Palante… ¿Quién dijo miedo?

El fracaso de todos los intentos por obstruir el avance de la revolución por parte de los facinerosos opositores, los hace cometer errores cada día más graves, que los presenta ante el pueblo venezolano como lo que realmente son: criminales fascistas, cipayos y traidores a la patria que los vio nacer. La histeria y el desespero los lleva a hundirse cada día más en el desprestigio; propio de todo aquel carente de ideas que vayan en función del desarrollo social y de principios patrióticos y soberanos. Palante Nicolás, que no podrán detener este constructivo avance de nuestro pueblo, que con valentía y dignidad sabremos defender este proyecto político, herencia de Bolívar y legado de Chávez. Palante, que por cada paso que den en su afán destructivo, nosotros avanzaremos a paso de vencedores, sin amilanarnos por su odio y su veneno, porque tenemos mucho amor para darle al pueblo y a la patria, cumpliendo así el sagrado compromiso con Chávez y con la historia de este país, de no desmayar ni dar descanso a nuestro brazo hasta librar a Venezuela del yugo imperial y la apátrida oligarquía. Cada día estamos más conscientes de nuestra obligación revolucionaria, por eso cada vez que ellos ataquen, nosotros contraatacaremos con más fuerza, con el renovado aliento de quienes luchamos por la justicia social, la paz y el derecho a ser dueños de nuestro destino. Palante presidente, que cada día que pasa estarán más desesperados, al ver que este gobierno ni se doblega ni lo amedrenta nadie. No va a variar en su convicción de gobernar para los pobres, hagan lo que hagan los ricos que seguirán arremetiendo contra el pueblo, el cual tendrá así la oportunidad de ver donde están los violentos, los que buscan implantar sus ideas, sembrando el caos y la desestabilización en nuestra población que solo quiere y busca tranquilidad para trabajar en paz. Así seguirán perdiendo credibilidad y calle, de lo cual tampoco podrán darse cuenta, pues los ciega el odio, la torpeza y las ansias de poder; condiciones muy malas consejeras cuando se trata de saber analizar, pensar y concretar un proyecto político con visión de futuro para un país como Venezuela. Palante con paso firme e ideas claras, convencidos ya como estamos de que con terrorismo no se puede dialogar, al terrorismo se combate con ideas, pero también con los mecanismos y los instrumentos que nos garantiza nuestra constitución y los órganos jurisdiccionales. Esta derecha desquiciada ha confundido nuestra vocación de diálogo con temor y vacilación, tendremos que enseñarles que el pueblo venezolano despertó convertido en un gigante indomable y no conoce el miedo, por lo que si fuesen inteligentes, sabios y prudentes, el miedo debería andar entre ellos; o al menos debieran medir un poco sus pasos y disociados planes. En todo caso vamos a hacerles saber que esa confusión les llevará una vez más, a tropezar con la misma piedra que se llama pueblo, al que continúan subestimando al igual que a su presidente, otro error que también les ha salido algo caro. No puede ser de otra manera, para quienes carecen de sentido común para dirimir y discutir las ideas en un plano civilizado, sensato y de sanidad mental. Palante Nicolás, que por encima de los terroristas tarifados y mensajeros de la muerte, pujaremos en esta tierra de Bolívar y Chávez para que nazca esa nueva patria, ese tiempo nuevo, esa nueva economía al servicio del ser humano; esa educación y esa salud al alcance de los más necesitados. Que este esfuerzo que hoy hacemos, que es grande y noble, porque busca la felicidad y tranquilidad de las mayorías de este pueblo, será la base esperanzadora, garantía de una democracia económica que todo país soberano se merece. Presidente palante, que esta terrorífica alianza oligarquía-imperio, al final tendrá que convencerse que gracias a Chávez, este pueblo aprendió a defender sus derechos y su soberanía, que junto al aprendizaje, hoy contamos con una alianza que no solo nos hará fuertes y soberanos en nuestras posiciones ideológicas, sino que también viene abriendo brecha en este camino de entendimiento, y en el trabajo que juntos venimos haciendo los movimientos sociales y las fuerzas armadas bolivarianas; una poderosa herramienta de lucha de este proceso bolivariano que no tiene marcha atrás. Por eso camarada presidente, la repuesta a esos criminales planes de la derecha tiene que ser más revolución, más socialismo. Que sepan que meterse con Nicolás Maduro es meterse con la alianza cívico militar, con los trabajadores, los campesinos, la juventud en general; es provocar a un pueblo que hoy anda junto al ejercito con la espada en la mano, presto para salir en defensa de la patria, presto para continuar batallando, laborando en distintos ámbitos de este camino amplio, de este exigir profundo que es la revolución bolivariana. Presidente, duro con esas mafias de la política decadente, cuyos desmanes se deben a que se saben derrotados, derrotados por la conciencia y el sacrificio de un pueblo que no les perdona que lo utilicen aprovechando sus necesidades para aplicar políticas deshumanizadas, donde el hambre y la salud son sus principales armas contra los venezolanos, siempre amantes de la paz y la sana confrontación de las ideas. Palante Nicolás, que sus acusaciones de que somos un país forajido, terrorista y narcotraficante, no se las creen sino los mismos apátridas vendidos, pro-imperialistas y mercenarios de la política, ya que la verdad es conocida mundialmente y ella es, que Colombia se erige como el primer productor de droga en el mundo, y que Estados Unidos el primer consumidor; esto es tan real que no hace falta ahondar mucho, ni dar tantos detalles sobre la materia. Asimismo, todos sabemos que es en Colombia, Méjico, Honduras, Paraguay y Chile, principalmente donde asesinan a diario a dirigentes sociales, que se enfrentan a terratenientes, mafias y paramilitares. Sectores creados y sostenidos por los gobiernos lacayos de estos países. Otra gran verdad es que el principal terrorista del mundo son los Estados Unidos de Norteamérica, lo que le ha servido para justificar su expansión, control y total dominio de los territorios y recursos naturales en el mundo, son los casos de Libia, Irak y Siria, las pruebas más irrefutables del papel yanky en la formación, apoyo y mantenimiento de los grupos terroristas en el mundo. Los pueblos se preguntan: quiénes son los beneficiados con la existencia de estos grupos terroristas, narcotraficantes y paramilitares en el escenario internacional? Palante presidente, que usted y nosotros sabemos que esta lucha no es una escaramuza cualquiera, forma parte de la lucha de clase, del explotado contra el explotador, de la vida contra la muerte, del bien contra el mal, la alegría contra la tristeza, el bienestar contra la barbarie; por eso en esta lucha no puede haber ni medias tintas ni retroceso; el camino como decía Argimiro Gabaldón, es duro y difícil, pero es el camino. Vamos a trabajar duro, a unir lo que haya que unir, recoger lo que haya que recoger, desechar lo que haya que desechar. Nos han planteado la confrontación en un terreno donde no debe haber ni consideración ni contemplación con nada ni nadie, el especulador, el acaparador, ese que roba al pueblo, sea rico o pobre, oligarca o revolucionario, cristiano o ateo, hay que enfrentarlo, combatirlo, someterlo y castigarlo. Debemos enviar al hombre y mujer de la calle un mensaje de confianza, que se sientan protegidos ante la avasallante especulación de comerciantes y empresarios que juegan con el hambre del pueblo venezolano, adolecemos de vicios, resabios y malas mañas que se han venido alimentando con la impunidad, la vista gorda, el compadrazgo, la palanca y la complicidad. Todo cambio social requiere de hombres y mujeres formados dentro de valores y principios basados en la honestidad, la solidaridad y en el trabajo colectivo en beneficio de los seres humanos. Quienes se acostumbraron a vivir de la trampa, el engaño y el ventajismo, serán siempre un obstáculo en el camino hacia la construcción de lo sano, lo bueno, lo productivo. Palante presidente, porque no es poca cosa lo que hemos logrado, pero lo que nos falta por lograr es mucho más grande y hermoso; por eso urge revisar para reorientar nuestra forma y nivel de compromiso con el trabajo revolucionario, la forma de vincularnos con el pueblo trabajador y las comunidades organizadas, o por organizar en los distintos escenarios de los sectores sociales; la forma de dirigir, orientar y relacionarnos con el compañero o compañera de base, a quien algunas veces llegamos a subestimar y relegar su participación, sin tomar en cuenta su experiencia, su capacidad y su disposición al trabajo. El muy arraigado método elitesco de dirigir, que a pesar del esfuerzo de Chávez y Nicolás, persiste en nuestras filas, mantiene a un gran sector de venezolanos revolucionarios, al margen del trabajo político-organizativo que tanto podría ayudar al avance y consolidación de nuestra revolución bolivariana. El grupismo, el sectarismo, el dogmatismo, entre muchos otros vicios, junto a la ausencia de un recurso humano bien formado sobre la base de una verdadera praxis política, convierte muchas veces a los movimientos políticos en cenáculos de imprescindibles, o islas de elegidos, que inmersos en su reducido mundo, en su particular y habitual realidad, no se percatan que pasa el tiempo y con el, las oportunidades de aportarle al nacimiento de una nación libre y soberana; ésta presidente, es otra área del trabajo político al que se le debe prestar la atención debida, dada su relevancia para el fortalecimiento y la irreversibilidad de este proyecto político revolucionario. Imprimirle a nuestro trabajo la verdadera conciencia, la sapiencia y el espíritu de pueblo que debe tener, producirá las condiciones para que sucedan los cambios revolucionarios, que se darán con diferente velocidad en el tiempo y el espacio, para darle el poder a las comunidades del pueblo soberano y así que el nuevo Estado, sea propiedad social de todos los venezolanos. Ello será cual agua que se filtra por las rendijas de la roca emergiendo al final, cual gigantesco torrente que formarán indetenibles cascadas, que conformarán ríos que alimentarán océanos. Cuando eso suceda camarada presidente, habremos hecho la revolución. El tamaño de este compromiso que hoy tenemos con la historia debería ser elemento de reflexión sobre la responsabilidad y el papel de cada uno de nosotros; entender que la revolución no es una moda ni un hobbie, es una actitud y una condición sustentada en una conciencia social pública que rechaza la injusticia, y la opresión de las mayorías. Por añadidura el revolucionario entonces es ese hombre y mujer, ese ser comprometido que con esfuerzo, lealtad, capacidad y conciencia revolucionaria, humilde y honesto, claro en todo lo que significa el trabajo y las relaciones entre los revolucionarios, entiende que un dirigente no es un ser todo poderoso, infalible, que todo lo sabe y lo puede. La revolución y nuestro presidente, en las circunstancias en que estamos, necesitan de un partido y unos movimientos sociales identificados con la marcha victoriosa de la revolución bolivariana, de unos dirigentes dispuestos a oír al pueblo; que entiendan que de él vienen y a él se deben. En resumen en este proceso cada uno de nosotros tenemos una tarea que cumplir, cada quien en su terreno debe aportar lo mejor de su experiencia y conocimiento, y no es que cuando tenga tiempo. Para hacer la revolución siempre debe haber tiempo porque más que ayuda, es un compromiso – si somos realmente consecuentes con el discurso- lo que tenemos todos con Nicolás, con la patria y con el legado de nuestro líder comandante Chávez. Sintámonos agradecidos con la historia que nos reservó esta época de nuestras vidas, para darnos la ocasión de contribuir con la construcción de un mundo nuevo, sobre bases sólidas en lo humano y social. Tengamos presente que lo que hemos hecho en estos años, es muy pequeño en comparación con lo que vamos a hacer en los años que siguen. No le dejemos todo al presidente, el viene haciendo su parte, hagamos nosotros la nuestra.

José Ramón Blasco (Guameño).

Septiembre 2018



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Ramón Blasco


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