Luis Almagro hecho en USA

Dedicar tiempo a personajes siniestros como Almagro es resaltar la indecencia y la imbecilidad, enanillos como ese, la mayor y mejor ofensa es pasarlo por desapercibido y no pararle a sus desafueros. Hay sujetos que se desviven por llamar la atención, convertirse en comedilla, se extasía cuando la mediática los coloca en las primeras páginas y sus víctimas dedican miles de cuartillas impresas para confrontarlo y unas cuantas horas para rebatir sus sandeces en la mediática radial y audiovisual. Almagro perdió hace mucho tiempo la pudicia, el sentido de honor y de patria.

Hay quienes alimentan sus conciencias en ridiculeces y se desviven en ser ridículos. Hay quienes hacen uso de la verborrea para copar de sandeces el discurso público y poner la mirada y los oídos de muchos a su morfa figura y alcanzar en cada episodio un éxtasis diarreico de su rareza.

En la viña del señor hay de todo es un decir de la cultura judeocristiana. Los seres gentuallas son pocos, hay evidente mayoría que se distancian en el acometer actos despreciables. Los gentuallas son los primeros en ser reclutados por la élite de poder para sus desmanes, reúnen las exigencias actitudinales para las fechorías, son los primeros seleccionados para cumplir los roles de verdugo.

Los Almagros copan la escena de la mayoría de las grandes corporaciones multinacionales de la política, y hay momentos, como el actual, donde tienen una presencia notoria en las principales cabezas de los gobiernos.

Los gentuallas saben los que son y disfrutan ser lo que son. Todo lo que los haga sensibles al sentido del pudor y la sensibilidad le rehúyen, incendiar lo que no está incendiados, arrasar la paz para sembrar las semillas de la guerra, animar a los bandoleros a ponerse de acuerdo para atacar a mansalva a los pueblos dedicados a cultivar el trabajo, los valores supremos y principios, motivar para arremeter contra la solidaridad y la corresponsabilidad, la cooperación y la reciprocidad por ser males consejeras en un mundo gobernado por el capital y la mezquindad los induce alcanzar el clímax de su enfermedad. Las horas hombre que el gentualla Almagro dedica a nivel de la OEA, como organización Ku Klux Klan, y el resto de la cofradía expandida a nivel continental y mundial, resulta costosa en los planos social y cultural, económico y financiero para todos los pueblos de la patria grande que no dejan de aspirar por más unión entre sus hermanos, el logro del buen vivir y dignificación, soberanía e independencia, solidaridad y protagonismo comunal.

Los pueblos no representan ningún valor para Almagro, la guerra sólo la conoce a través del cine y la televisión. Ella para él es apenas una diversión de dos horas, pasado ese tiempo, viene el reposo, la parranda y la lujuria. El vaquero, hecho en USA lo lleva por dentro. Ese gentualla, es una ofensa para el Uruguay, la gran patria de Mario Benedetti.

fparadavalero@gmail.com



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