María Corina me quiere gobernar y yo le sigo, le sigo la corriente

¡Claro está!: "porque no quiero, que diga la gente/que María Corina/me quiere gobernar"

Alegato firme que hace un cronista ¿ex? ñángara, -El Tal Cucho Berbín-, firme partidario de Un Régimen Gubernamental Férreo, al frente del cual, debemos poner Una Cuaima Mandamás Que No Crea en Cuentos. Y defiendo, -¡a capa y espada un régimen de esa naturaleza!- … porque he sido feliz recipiendario de sus Indudables Efectos Benéficos Económicos, de Tranquilidad de Conciencia y Crecimiento Espiritual Ilimitado.

Es otra mañana, lumínicamente muy semejante a la de aquella vez en que tuve el fortuito y fantasioso encuentro (sí: ¡fascinante!, como de Ciencia-Ficción) con La Abuelita Roba-Patas-de-Pollo. Solo que las coordenadas espacio-temporales son las de La Quinta República y los adecos van llevando zambombazos políticos por doquier. La alegría jacarandosa, el rumbeo desmedido, el bochinche "güiskisero" y la reidera compulsiva se han acabado. Como El Pan de Piquito. Durante VEINTE largos años los adecos (… y sus derivados y afines) NO han pegado NI UNA… y eso los tiene, -uno los entiende, por más que sea: ¡no son de piedra!- irascibles, enfurruñados, contestones, embarbascados y turulatos. "Al Borde de Un Ataque de Nervios", como en la película de Pedro Almodóvar. Me dirijo, esta vez, al ventorrillo de mi vendedor de ocumos caripiteños asiáticos preferido: Merardo del Jesús Marcano, oriundo de "El Maco", Isla de Margarita. ¿Estará relacionado por vínculos sanguíneos con Gaspar Marcano, Sonia? -¿Entonces, Merardiñus? ¿Cómo están esos ocumos chinos? Tienen pinta de estar piches, Merardiñus. -No, Profe, son de pura calidad, certificada por Julito Piquetico y Pedro Cedeño, El Sociólogo Güapachoso. Llévelos con confianza. -Mira, Merardiñus: la última vez me dijiste lo mismito. La mujer mía sancochó esa vaina y como estaban malucos y agua’os …esa bendita mujer mía, sin avisarme … ¡me cayó a trompadas! Duro-duro, Merardiñus. Y si no grité es porque soy ¡muy macho! Y los vecinos me iban a escuchar los berridos lastimeros y el moqueo. Todavía me duele mucho el "jocico" para hablar. Pero algo aprendí. Un morenazo de anatomía descomunal éste Merardo del Jesús Marcano, -que pareciera consumir cada día sacos del mismo producto que expende… junto con tarrotes tarajayos de colesterólica mayonesa; ¿Faltaba más? Merardo, ante mi tajante afirmación (¡mi mujer me pega bien duro!), se olvida de todo lo olvidable. Todo él es un signo de interrogación machalengo, viviente y palpitante. Como que le hubiese dicho que de hoy en adelante va a llover… ¡pero de abajo para arriba! Y me pregunta, con suma y mayúscula incredulidad: -Profe: ¿Y USTED, DE VERDAD-VERDAD, SE DAJA PEGAR POR SU MUJER, JAH?; -Sí, Merardiñus. No solo me dejo pegar -¡a mucha honra, carajo!-, sino que te aconsejo a ti, que -¡también!- TE DEJES PEGAR BIEN DURO-DURO. Cuanto más y más duro … ¡mejor! Y te explico en detalle y de seguidas, el porqué de mis apotegmas. Eso ha cambiado mi vida, Merardiñus. Vuelco total. Absoluto. Después de esas dosis puntuales y necesarias de carajazos… ¡soy otro ser bien distinto! Yo era un hombre vagabundo, realengo, callejero, rueda-libre, que se trasnochaba, mujeriego, mani-roto, tarambana, incapaz de planear nada, pica-flor y borrachón ,-¡por demás!. Hasta que mi mujer -¡en gracia de Dios y a buena hora!- comenzó a atapuzarme mis carajazos. ¡Bien-bien-bien duro, caracha, Merardiñu! Y me enderezó a punta de carajazos. Como quien le hace latonería con mandarria a un carro chocao. Ahora: me rinde la plata, no derrocho mi sueldo brindándole a amigos-parásitos, a bichas re-malucas, me acuesto temprano, dejé la bebida y sus efectos perniciosos e irreversibles a largo plazo. Atiendo a mi mujer en el lecho nupcial -¡bien, pero muy bien atendida! Tanto "julepe viril" seguido, rítmico, revolichado -¡y potente, pana!- que a veces protesta: ¡’Ta bueno, Cucho! ¡Bájate un ratico, Vale! ¿Tú no te cansas, ah? Por lo que el peligro de que un "Come-Muslos" me "coma el maíz salteado", "me ruya el casabe por la orilla", "me soplé el bisté a mis espaldas"; o le suene la aguda corneta del Punto "G" a mi mujer …HA DESAPARECIDO COMPLETAMENTE. Ahora duermo a pata suelta. Hasta he recomenzado El estudio de Los Grandes Clásicos de La Literatura Universal, El Hobby de Las Observaciones Astronómicas y La Comida Francesa, cosas que había abandonado por la sinvergüenzura y las perversas juntillas. Por si fuera poco: estoy bien con mi conciencia, -nada de paternidad irresponsable, ni miriñaques rarosos, ni cueros, ni costosos "segundos frentes". Nada-nada fuera de Las Paredes de Mi Santa Morada Hogareña y El Dulce Corazón de Mi Adorada Mujer. Me compré un sombrero bien-bien grande para espantar a las nenas ociosas que osen aproximárseme con inconfesables intenciones libidinosas. Y voy a la iglesia. Religiosamente: no pelo un domingo; así llueva, truene o relampaguee. Le reparto limosnas a las viejitas que veo más arruinaííítas. Mi suegra bigotuda, otrora metiche y por siempre gordiflona … ¡tan contenta ella ahora! ¡Me adora y ya no encuentra donde ponerme, como santo nuevo! Tanto es así que me prepara majarete espolvoreaíto con canela y cachapa burrera. El día que sea. A la hora que sea. Basta que yo medio-medio abra la boca. Y ante cualquier antojo sale -¡‘esmachetada!- a comprármelo. Me encapricho de las cosas más "inconseguibles" (especialmente si no es temporada de cosecha u obtención): jovo la india, ponsigué, pichigüéi, pitajaya, mango tino, castañas, ponche-crema, huevas de lisa de cachorreta o acemitas de Chejendé (…). Parezco mujer preñada. Y ella sale loquita-loquita y lo consigue. Sospecho que comenzó un escabroso miriñaque sexy con el frutero-vende tutti, con el exclusivo objetivo de que la surta oportunamente de mis más peregrinos antojos. Yo paso y él me mira de manera harto picarona y cochambrosa. Y mi suegra me pone como ejemplo cuasi-inimitable, role model, a todas las suegras de los edificios circundantes. Y ellas dizque quieren agarrarme un pichón. Tanta felicidad la mía, Merardiñus, que a veces me levanto en las mañanas pensando que es una fantasía inasible, gaseosa quimérica. Y, -¡NO Y NO!. Es Una Verdad Pétrea y Sólida como Un Templo. Yo te lo aconsejo de pana, Merardiñu. Propónselo a tu mujer. Como cosa tuya; ¿Tú me entiendes, verdad? Comiencen con unos cogotacitos suaves. Después tus escobazos más durangos: segunda fase. Para rematar con sopla-mocos, arañazos, empujones, zamaqueadas, trompones y tate-quietos. Y muchos regaños y gritos ensordecedores. Especialmente cuando estés viendo tu programa favorito de la tele. O estés pasando un ratón bien verraco. Cuando te compongas, -¡como yo!-, desaparece todo-todito ese calvario. Y viene, a continuación, la catajarra de recompensas. Tienes, pues, ahí: La Medicina de El Buen Comportamiento, las dosis y La Progresión Didáctica de La Ingesta. La Piedra Filosofal de La Máxima Felicidad Hogareña. Puedes consultarme periódicamente. Te he ofrecido La Fórmula de La Dicha entre Parejas sin haberte cobrado una locha. Es como una saber arcano. Y nada te cuesta, Oh, Amigo, Expendedor de Exquisitos Ocumos Asiáticos Caripiteños. Cuando mucho, me das una ñapita de ñame de vez en cuando. -Profe-pro-pro-profe, -Merardiño tartamudea, vacila y no encuentra palabras en el -¡ya de suyo!- escaso vocabulario de vituallero agropecuario y montaraz. Tal es su estado de desconcierto y mayúscula estupefacción que no atina a articular sonidos humanos, en las primeras de cambio. Mi-mi-mi-mi-mire, Profe: si mi mujer medio-medio me araña una mano, yo le doy sopotocientos trescientos cincuenta mil quinientos ochenta mil seiscientos veinte y cinco CARAJAZOS. De una sola asentada. Y si medio-medio protesta, le duplico o cuadruplico la dosis. ¡Porque eso no se le hace a un hombre! Y, -¡ultimadamente-, ¡QUIEN LLEVA LOS PANTALONES EN MI CASA SOY YO, NO JODA! ¿Quién se parte el lomo y suda y re-seda para comprar comida para la casa, ah? Éste negrote macho que está aquí: ¡YO!… Y AQUÍ, Profe, en mi puesto de vituallas, mientras yo viva, NO HAY MÁS OCUMO CHINO, NI BUENO, NI PICHE, NI ÑAME, NI TOPOCHO JINCHÓN PA’ USTED. No vuelva más por aquí O LE CHUCO A FIFÍ, MI NOBLE PERRO GUARDIÁN PARA QUE LO MUERDA. ¿Se imagina que usted difunda esa Filosofía de Blandengue, Quesito Flojitico, Alfeñique, Firi-fire y Pati-Tembleco en MI ventorrillo y ENTRE MIS CLIENTES? Se derrumbarían Los Firmes Cimientos de La Sociedad Monaguense. Y quien sabe si los de Toda Nuestra Querida Patria. ¿Y qué van a decir de mí? ¿Qué se me afloja la oblea y boto la segunda en subida, ah? ¿O que fumo tabaco con la candela pa’dentro, ah? Me marcho "con el rabo entre las piernas". Silente. Sin aspavientos. Pero muy convencido de que poseo -¡completa y absolutamente!- La Razón. Y de que Los Pensadores Visionarios de Toda La Historia de El Bicho Humano Pensante y Bípedo, hemos sido rechazados, despreciados, vilipendiados, mofados, perseguidos, exiliados o encarcelados en pestilentes mazmorras, por sujetos analfa-bestias (cuando no decididamente cuasi-ágrafos), como éste lamentable e ignaro Vende-Ocumo-Chino-Sin-Luces-Sin-Viajes-Ni-Cultura.

AHORA LE ENTRAMOS, QUERIDOS CIBERLECTORES A María-Corina-me-quiere-gobernar-y-yo-le-sigo-le sigo-la-corriente.

Creo, MUY firmemente, que María Corina me quiere gobernar -y yo le sigo/le sigo le sigo la corriente/porque no quiero que diga la gente/que María Corina, me quiere gobernar-, podría ser La Porta-Estandarte Mayor, La Figura Cimera, La Encarnación Humana de esta Filosofía en Ésta Hora Menguada del Terruño Vernáculo. PERO A NIVEL DE ESTADISTA Y POLÍTICO. Un año luz más allá de esta domesticidad risible de mi mujer y yo. Llegó la hora, -¡definitiva ésta vez; por fin ésta vez, ineludible y urgente ésta vez!-, de tener Una Cuaima Culta en Miraflores. Una Jeva de Pulso Firme y -¡¡¡sopra-tutto!!! …-, Mandona. Bien Mandona. Una María Corina y Me Dejo Gobernar. Y que nos dé LOS TROMPONES, LOS EMPUJONES, LOS REGAÑOSY LOS SOPLA-MOCOS NECESARIOS PARA ENDEREZAR EL RUMBO DE LA PATRIA. El ícono, -para banderines, franelas, chapas y botones-, podría ser un chaparro, un fuete o un látigo. Me gusta el último, por los efectos sonoros. Me imagino comercial (para t.v., cine, YouTube, medios en general) en dos partes: primera mini-escena: se observa una catajarra de niches enchinchorrados roncando. Se escucha (efecto sonoro tipo "Indiana Jones"), el restallar de un látigo. Lo maneja María-Corina-Me-Quiere-Gobernar. El látigo impacta las nalgas de los morenazos. Huyen despavoridos en todas direcciones. Fade off a segunda parte del comercial: se observa a los mismos afro-venezolanos halando escardilla, cargando güacales repletos de frutales. Se escucha melodía pegajosa en off: "trabaja, negro, trabaja/y vive de tu sudor/porque así el pan que te comas/tras la faena/sabrá mejor". Tengo mucho más idea revolichándome en la totora. Pero es trabajo intelectual. Y por ello exijo dolarillos. ¿Es cómo justo, no?

Y SERÁ HASTA LA PRÓXIMA, CIBERLECTORES: ¡SI MI MUJER ME DA PERMISO PARA ESCRIBIR LA CRÓNICA … CLARO ESTÁ!



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Cruz Berbín Salazar


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