón los más detestables pero efectivos manuales de tortura ideados en este pendenciero mundo otorgan a la privación y alteración del sueño propiedades inimaginablemente poderosos. Capaces de 'ablandar' o perturbar, sobre todo si se aplican de forma prolonganda y sistemática, hasta el más cuerdo y equilibrado de los mortales. Reducir a buena parte de la población en una sugestionada, temperamental y psicótica "bomba de tiempo", que luego de explotar pueda convertirse en la excusa perfecta para que desde el extranjero nos vengan (militarmente) a "solucionar" nuestros problemas, resulta imperdonable y abominable.

El estado de indefensión y agotamiento que produce cualquier interrupción del fluido eléctrico (y por tanto del sueño) ha venido significando y agravando la manera como los venezolanos y las venezolanas deben reaccionar y comportar el asedio de la actual crisis de su país. Cobardemente siendo obligados a padecer y desfallecer ante el trauma y el terrorismo de una Guerra Económica, miserablemente agrabada por el psicótico bombardeo mediático, y una sensación de aislamiento por la continua falla de las telecomunicaciones (incluyendo el Internet), resulta un 'coctel infernal y patológico' que bien describe la clase de mentalidad a la que nos estamos enfrentando.

Psicoterror que si bien por momentos pareció haber logrado sus planes, la evidente y escandalosa falta de credibilidad y liderazgo de los personeros de la Oposición en Venezuela (totalmente concentrados en su confrontación interna) vienen permitiendo un interesante 'reflujo'. Un 'rebote' que dentro de poco bien podría estar cambiando radicalmente la suerte de los actores.

Para gran parte de la población venezolana resulta indiscutible y significativo el hecho que ha sido el presidente Maduro (y todos los que lo acompañan) quien ha demostrado decidido interés y única preocupación por encontrar soluciones a la actual crisis de los venezolanos. Lo que lo hace el político que, para bien o para mal, mayormente acapara las expectativas, las esperanzas y la atención de todos los venezolanos. Realidad que del otro lado (en la Oposición) ninguno ofrece la más mínima 'confianza' ni 'valoración', todos son menos que considerados que meras 'abstracciones' o 'intentos fallidos' de unas nomenclaturas sumamente cuestionadas y beligerantes.

Como en el relato "Florentino y el Diablo a la Oposición (nacional y extranjera), cual Diablo 'le viene cogiendo la mañana', se le viene acabando el tiempo. Nuevamente parece que acabará como el mítico Sísifo, mientras Maduro, como buen "catire quita pesares" parece estar por lograr la proeza histórica de resistir y vencer lo que parecía 'imposible'.

La reciente visita del presidente venezolano a la República Popular China, y el fastuoso recibimiento que dispensará Xi Jinping a Maduro, sin contar con la futura entrega crediticia de 5 mil millones de dólares, aparte del futuro lanzamiento del satellite Guacaipuro (para fortalecer nuestra plataforma de lucha en Internet), como era de esperarse, viene generado la inmediata reacción de quienes comienzan con preocupación ha sentir el indiscutible apoyo del gigante asiático no solo a Venezuela sino al Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica impulsado por el presidente venezolano. Lo que vendría ha replantear significativamente la 'correlación de fuerzas' en la región.

La próxima reunión anual de la ONU, así como las elecciones ha realizarse en Brasil y Argentina depararán interesantes y determinantes noticias para el país. Los grandes y siniestros 'cortes de luz' se vienen solucionando sobre todo en el asolado Maracaibo. Aunque es de prever nuevos atentados, "rodilla en tierra" los enfrentaremos. Sobre todo por la certeza que estamos recuperando de una vez por todas nuestra gasolina, nuestra soberanía y nuestro pundonor. ¡Ni un litro más...!
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Waldo Munizaga


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