La viabilidad sociopolítica del programa de recuperación

 

davidrmalaveb@gmail.com

Como muchos venezolanos no me cuento entre los que de manera automática aplaudieron los anuncios del Presidente Nicolás Maduro en el marco del Programa de Recuperación Económica, Crecimiento y Prosperidad (PRECP), ni tampoco entre los que prefieren denominarlo Programa de Exterminio pronosticando el apocalipsis con su aplicación. Con lo que vivimos es suficiente para pensar en soluciones milagrosas o confrontaciones estériles. Los hechos que vivimos desde la cotidianidad se han convertido en una terrible amenaza para nuestra integridad, ciudadanía y calidad de vida. Una hiperinflación galopante, el colapso y deterioro de los servicios públicos, la destrucción de nuestra moneda y la inseguridad que nos acecha en cualquier lugar para convertirnos en victimas indefensas de criminales y bandidos, entre otras situaciones. El asunto es que ni con aplausos o vivas al PRECP ni con el llamado a desconocerlo y etiquetarlo como un proyecto de exterminio vamos a ir resolviendo la crisis, que requiere del esfuerzo consciente y responsable, y de la valentía de la mayoría de los venezolanos. El sacrificio ya lo estamos haciendo y desde hace rato. Solo buscamos oportunidades para construir soluciones.

Tengo una pregunta cómo ciudadano y militante del socialismo bolivariano. ¿Cómo puede el Programa de Recuperación Económica, Crecimiento y Prosperidad alcanzar un mínimo necesario de viabilidad sociopolítica para poder implementarse con éxito? Más allá de lo brevemente explicado por las más altas autoridades del ejecutivo sobre los ocho anuncios centrales del denominado Programa de Recuperación Económica, Crecimiento y Prosperidad es necesario preguntarse sobre la viabilidad sociopolítica que tienen, porque a todas luces, así se nieguen a reconocerlo los altos jerarcas del gobierno, es un programa impuesto y no el producto de un acuerdo social para revertir un conjunto de situaciones que desde hace rato están requiriendo acciones concretas, y sobre las que se han dado muchas propuestas. El ajuste del absurdo precio de la gasolina, el precio prohibitivo de alimentos y medicinas, el colapso de los servicios públicos, entre ellos el de salud y transporte, la inseguridad del ciudadano que transita por lugares públicos, la devaluación de la moneda por un infame manejo de las divisas.

El asunto es que, entre otras cosas, darle un mínimo de viabilidad sociopolítica a este programa puede implicar cambios y modificaciones que no sabemos si el ejecutivo estaría dispuesto a realizar considerando el tiempo disponible para hacerlo. Lo más probable, en mi opinión, es que continúen adelante a trocha y mocha contando con la incapacidad e incompetencia que tienen los partidos de la oposición para conectarse con la población demandando consensos y rectificaciones. Me supongo que la mayoría de los partidos del GPP, que se encuentran en la condición de franquicias, sumarán su apoyo a este programa con declaraciones tartamudas y adulantes.

Por otro lado, ya se comienzan a percibir, principalmente a través de las redes, que para una parte del país el Programa de Recuperación Económica, Crecimiento y Prosperidad es la solución esperada, son las tablas de Moisés para salir de la crisis, y al mismo tiempo que para otra parte los anuncios realizados son propuestas incoherentes, inaplicables y hasta contradictorias, y finalmente para un sector radicalizado, desde hace mucho tiempo, que esta es la última escalada del régimen con un programa de exterminio y destrucción para ganar tiempo.



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